Mi Pequeño Angel

Capítulo 17

Observe con atención la imagen de una chica envuelta en los brazos de su novio, uno se miraba al otro directamente a los ojos, mientras que había llamas detrás de ellos, como si hubiera ocurrido una explosión a su espalda y lo único que podían hacer era mirarse.

–Vaya película del asco –bufó Clara cuando llego a mi lado. –Me resulto mas comedia que acción.

La mire mientras sostenía lo que quedaba de las palomitas de maíz contra mi pecho. Clara y yo vinimos al cine a ver una película que según las críticas era muy buena pero la realidad era que no, resulto ser más horrible de lo que pensé.

–Tienes razón –dije y apunte a la imagen que estaba viendo de la película que habíamos visto. – ¿En qué clase de mundo vivimos? Desde cuando ver a una persona a los ojos te salva la vida de una explosión... –luego me calle al ver a Aaron entra al cine de la mano con Vanessa.

– ¿Estás viendo lo mismo que yo?

–Sí, lo hago –dije y luego aparte la mirada de nuevo hacia el póster de la película.

– ¿No habían terminado? –preguntó.

–Vámonos –tome su mano y caminamos hacia el lado contrario.

No quería ver a Vanessa y que hiciera sus comentarios sarcásticos, a mi ya no me importaba Aaron y podía quedarse con él si quería.

Suspire aliviada cuando salimos del cine y caminamos por el centro comercial, bajamos por el elevador hasta el estacionamiento y caminamos hacia la camioneta.

– ¿No piensas decir nada al respecto? –dijo ella.

–Ya no me importa –dije segura de mis palabras.

–Eso lo sé, pero ¿Vanessa? ¿No te molesta que sea tu remplazo? Digo por lo menos hubiera escogido a alguien mejor que tu... oye no me mires así, se supone que cuando terminas una relación buscas a alguien mejor, no a alguien peor.

–Vámonos ya –dije mientras abría la camioneta y entraba en ella para tomar el volante y poner la calefacción, estaba helando y mi chaqueta no era suficiente.

De camino a casa de Clara no hablamos mucho, podría decirse que toser para que el silencio incomodo desapareciera no era hablar.

–Nos vemos mañana en el colegio ¿a la hora de siempre? –preguntó ella mientras se asomaba por la ventana de la camioneta.

Asentí.

–Ya sabes, papá y yo.

–Sí, el gruñón. –Se rió –nos vemos mañana guapa.

Clara se alejo de la camioneta y la vi caminar hacia la puerta de su casa, yo acelere y mientras iba conduciendo un color café llamaba mi atención y podía verlo por el espejo retrovisor, baje la velocidad y mire a Kale sentado atrás.

–Los ojos en el camino –dijo y eso hice, acelere y mire solo el camino.

– ¿Soy tu chofer? –pregunte.

–A donde tú vayas yo voy, así de sencillo. Si tú conduces mientras estoy cuidándote bueno... es una ganancia extra.

Sonreí, di la vuelta a la izquierda entrado a la calle de mi casa.

– ¿Te gusto la película? –pregunte curiosa.

–Me gusto mas verte a ti y a Clara discutiendo lo mala que era.

No lo mire pero sabía que estaba sonriendo. Detuve la camioneta fuera de casa y mire a Kale por el retrovisor.

– ¿Vas a entrar?

–Siempre entro contigo, pequeña.

–Me refiero a si físicamente, ¿Entraras conmigo a casa para que mi madre te vea?

-Evelyn ya me conoce.

–Olvidado –dije y apague la camioneta, tome mi bolso y las llaves para bajar de esta. Cuando camine hacia la puerta busque las llaves en mi bolso pero no estaban, así que toque la puerta.

– ¡Voy!

– ¡Olvide las llaves! –grite.

Espere unos segundo y luego la puerta se abrió, mamá estaba cocinando galletas ¿Cómo lo sabía? Tenía harina en la mejilla.

– ¡Que sorpresa! –dijo ella.

– ¿Sorpresa? –fruncí el ceño. –Si yo vivo aquí.

–Me refiero a tu novio.

Me puse tensa y mire por encima de mi hombro Kale estaba detrás de mí y sonrió mostrando sus dientes perfectos, parecía un niño, el niño más lindo que había existido jamás.

–Hola –dijo él.

–Hola –dijo mamá devolviéndole la sonrisa amablemente, luego me miro. – ¿Por qué no me dijiste que irías con él al cine en lugar de mentirme y decirme que irías con Clara?

– ¡No te mentí! Fui con ella, es solo que me tope con Kale en el camino, venia hacia acá.

Mama asintió.

–Pasen, pasen. Estaba horneando galletas.

Bingo.

Sentí la mano de Kale entrelazarla con la mía y miro alrededor, como si fuera la primera vez que estaba aquí siendo que él vivía aquí prácticamente (mis padres no sabían por obvias razones).

–Muy bonita su casa – dijo él y yo ahogue una risa.

–Gracias hijo, todo esto es gracias al padre de Maddy –dijo ella cambiando hacia la cocina –regresaré en un segundo.

Me senté en el sofá y me estire, Kale me miro.

–Ven, siéntate.

Lo hizo, paso su brazo por encima de mis hombros y yo tome el control del televisor para encenderla y poner de nuevo bailando con las estrellas. Kale tomo mi mano y la besó, mi corazón se aceleró, no podía pedir a alguien mejor si lo tenía todo con él.

–Aquí hay galletas cariño –mamá dejo un plato con cinco galleta enormes, tome una y me la lleve a la boca, Kale sonrió.

–Gracias -dijo él.

–Yo estaré ocupada lavando algo de ropa, si necesitan algo y saben dónde estoy –dijo ella sonriendo felizmente al ver a Kale, por el rabillo del ojo vi a él mirarme con ternura y me sonroje. –Son tan adorables.

–Mamá... –murmuré

Ella sonrió y se fue, mire a Kale.

– ¿Qué? –preguntó él.

–No me mires así, haces que me sonroje –le dije.

Kale sonrió. Pasamos la tarde viendo películas y tuve que terminar las galletas, mamá me preguntaría porque Kale no había comido y tenía que hacerle creer que si lo había hecho, cuando el cielo se volvió oscuro escuche la puerta de la camioneta fuera y mire el reloj encima de la televisión. 9:30 p.m

–Tu papá –murmuró Kale, despreocupado.




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