14. ¿Dónde estás? PARTE III

—¿Me darás la pijama que dijiste? —Fue lo primero que preguntó, mordí mi labio inferior

—Bueno, sí, sobre eso... ¿No prefieres una de mis camisetas?—Cuestioné intentando sonar natural, ella frunció el ceño y se alejó suavemente

—¿Por qué? ¿qué pasa? —Cuestionó mirando mi mano apretada en la que estaba la prenda, extendió la de ella—Vamos, damela, dejate de rodeos

—No, no es eso, sólo creo que es... Bueno, ya sabes, quizá un poco no acta para ti—Intenté sonar sutil, pero al parecer solo la enojé y aumenté el huracán

—¿No acta? —Soltó una risa irónica —No me jodas—Rodó los ojos y tomó mi puño entre sus manos, después intentó abrirlo, se veía tierna luchando sin lograr causarme nada—¡Vamos, colabora!—Se quejó haciendo berrinche y cruzando los brazos—¡Quiero verla!

Suspiré, bueno, igual diría que no con su extremadamente gigantesco orgullo

Abrí mi mano y ella me arrebató la prenda, la extendió y la dejó estirada a su vista, la analizó bastante, demasiado. Después me miró mí

—No quise decir eso, sólo... Creí que no te gustaría

—¿Ah, sí? Y eso por qué?

—Pues, no creo que sea tu estilo

—¿Disculpa? ¿qué vas a saber tú de mi estilo?

Gruñí suavemente, ella sonrió, pero cuando una sonrisa maligna me dominó, la de ella se borró

—Entonces pontela —Reté

Se le fue el color de la cara, claramente no se esperaba esa jugada. Abrió y cerró la boca varias veces buscando decir algo, crucé los brazos victorioso

—Sólo dame una estúpida franela—Se limitó a responder rodando los ojos

—Te lo dije—Cantureé abriendo mi closet y sacando una negra mangas cortas con un estampado de Micky Mouse, automáticamente me arrepentí al ver su expresión de burla

—Oh, Wow, Víctor Derricks, abogado intachable, serio y rompecorazones con una camiseta con estampado de el ratón amigable. Quien lo diría, no?—Solté una risa nasal

—Sí, no hieres mi masculinidad. Me complace informarte que también tengo una taza—Le guiñe el ojo y le tire la camisa en la cara —Te prepararé café para que no te ataque fuerte la resaca mañana, baja cuando termines—Pedí con normalidad saliendo de la habitación

Bajé a la cocina y encendí la luz de esta, una parte que me gustaba de la casa era esa, la cocina y las maravillas que se podían hacer en ellas

Desde pasteles rellenos en chocolate, lasañas, pizzas y hamburguesas hasta un buen polvo mañanero mientras el desayuno se te quema

Coloqué la cafetera en funcionamiento y saqué dos tazas, me quedé esperando, escuché la puerta cerrarse y pronto sus pasos aproximarse

—Oh—Musitó divertida sentándose en las sillas altas de la desayunadora

—¿Creíste que bromeaba?—Cuestioné riendo un poco al notar que sostenía la taza de Micky. Mi taza de Micky Mouse y la observaba con cierto asombro

—Te observo, te analizo, y te admiro, Derricks—Me guiñó el ojo, se quedó pensativa jugueteando con la taza, me volteé y saqué el café listo, se le escapó una risita, automáticamente mi visión se posó en ella—¿Eso significa que corro el peligro de gustarte por vestir tu camisa? —Cuestionó con fingida inocencia, pero con esa sonrisa malintencionada y su labio inferior atrapado entre sus dientes

—Tal vez—Respondí con simpleza encogiéndome de hombros, serví el liquido y en cada taza, alcé una ceja—¿Quemarás la camiseta o verás todos los episodios para conquistarme?

Soltó una carcajada, pero después cubrió su boca avergonzada por el escándalo

—Ni que fueras tan importante —Me sacó la lengua, hice un puchero

—Eso dolió —Me quejé fingiendo tristeza, ambos tomamos largos tragos de la taza, yo la bajé primero—¿Dónde estuviste? Sabes, dejaré mi orgullo para decirte que me preocupaste

—Salí a despejarme y me tomé unas copas, es todo —Explicó suspirando —Lamento no avisarte, sólo... Tuve un mal día —Me sonrió con desánimo—Pero no importa, yo seguiré adelante, gracias por el café —Dejó la taza vacía de lado para retirarse, la detuve tomándola de la muñeca, me miró atenta

—¿Quieres hablar sobre eso?

—¿Qué te hace creer que quiero hablar contigo sobre eso?

—Digamos que, inconscientemente nuestro cuerpo delata nuestras necesidades, si me estas comentando sobre tus problemas, es porque quieres desahogarte, que te hagas la orgullosa es otra cosa. Entonces, ya que no me lo vas a pedir, yo te haré un favor, ¿quieres contame sobre tu día o te irás a dormir así? —Formulé mi respuesta y pregunta de manera astuta para persuadirla, ya que quería saber quien le podía hacer daño a alguien tan dulce y dedicada como ella, aunque, probablemente sólo conmigo, odiosa

Me sonrió, pero con sinceridad, esa sonrisa que nunca creí recibir de su parte

—Vamos con Oliver, no me gusta dejarlo sólo tanto tiempo —Pidió tomando mi mano para jalarme, la miré obvio, rodó los ojos—Hoy estaba contigo, no estaba solo, estaba mejor cuidado que nunca, no?

(...)

—Te comprendo, estudiar derecho no es nada fácil

—Imaginate estudiar torcido

—¡Amelie!

Me quejé cubriendo mi boca a la vez que ella lo hacia para callar nuestras risas. Era un chiste estúpido, pero por alguna razón que ella lo dijera sí me hacia gracia

—Creo que nos hace falta dormir —Solté limpiando una pequeña lágrima de mi mejilla, ella asistió y se levantó, ladeé la cabeza —¿A dónde vas?

—¿No me llevarás a la habitación de huéspedes? Osea...

—Esta ocupada —Recordé haciendo que se sonrojara, aunque después frunció el ceño

—¿Sólo tienes una?

—Sip

—Wow, que conveniente —Soltó irónica tomando una almohada y una cobija—Entonces voy al sofá

—¿Por qué?

—Tú estas... Ahí—Mencionó desviando la mirada —Y yo estaré allá

—¿A qué le temes? Oliver dormirá en el medio—Recalqué cruzando los brazos, me observó incómoda

—¿No será raro?

—¿Por qué sería raro?

—Joder, está bien—Aceptó en un gruñido acostándose y arreglando su lado de la cama