Me desperté apenas la alarma empezó a sonar, me sentía terrible, tal vez quedarme despierta hasta tan tarde no había sido lo más sensato...
Sí, me había equivocado en eso
Apenas y me dio tiempo terminar de despertar, vestirme y vestir a Oliver
—¡Mamá, mamá, mamá!—Exclamaba él emocionado mientras aplaudía, cerré los ojos perezosa mientras terminaba de hacer su papilla y la guardaba en mi bolso junto con su jugo, una muda de ropa y pañales—Ñam ñam—Pidió haciéndome abrir los ojos, él sobaba su barriga, sonreí con ternura—Hambre!
—Te daré el desayuno en el trabajo, sí? Debemos irnos o llegaremos muy tarde—Intenté negociar, pero claramente no entendió mi punto y empezó a llorar—Oh, cielos, no seas así por favor, vamos a llegar rápido...—Mencioné para apaciguar su llanto, pero no cedió —Demonios..—Suspiré tomando mi celular, colocándome mi bolso en los hombros y luego cargándolo para salir
Presentía que me insultarían unas cuantas personas por esta alarma a tal hora de la mañana
En la salida, gracias a todo Dios poderoso estaba el chófer de Víctor esperando por ambos, seguía rotundamente agradecida de tener ese transporte, se me hacia un poco más fácil moverme, aparte de que me ahorraba algo de dinero, obviamente
—Ven, bebé, ten—Ofrecí en la pequeña cuchara algo de papilla, sin embargo él, enojado por no tenerla a tiempo, la golpeó con su mano en un rotundo rechazo—¡Oliver!—Reprendí propinandole una nalgada, el llanto aumentó, lo solté a mi lado en el sillón —Eso no se hace, joder!—Gruñí intentando limpiar, sentía demasiada vergüenza de haber ensuciado apenas aquel lujoso auto que me hacia el favor todos los días. Sentí una mirada sobre mí y sospeché que era el chofer que me observaba con desprecio. Menos mal me equivoqué, en cambio tenía una pequeña sonrisa compresiva
—No se preocupe por eso, señorita—Me calmó, sonreí tímida —Yo lo limpiaré, creo que tiene asuntos más importantes por atender—Señaló al rubio sentando a mi lado que hipeaba a causa del llanto y mordía su ropa con ansiedad, aunque mantenía la mirada baja a causa del regaño
—Vamos a intentarlo otra vez —Murmuré volviendo a tomarlo para ponerlo en mis piernas, escuché como sorbió sus mocos, hizo un puchero dejando de babear su camisa—Toma —Volví a ofrecerle la comida luego de haber limpiado la cuchara, él abrió la boca y la aceptó, sonreí sintiendome mejor—Sé que debí alimentarte antes, pero, sigue siendo difícil acostumbrarme a ti— Me vi obligada a decir por sentir esa extraña carga en mi pecho que me reiteraba era la culpable de su berrinche
—Hemos llegado—Avisó el chófer estacionando frente al establecimiento. Agradecí y pedí disculpas por las molestias, después bajé y entré al local
Estaba Francisco, que debía llegar al menos diez minutos antes para abrir el local, al ser el encargado mientras sus tíos viajaban, osea, los dueños. El se dedicaba a supuestamente ayudarnos a atender las mesas, pero la mayoría del tiempo andaba de vago comiendo a escondidas, sin embargo, ese vago me servía para que cuidara a Oliver cuando me veía muy apretada.
También estaba Lucy, la cual era mi compañera para atender las mesas, y Gema, la cara bonita que rara ver llegaba temprano y se suponía atendía la caja registradora, pero hacia la mayoría del tiempo lo que quisiera por favoritismos internos
Hasta ahora faltaban: David, jefe de la cocina y el área de bebidas, James, el chef y Carol, la encargada de preparar los cafés y pasarnos los platillos desde adentro
Éramos relativamente pocos, pero nos sabíamos manejar y complementar todos juntos, aparte de que debíamos ser obligatoriamente versátiles por si uno de nuestros compañeros faltaba, aunque nadie quería eso, porque era doble o hasta triple trabajo, sumando mucha más responsabilidad. Y a nadie le gusta responsabilidad gratis, pero si las propinas extras que ganaban haciendo eso, claro
—Buenos días —Saludé a ambos presentes que charlaban mientras bebían café, estos devolvieron el saludo y yo entré directamente al deposito junto a Oliver para ponerme mi uniforme, este era una camisa de color negro con un bordado dorado que citaba "King of World" y al lado nuestro nombre, en este caso, "Amelie Dupont"
Para mi suerte podía usar jeans luego de una pequeña protesta, ya que el complementario de la camisa era una falda negra, y yo me negaba a usar eso sólo para contrastar mientras me movía de un lado a otro. Expresé que para dar un buen servicio necesitaba sentirme segura, y no estaría segura si sentía que todos miraban mis piernas o mi trasero
Este conflicto empezó luego de que uno de los clientes intentara sobrepasarse ofreciendo propina extra por "algo más que sólo un buen servicio" y bueno, de algo sirvió mi queja, ya que aquí seguía, siendo una de las mejores entre comillas y con jeans. Tomen eso
Después de amarrar mi cabello en una coleta decente, salí para unirme al dúo que hablaba y hablaba en espera que se hiciera la hora de abrir como tal. Para mi suerte estaban los compañeros que más soportaba y con los que podía al menos convivir fuera del área de trabajo. Senté a Oliver en mis piernas otra vez y terminé de alimentarlo mientras escuchaba una tonta conversación sobre experiencias raras con clientes que habían tenido esos dos
—Oliver Dupont, por qué no porta usted su uniforme? —Se quejó el chico mientras miraba al pequeño terminar su jugo. Se levantó y buscó en su bolso, después me tiró una prenda a la cara y carcajeó —Mirala, espero y les guste
Sonreí apartándola para mirarla mejor, quedé maravillada. Era una camisa igual a la de nosotros, más pequeña y personalizada para Oli
—Es hermosa!—Chillé emocionada, le miré con cariño—Gracias, me encanta—Mencioné limpiándole la boca al ojiazul para, de manera rápida, cambiarlo y ponerle su camisa—Se ve divino
—Con que ganando puntos, eh?—Se burló la joven a mi lado, fruncí el ceño —Ay, vamos, invitala de una vez—Animó tomando las tazas y levantándose de la mesa, observé al chico frente a mi confundida