Tan sólo habían pasado unos diez minutos en la soledad de la casa y ya me estaba mordiendo las uñas por la ansiedad de no ver a mi pequeño corretear por el lugar o de oír su risa eufórica por cualquier cosa alrededor
—De verdad confías en ella como para haber aceptado que se lo llevara?—Cuestioné mirándolo de reojo sin alejarme de la comodidad de su pecho. Según veíamos una película, pero los pensamientos en mi cabeza sonaban más fuerte
—Kristal y yo no somos los mejores hermanos y sé que se nota que no nos llevamos bien, pero aunque tenga cara de loca, se que no lo es y que no le haría nada a Oliver... Además, tengo a cuatro de mis hombres vigilandole las espaldas, si es inteligente no hará nada raro—Aseguró haciéndome suspirar un poco más tranquila
—Esta bien, confío en ti... Y por ahora en ella—Acepté luego de unos segundos de pensarlo bien
Quizá sólo debía relajarme y ya, pensé cerrando los ojos momentáneamente para buscar paz
—Relajate nena, al fin y al cabo aceptamos el trato para eso, no? No es que Oliver nos moleste, pero tanto él como nosotros necesitamos a veces salir de la rutina—Me sonrió a la vez que dejaba pequeñas caricias sobre mi brazo y cadera
—Tienes razón —Murmuré buscando su mano, y después apretándola cuando sentí el calor de esta
Víctor Derricks
Tener esa intimidad de pareja y aquel calor tan amigable abrazando nuestros cuerpos, era simplemente único
A pesar de que antes sólo se trataba de Oliver, ahora era algo mucho más grande, y de una u otra forma debíamos aprender a balancearlo, porque si no ambas cosas caerían y dudaba que pudieran volver a reconstruirse
—Sabes? Quizá debamos probar otra cosa, ya que esto de la película no te esta distrayendo mucho—Exclamé soltando un suspiro calmado y colocándole pausa al televisor con el control —Qué te parece si bajamos por algo de comer?—Ella me observó burlona, fruncí el ceño
—Si no mal recuerdo, hemos estado dos veces juntos en una cocina y la primera explotó una olla de spaguettis. La segunda...—Hizo una mueca y se sonrojó desviando la mirada, como arrepintiéndose de haberlo recordado, sonreí con malicia subiendo su mentón
—La segunda te encontré pensando en cosas sucias y removiendote por los nervios —Le recordé en un susurro cerca de su oreja, sentí como se estremeció a mi lado
—Serás imbécil, no estaba pensando en nada sucio!—Chilló completamente sonrojada mientras me observaba con cierto espanto
Oh, yo sabía que ella no era ninguna mansa paloma...
—¿Entonces en qué? —Reté alzando una ceja interesado
—En que...—Vaciló a su alrededor—Me..eh... Me estaba orinando. Sí! Tenía un buen rato aguantando, es súper horrible, sabes?—Explicó esta vez con una tono de voz afectado
—Ajá, claro, y te encargarías de eso en una botella o algo así porque te quedaste unos buenos minutos dentro de la cocina y después todos comimos con bastante calma. En ningún momento entraste al baño, pequeña mentirosa—Le acusé con maldad haciéndola sobresaltarse con clara vergüenza—Tu mente de seguro estaba maquinando cosas turbias. Me sorprendes, Amelie Dupont—Bromeé fingiendo decepción. Hizo un puchero
—Ya, no seas así, y si alguien escucha y piensa que soy una jodida pervertida? —Jadeó mirándome con súplica, solté una risa nasal. Así que se trataba de eso
—No hay ni una mosca volando en casa aparte de tú y yo, querida—Su rostro cambió a uno de desconcierto
—Ah, no?—Ladeó la cabeza tal cual un cachorro confundido
—La privacidad y el momento a solas debía ser completo, no crees? Además, nadie estaba enojado por el hecho de que le diera el resto del día libre —Me encogí de hombros
—Creí que...—Se detuvo y permaneció mirando las cobijas pensativa—Oh, bueno—Suspiró derrotada tumbándose en la cama—Ya, me has atrapado entonces
Le observé con falsa sorpresa
—¡Amelie Dupont, acaso estaba usted mintiéndome en la cara para proteger su reputación!—Exclamé indignado
—Eh... Sí, algo así
—Entonces admite que es una pecadora
—Sep
—Y que estaba pensando en mí mientras apretaba las piernas
—Ajá
Oh, bueno, esto se ponía interesante
—¿Y qué la llevó a eso?
—Sentí envidia de una pobre fruta que fue exprimida por estas grandes manos que posee, su señoría —Canturreó sin problema mientras una sonrisa divertida adornaba sus labios, y de un momento a otro, esta vez el que sintió el escalofrío fui yo
—¿Ah, sí? —Fue lo único que pude musitar sin balbucear
—Así es—Respondió en un susurro coqueto mientras se enderezaba para sentarse, relamió sus labios, y en un movimiento sutil fue capaz de tomarme del cuello de la camisa y acercarme a sus labios con facilidad.
Ahí supe que esa mujer sería mi perdición... Y me encantaba que fuera así
Amelie Dupont
Diosmioqueestoyhaciendo
Enredé mis dedos en el cabello de su nuca en un gesto eufórico que rogaba y exigía más, porque necesitaba más. Logró abrir mi boca con su lengua sin hacer ningún esfuerzo, y entre el vaivén de nuestras lenguas, solo lograba pensar en que ese hombre ya me tenía tontita... Tanto como para atreverme a tales cosas
Con un pequeño empujoncito hizo que me recostara en la cama, sin dudarlo me deshice de su camisa y rasguñé su espalda y hombros por simple instinto, escuché su gruñido como protesta, pero nunca me alejó hasta que perdimos por completo el aire y nos tuvimos que separar jadeantes y extasiados
—¿Me estás provocando acaso...?—Cuestionó con la voz ronca y la mirada fija en mis labios entreabiertos
—Sólo he respondido con la más pura verdad a tus preguntas —Me encogí de hombros con falsa inocencia. Oh, claro que lo estaba provocando—¿Por qué preguntas?
—Porque ha funcionado—Murmuró relamiéndose los labios y bajando su mirada de cazador por todo mi cuerpo, que ha pesar de estar cubierto, se sintió más expuesto que nunca
—Puedo deducir que ahora el que anda maquinando cosas sucias eres tú... —Asintió mordiendo su labio inferior, sonreí sintiéndome algo ansiosa con aquel gesto