Mi Pequeño Angel

Capitulo 4

Una vez que habíamos terminado las clases, Aaron se había ofrecido a llevarme a casa en la camioneta pero le había dicho que no porque él venía en su auto pero para mi sorpresa se lo presto a James y él de ofreció a llevar a Clara a casa, por lo que Aaron y yo estábamos solos en la camioneta de camino a mi casa, tomo mi mano mientras con la otra estaba en el volante, yo lo quería mucho, tenemos casi seis meses como novios y jamás me ha hecho algo para lastimarme, aunque pensándolo bien, jamás me habían lastimado en mi vida, como decía Clara, tengo mucha suerte.

Y eso lo comprobé con Aaron, él era muy guapo, importante en el colegio y yo había tenido la suerte de estar con él, nos habíamos conocido hace un año cuando me ofrecí de voluntaria para acumular fondos para los equipos deportivos del colegio, habíamos hablado un par de veces y nos habíamos hecho amigos en poco tiempo, hasta que en la fiesta de uno de los campeonatos me invito a ir con él y me pidió ser su novia, mamá lo conocía y le daba su aprobaciones pero papá... bueno él era otra historia.

– ¿Quieres pasar? –le pregunte una vez que aparcó la camioneta frente a la casa.

– ¿Debería?... no hay nadie en casa y no sé si sea correcto.

–No vamos a hacer nada malo –dije –Podríamos ver una película.

Hizo una mueca y me reflejaba lo inseguro que estaba.

–Por favor. –pedí y saque un poco mi labio inferior, él sonrió.

–Sabes que no puedo negarme a esa carita.

Sonreí victoriosa y él beso mi mano, luego ambos bajamos de la camioneta con nuestras mochilas y caminamos hacia la casa, me estremecí al ver el cielo nublado, otra vez no.

– ¿Qué pasa? –preguntó Aaron.

Negué.

–Nada, vamos –le dije y entramos casa, cerré la puerta un vez que ambos entramos y dejamos la mochilas en uno de los sofás y me di la vuelta para envolver mis brazos en su cuello, tuve que ponerme de puntas.

– ¿Qué haces? –preguntó.

–Nada –sonreí y bese sus labios, estaban un poco fríos pero después de un tiempo se volvieron cálidos, sentí sus manos sujetarme las caderas y pegarme a él, luego me aleje un poco cuando sentí un bulto muy duro bajo sus pantalones, me reí.

–Dios como puedes hacerme esto... –murmuró Aaron.

–No he hecho nada –me reí y volvió a besarlo, pero luego él se alejo.

–Mad, te quiero pero enserio no quiero que pienses que estoy contigo solo para follarte, me importas así que creo que deberíamos esperar más tiempo antes de... dar el siguiente paso.

–Wow.

– ¿Qué? –preguntó el sujetándome por las caderas.

–Eso es muy lindo –murmuré y bese su mejilla. –También te quiero y sé que es muy pronto para que demos el siguiente paso.

Sonrió y me beso la frente.

–Te esperaré

Asentí.

–Bueno mi niña –me cargo e hizo que envolviera mis piernas en sus caderas mientras él me sujetaba de los muslos, como si no pesara nada –Vamos a ver qué podemos hacer de comer para poder ver la película.

Me llevó hasta la cocina en sus brazos y me dejo en la barra para ir al refrigerador y abrirlo.

–No quiero comer tanto –dije. –Qué tal si solo comemos palomitas y vemos la película.

Él cerró el refrigerador y camino hacia mí colocando mis piernas a cada lado de sus caderas y beso mi nariz.

– ¿Donde están?

–Arriba del microondas –me reí.

–Que original –murmuró entre risas y luego puso las palomitas dentro del microondas, aproveché que estaba arriba de la barra y me puse de pie en esta para abrir una puerta de la alacena y tomar un tazón grande en donde pudiéramos poner las palomitas, lo tenía en mis brazos pero perdí el equilibro y sentí que iba a caerme al suelo pero rápidamente sentí como si me sujetaran por detrás y me empujaron suavemente hasta tomar de nuevo la puerta de la alacena.

–Gracias –dije y mire detrás de mí, Aaron estaba aun frente al microondas y se giro cuando hable.

– ¿Porque? –preguntó, él estaba bastante alejado de mí.

¿Cómo pude sentir que me ayudaban a mantener el equilibrio y librarme de caer directo al suelo? Oh dios, esto me daba miedo.

–Por...por nada –dije y me senté de nuevo en la barra de la cocina y puse el tazón en mi regazo, mire alrededor. ¿Y si era un fantasma? Un fantasma amable que me había ayudado a no morir, porque ahora que lo pienso... jamás me había pegado con algo en toda mi vida, no había sentido dolor físico, jamás.

–Palomitas listas –dijo Aaron para luego quitarme el tazón de las manos y ponerlo en la barra y abrir las palomitas y ponerlas dentro de esta, luego me ayudo a bajarme al suelo, mis piernas temblaban y eso pasaba cuando estaba asustada y lo estaba, no, peor, aterrada, un fantasma me había ayudado a no morir.

– ¿Te sientes bien? –preguntó Aaron.

Parpadeo y asiento.

–Sí, yo... iré a poner la película.

Camine hacia la sala con miedo, aunque dentro de mi sabía que tenía que sentirme segura, alguien o algo me estaba cuidando y eso era bueno ¿no? Tome las películas que están en la caja bajo la televisión, tome una de zombis, me gustaban y a Aaron también así que me apresure a ponerla dentro del DVD y sentarme en el sofá, a los pocos segundos él se sentó junto a mí, me dio el tazón y colocó su brazo derecho sobre mis hombros.

–Zombis, genial –dijo él.

Suspire y mire el tazón. ¿Me estaba volviendo loca? Quizá no me iba a caer y lo había imaginado, quizá no era un fantasma, quizá era un demonio, quizá era un payaso asesino que amablemente me ayudo pero... ¿pero en que estoy pensando?

–Mira amor, ya va a iniciar la película –dijo Aaron mientras me palmeaba el hombro suavemente y levante la mirada a la película.

Al paso de dos horas y media, cuando la película había acabado, Aaron tenía que irse a casa así que me ofrecí a llevarlo ya que estaba lloviznando y no quería que se enfermara por mi culpa, cuando estábamos estacionados frente a su casa me beso en los labios tiernamente, sentí mi corazón acelerarse y refunfuñe cuando se alejo. Él se río.




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