Mi Pequeño Angel

Capítulo 15

–Entonces... ¿Cómo estuvo su tarde? –preguntó papá

–Maddy y yo fuimos de compras y encontramos unos vestidos preciosos ¿verdad, hija?

Asentí.

Papá, mama y yo estábamos cenando, habíamos estado hablando sobre el día de cada uno y papá ahora nos preguntaba a nosotras.

– ¿Te pasa algo? –preguntó papá mientras ponía su mano sobre la mía.

–Termine con Aaron.

Mamá abrió la boca sorprendida y papá asintió, él comprendía.

–No te preguntaremos por el motivo, tú tienes tus razones y sean cual sean las respetamos.

–Gracias. –dije sintiendo mis hombros relajarse un poco.

–Pero... hija... ¿Qué ocurrió? –preguntó Mamá.

–Evelyn –dijo papá.

–Conocí a alguien más –dije sin poder levantar la vista de la comida.

–Hiciste lo correcto en terminar con él antes de iniciar otra relación. –escuche decir a mi padre.

– ¿Lo conocemos? –preguntó mamá.

–No pero él irá a la fiesta de papá conmigo.

–Bueno, entonces espero que te trate bien o se las verá conmigo –dijo papá en broma... quiero creer.

–Él lo hace papa –dije sonriendo

Cuando terminamos de cenar, bese ambos en la mejilla y subí a mi habitación, cerré la puerta con seguro y me quite la ropa para sustituirla por la pijama, cuando me di la vuelta me di cuenta que Kale estaba en la cama, recostado con ambas manos detrás de su cabeza.

–Te gusta lo que ves ¿eh? –comencé a reírme.

–No tienes ni idea de cuánto –dijo él mirándome de pies a cabeza.

Me ruboricé al instante, no esperaba esa respuesta.

–Ven aquí pequeña.

Camine hacia la cama y me metí bajo las sabanas junto a él, me acercó a su pecho, estrechándome en sus brazos.

–Escuche lo que le dijiste a tus padres...

–Sí, bueno, ya lo saben.

–Necesitó conseguir un traje.

Sonreí y levante la cabeza para recargar la barbilla en su pecho.

– ¿Cómo vas a conseguir un traje?

–Antes de ti, era responsable de un hombre llamado Rick, falleció a los ochenta y seis años, sus hijos jamás fueron a verlo... Ni siquiera en su lecho de muerte

El pecho me dolió ¿cómo podían existir personas tan crueles y egoístas?

–Su dinero lo dejo guardado en su vieja casa que está en venta, iré por él.

– ¿Lo vas a tomar? –pregunte.

–No puedo robar –dijo él –Y no lo haré, normalmente cuando las personas mueren pueden vernos, él se dio cuenta de lo que era yo cuando iba a morir, así que me sonrió y me tomo de la mano diciendo que le agradaba saber que estaba para él incluso cuando su propia familia no, me dejo todo, no por escrito obviamente pero... no creí que fuera utilizarlo pero veo que me equivoque.

–Y lo vas a hacer por mí...

–Vale la pena –sonrió acariciando mi mejilla.

–Podría ir y comprar el traje, así no tendrás que exhibirte. –me ofrezco.

Sonrió nuevamente.

–Aun no lo entiendes ¿verdad? –pregunto con una sonrisa en su rostro.

Fruncí el ceño.

–Puedo parecer un humano cualquiera mientras no muestre mis alas, las personas creerán que soy uno más y los ángeles no pueden verme aquí en la tierra, estaremos bien.

–Si llegan a saber...

–No pienses en eso, no ocurrirá nunca.

–No quiero que te vayas –le dije sintiendo mi garganta cerrarse, la idea de solo perderlo es demasiado dolorosa.

–Siempre estoy aquí -dijo.

–Me refiero por la mañana. –me explico. –quiero despertar contigo, se que estas aquí aunque no pueda verte pero quiero hacerlo, quiero despertar a tu lado.

Asintió y me abrazó, yo recargue mi cabeza en su pecho.

–No voy a irme a ningún lado –sentí que beso mi cabeza.

Abrí los ojos de golpe en la oscuridad al escuchar un trueno, me había despertado y la lluvia chocando en mi ventana era demasiado ruidoso como para no darme cuenta, sentí los brazos de Kale estrecharme más fuerte, él tenía los ojos cerrados, quizá estaba dormido, aunque no sabría decir si los ángeles dormirán o no pero me alegraba estar junto a él, volví a cerrar los ojos para hundirme en un sueño profundo.

–Pequeña.

Parpadeo y abro los ojos, me di cuenta que Kale estaba a mi lado, sonrió al verme despertar, me percate de que tenía mi pierna sobre las suyas y una de mis manos estaba en su pecho y la otra en su cabello castaño claro.

–Lo siento –sonreí y aleje mis manos y mis piernas.

–No te disculpes, es solo que quise despertarte porque tu madre no tarda en venir a despertarte.

–Hoy no hay clases –le dije y me acomode el cabello rubio, por las mañanas siempre era un desastre.

–No mientas –dijo él.

–No miento, no hay –le dije y cerré los ojos para luego abrazarme a él.

– ¿Vas a dormirte de nuevo? –preguntó divertido.

– ¿Por qué no?

Escuche su risa así que abro los ojos, su risa era tan linda.

–Tienes razón, no voy a dormir iremos a comprar tu traje.

– ¿Ahora?

–Bueno no, tengo que desayunar antes. –le dije y me puse de pie para caminar al baño y lave mis dientes, cepille mi cabello y me di cuenta que había crecido más, ahora lo tenía hasta la cadera.

–Maddy ¡La puerta! –gritó mamá.

–Lo siento –dije y me apresure a echar un vistazo, Kale no estaba, así que la abrí.

– ¿Vas a ir al colegio?

–Mamá no hay clases por junta de maestros, así que voy ayudarte a hacer el desayuno antes de que papá despierte.

Asintió.

Bajamos hacia la cocina y ayude a sacar la mermelada mientras mamá metía los panes en el tostador, luego hizo el licuado de fresa y yo tome tres platos para ponerlos sobre la mesa, luego ella subió por las escaleras y yo serví los licuados en los vasos, cuando la tostadora hizo un "ding" me di cuenta que estaban listos y los saque para ponerlos en los platos y poner otro en la tostadora.

–Esto sí que es una sorpresa –dijo papá mientras entraba a la cocina y besaba mi mejilla.

–Los milagros ocurren –dije y sonreí.

–Al parecer no iras a clases –dijo el apuntando a mi pijama.




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