-Vamos, dile. ¡Hambre, hambre!-Escuché que repitió, de reojo lo vi tomando las manos del bebé y haciendo el gesto de acariciarse la pancita. Reí suavemente y suspiré cuando escuché la risa divertida de Oliver que claramente aún no entendía -Vamos, te lo he repetido muchas veces, no seas así
-Se esta burlando de tus intentos en vano-Mencioné con una sonrisa burlona. Luego de eso terminé el puré de papa y saqué el jugo de manzana de Oliver del refrigerador. Me acerque con el pequeño tazón y el vaso especial para el pequeño que tenía las agarraderas para que él mismo se alimentara
-Ja, ja. Yo sé que él me entiende, sólo se hace el difícil. En las próximas visitas se enseñaré, ya vas a ver
-¿Próximas visitas?-Alcé una ceja sentándome a su lado, le extendí el vaso a él para que lo sostuviera mientras alimentaba al pequeño haciéndole gestos con la cucharilla para que se interesara en comer
Cuando alcé la mirada noté que él se rascaba la nuca sonrojado, sonreí. Te gané una, Víctor Derricks
-Bueno, sí, porque.. Creí que podría seguir visitandote, p-para ver a Oliver-Balbuceó algo nervioso, ladeé la cabeza
-¿Sólo a él?-Ronroneé traviesa, él me miró sorprendido y yo solté una carcajada-Quien diría que el señor Don serio y caritativo se pusiera rojito con un simple comentario -Murmuré divertida dándole otra cucharada al ojiazul que observaba nuestro intercambio atento
-¿Estabas bromeando?
-Me la debías, Derricks
-Muy graciosa...
(...)
Cuando la noche cayó por completo y Oliver se encontraba dormido en la cuna de la sala, no sé como nosotros dos terminamos viendo un película juntos mientras comíamos pizza
En silencio, con algo de distancia, pero juntos al fin
Bostecé mirando el reloj y luego a él. Se tarde, y él no tenía indicios de querer retirarse
-Ya es muy tarde, ¿no crees?
-Sí, lo sé, ya me voy-Burló comiendo las últimas palomitas y levantándose chanson empezaron los créditos -Buenas noches, Amelie-Se despidió de manera cortés colocándose su chaqueta, yo sólo sonreí y lo acompañé a la puerta, relamí mis labios y pasé nerviosa una mano por mi cabello para acomodarlos es pero verlos pronto otra vez, tienes mi número, puedes llamarme por si necesitas algo-Murmuró él con una sonrisa tenue, yo asentí soltando un "está bien" y él suspiró -Hasta pronto
Cuando se dio la vuelta lo tomé rápidamente del brazo, lo jale y le dejé un pequeño beso en la mejilla, arrepintiéndome penosa al instante
-Sí, adiós -Solté con rapidez huyendo a mi departamento para encerrarme sin mirar atrás
Suspiré con pánico y miré a Oliver dormido plácidamente en su cuna
-¿En qué clase de atractiva tortura me haz metido, niño?-Cuestioné indecisa de mis sentimientos
Luego de eso entré a la ducha para quitarme todos aquellos pensamientos y seguidamente le marqué a la única consejera en la que podía confiar
-Debemos hablar-Susurré rascando mi nuca
-Uy, sueltalo cariño, soy toda oídos-Escuché que la rubia expresó totalmente interesada
Víctor Derricks
Esa chica si que era un gran vaivén de emociones.
Nunca me había desestabilizado tanto por un insignificante beso como en ese instante. Esto porque jamás lo hubiera esperado de ella, cosa que sinceramente incluso me llegó a agradar
Solté un suspiro observando su puerta aún analizando la situación y ya para no darle tantas vueltas al asunto sólo me retiré en silencio a mi auto, lo encendí y me marché a mi casa, a esa gran y vacía casa
Tener dinero, un puesto de poder, ser reconocido, poder tener lo que quisieras, eso era agradable
No tener con quien compartirlo y disfrutarlo, eso ya era otro asunto. Lo único que el dinero ciertamente no podía comprar, la felicidad
Pero no hablo de esa felicidad de ganarte la lotería o de tener s una bella mujer a tu lado? Hablo de la felicidad para nada efímera, la real. Algo así como la felicidad de ese pequeño que era sumamente pura e inocente. Esa que se llenaba sin dinero ni grandes lujos, si no con un simple juego o unas muecas graciosas
Esa felicidad que te hacia sentir completo...
-Mierda-Musité irritado dejando mi saco en su lugar, le pedí a la empleada de servicio que me preparara una cena rápida y después me quedé revisando y firmando papeles importantes en mi despacho
Extrañaba a Oliver...
Suspiré tallando mi rostro con pereza. Ya no podía pasar de ese límite, ese niño no era mío y me estaba encariñando en tan poco tiempo que sentía pánico de que la situación se escapara más de mis manos. No debía dejar que mis sentimientos siguieran haciendo de las suyas, debía poner las cosas en orden otra vez
-¡Hola, hermanito!-Saludó la pelirroja que repentinamente irrumpió en mi lugar de trabajo sin ningún problema
-Karla, estoy algo atareado -Murmuré mirándola y después sonriendo un poco-Por eso mismo te agradezco que interrumpas mi tranquilidad, pequeña salvaje
-Te dije que no me llamaras así, voy a cumplir diesciocho-Se quejó como siempre sentándose en el escritorio, me levanté para abrazarla
-Siempre serás una salvaje
-Sí, pero no pequeña
Ambos reímos, ella suspiró
-Debo volver a Miami-Murmuró algo incómoda, hice una mueca algo triste
-Aún no comprendo porqué no aceptas quedarte a vivir aquí, lo tendrías todo -Recordé algo triste, la casa volvería a estar sola sin su compañía
-Todo menos una familia relativamente unida. Viajando de allá para acá es que tengo conexión contigo y Kris, entiendeme, sí? -Pidió suplicante, rodé los ojos. Ay, Kristal Derricks. Mi mayor dolor de cabeza y el castigo que me había dado la vida-Somos hermanos...
-Eso ella no lo pensó cuando nos quería quitar la herencia, a ambos-Recalqué lo ultimo, ella bajó la mirada-Luché por tus derechos. Ya yo he trabajado muy duro durante toda mi vida como para no necesitarla, sin embargo, la tomé porque yo soy quien ha mantenido este apellido en alto