Un nuevo día, un nuevo tormento. Y, por supuesto, una nueva pregunta
Ya sea de parte mía, de Oliver, de la gente a mi alrededor...
¿Cuando volverán a atacar?, ¿Qué se siente estar en constante peligro?, ¿Por qué sólo no lo entregas?, ¿Por qué te metiste en eso?, ¿Van a volver?, ¿Van a ganar?, ¿Mami, por qué ya no podemos ir al parque? ¿Por qué papá no está con nosotros?, ¿Por qué tienes miedo?
¿A qué le temes?
El sentimiento de falta de aire volvió a atacarme, como una patada que se incrusta en tu estómago con fuerza y se te escapa todo. La vida, la felicidad, la tranquilidad, las ganas de seguir...
Yo de verdad creía que podía ser capaz, pero cuando me di cuenta, ya era tarde, ya cualquier ruido me asustaba, temblaba sin razón aparente, en mis sueños volvían a intentar inyectarme algo, volvía a mi departamento destrozado, volvía a sentir el dolor de mi cuerpo magullado
Y si eso no me era suficiente, tenía el constante remordimiento de que Víctor se estaba destruyendo cada vez más por mí
Tragué saliva y volví a centrarme al momento en que la puerta de la habitación se abrió, dejando a la vista a un pequeño rubio que sostenía a un oso de peluche en su mano y se aproximaba con duda hacía la cama
—¿Qué pasa, cariño?—Cuestioné luego de aclarar mi garganta y sentarme mejor en la cama. Era de noche, y apostaba a que todos fingiamos dormir mientras nos moliamos la cabeza
El sonrió, dando un salto a la cama para meterse a mi lado, reí suavemente, y luego le hice una señal de que guardara silencio, Víctor estaba dormido a mi lado, y me había costado un poco convencerlo como para estropearlo
—Creí que te había dejado durmiendo—Comenté mirándolo con curiosidad, él se encogió de hombros, acurrucandose en mi pecho, solté una risa nasal—Amor, ya no eres un pequeño bebé, te caeras si te quedas durmiendo aquí—Hablé negando con diversión, hizo un puchero
—Pero quiero dormir con ustedes—Reprochó aferrandose a mí—Por favor, mami, sólo hoy...
—Cariño, no es que no quiera que no duermas aquí, es que papá está dormido—Expliqué mirando al susodicho de reojo, este ni se movió, Oliver hizo una mueca—A los dos les gusta dormir conmigo, y yo no me puedo partir por la mitad para complacerlos—Él frunció el ceño, miró a su oso, luego a Víctor, finalmente a mí
—¿Y si le presto a Pupi?—Levantó al animal de peluche, sonreí con ternura—Y así no está sólo, y vienes conmigo!—Planteó sonriente. Se mostraba bastante feliz de su ingeniosa idea
—Vale, cerebrito. Supongo que habrá que intentarlo—Me encogí de hombros
Oliver se levantó y me pasó a Pupi, al cuál tomé para luego levantarme con extremo cuidado de la cama, apartando poco a poco la mano ajena que descansaba sobre mi cintura, colocándola qsobre el oso y la almohada
Cuando estuve fuera de la cama, sonreí divertida. Al parecer había resultado
—Espero que no uses esa inteligencia en mi contra dentro de unos años—Bromeé tomandolo por sorpresa y cargandolo en brazos, él rió, y ambos emitimos un ''Shh'' alertado, mirando a la cama, seguía igual
Salí con sigilo cerrando la puerta detrás de mí y me dirigí a la habitación de al lado, pintada de color azul y blanco, llena de juguetes, bloques y ropa. De verdad necesitaba acomodarla
Nos recostamos juntos en la cama, riendo con complicidad por nuestra hazaña, y así, intentamos volver a dormir
Aunque no pasaron más de dos minutos antes de que la puerta se abriera. Aquel hombre con un oso de peluche en la mano, bostezando con el ceño fruncido, nos miró a ambos con confusión
—¿Por qué me han dejado sólo?, ¿Acaso ya no me quieren?—Chasqueé la lengua mirándolo con diversión
—¡Te dejamos dormido!, ¿Cómo es posible?—Me quedé riendo un poco, volviendo a sentarme para hacerle un espacio cuando se acercó a la cama
—Claro, un osito de peluche es exactamente el mejor señuelo con el que podrías cambiarte—Le golpeé el hombro, ambos reímos
—La brillante idea se le ocurrió a nuestro bebé, más respeto—Oliver le arrebató al pequeño Pupi
—¡Te engañamos!—Expresó victorioso, levantando ambos brazos con felicidad
—Oh, así que fue tu idea robarme a mi mujer?—Alzó una ceja, Oliver hizo un mohín y al instante se aferró a uno de mis brazos
—¡Es mía!—Espetó sacándole la lengua, le miré sorprendida
—Oh, muy bien, creo que es momento de parar—Pedí con calma, luego le ofrecí un beso en la mejilla a ambos, cosa que los hizo sonreír—Mejor, porqué no sólo vamos a dormir?
—Buena idea—Opinó Víctor, sin previo aviso, me tomó en brazos junto con Oliver y empezó a caminar a la otra habitación. Reí mirándolo mal. Sí que tenía fuerza. Además, esa situación me hizo recordar a cuando nos conocimos, cosa que me hizo sentir una gran calidez dentro de mí
Apenas caímos en la cama, cada uno buscó su lugar, y así llegamos a estar cómodos. Oliver había pedido el lugar de en medio mientras yo el izquierdo y Víctor el derecho
Así pasó la noche. Una que después de algún tiempo, pude volver a disfrutar con las personas que más quería
(...)
—Coman despacio, aún es temprano—Mencioné con diversión al momento en el que le senté comer junto a Víctor y Oliver, estos devoraban sus waffles bañados en miel tal cual unos animales
—No comemos rápido por estar apurados, comemos rápido porque están buenos—Aclaró Víctor al momento que tragó, rodé los ojos—Y también porque yo quiero más—Sonrió con inocencia, yo gruñí pasándole uno de los míos, él sonrió tal cual un niño y volvió a atacarlo
—Ustedes dos son un caso, Dios mío—Murmuré negando y comiendo del mío, Oliver estaba bastante inmerso en la pequeña pelea de dinosaurios que tenía con las figuritas sobre la mesa, todo esto mientras masticaba
—¿Quieres que lleve a Oliver hoy?—Negué con la cabeza—¿Entonces voy a buscarlo?—Asentí, luego tragué—Me envías la dirección por mensaje?
—El chófer sabe dónde queda, no te preocupes—Bebí algo de café de mi taza—Quiero hacerme algo en la cabello durante la tarde, pero yo puedo llevarlo ahora, y tú deberías ir a la oficina temprano—Recomendé bebiendo de mi café, Víctor se encogió de hombros