Mi Pequeño Ángel

32. Decisiones peligrosas

Veinticuatro horas, trece minutos, y veinticinco segundos

Veinticuatro horas malditas horas, trece jodidos minutos y veintiséis condenados segundos sin ver a mi Oliver. Estaba delirando. Estoy delirando. No siento las piernas, todo está cada vez más gris, confunso...

—Amelie, cariño..—Ni siquiera la voz de Víctor me hizo salir de mi trance, se acercó con una taza de café—Hey, linda, ven aquí—Se sentó a mi lado en la cama, la cama de Oliver, en la que había llorado durante la noche por la desesperación que me causaba en el pecho el no verlo dormir ahí

Nunca se me había pasado por la mente qué sería de mí sin Oliver. Ahora deseaba no haberlo sabido nunca

—Amelie, debes al menos intentar comer algo...—Rogó el castaño a mi lado, pasó su brazo por encima de mis hombros, me acurruqué en su pecho

—¿Crees que a él le hayan dado de comer?—Cuestioné en un murmuro lleno de tristeza—Cómo piensas que puedo tener el mínimo apetito si no tengo idea de en qué condiciones tienen a mi bebé...

—Dios, escúchame—Tomó mis mejillas y limpió las pocas lágrimas que se me habían escapado—Ya hablé con el capitán de la policía, es un amigo, lo están buscando, sí? Amor, vamos a encontrarlo—Juró antes de besar mi frente, sollocé abrazándolo con fuerza—Confía en mí

—Es que lo extraño demasiado—Susurré entre hipidos—¿Por qué han tenido que llevárselo? Yo creía que estábamos a salvo!—Jadeé frustrada, y poco después rompí el abrazo—¿Quién crees que haya sido?

—No tengo idea, linda... Sus padres biológicos?

—¿Por qué lo abandonaron en primer lugar, entonces? Eso es demasiado loco para cualquier persona, Dios, ni siquiera sabían quién era—Negué levantándome—Debe haber algo que no sepamos. Oliver debe tener algo especial por lo que han estado luchando en recuperar...

—Escucha, es contradictorio armarse tantas ideas, eso no nos llevará a nada, sólo a desesperarnos, linda, debes relajarte... Dormir un poco, también. La policía está trabajando desde la mañana, pronto lo hallarán

Se levantó y detuvo mi andar ansioso por la habitación, lo miré frunciendo el ceño

—Ven, vamos a descansar—Pidió tomando mi mano, me sacó de la habitación de Oliver, hice una mueca

—¿A dónde me llevas? Quiero estar aquí—Protesté intentando detener su andar, pero su negación me dejó perpleja

—Te hará mejor dormir en nuestra habitación y lo sabes—Mencionó suspirando, chasqueé la lengua, odiaba que fuera cierto

—¿No te irás, verdad?—Cuestioné en un susurro apenas me metió a la cama junto a él, me cubrió con la cobija hasta medio cuerpo, y me dejó descansar sobre su pecho—No me dejes sola, Víctor...

—Ni porque quisiera podría alejarme de ti, Amelie—Besó mi frente—No sé que haz hecho conmigo, me tienes en tus manos—Alcé la mirada y lo ví sonreír, esa sonrisa era bastante contagiosa—Eres la mujer que he estado esperando durante toda mi vida, me haces sentir como sí... Como si puedo contra todo, incluso contra mis más oscuros demonios—Su mano empezó a acariciar mi cabello, solté un bostezo, sí que estaba cansada—Te amo, bonita. Ahora duerme

No pude resistir para que volviera a pedírmelo, porque sin darme cuenta, caí rendida entre sus brazos, presa de una hermosa ilusión de amor

(...)

Me levanté agitada de la cama, sentía mi cuerpo hiperventilar, mi corazón latir sin control y mi cabeza dar vueltas

¿Dónde estoy?

Todo está oscuro, demasiado oscuro, es una oscuridad densa y escalofriante que me pone los vellos de punta. Me levanté de la cama intentando no tropezar, apenas podía deducir que estaba frente a mí y a mis lados por las leves siluetas que dibujaba mi mente al ya conocer la habitación

¿Víctor?

Mi voz está congelada, presa dentro de mí, caminé intentando tocar alguna superficie con mis manos y así no tropezar, pero me sorprendo al no encontrar nada. Absolutamente nada

Una voz me llama, me llama sin parar en la lejanía con desesperación, sin descanso. Está diciendo mi nombre, a duras penas, lucha por ser escuchado

¡Oliver!

Empiezo a correr sin tener un mínimo indicio de a dónde ir, pero debo encontrarlo, Dios mío, sólo quiero verlo ya, necesito ver si está bien

De pronto, una sorpresiva ola de cadenas me rodea, enreda a todo mi cuerpo y me tumba, empiezo a intentar gritar, pero nada sale de mi garganta, no tengo voz, no puedo moverme, sólo llorar y retorcerme. Me siento tan indefensa...

—¡Amelie, joder!—Doy un respingo y suelto un jadeo asustado cuando una sacudida me saca de mi trance. ¿Qué demonios ha sido todo eso?

—¿Q-Qué pasa?—Susurro acariciando mi garganta, aliviada de por fin escuchar mi propia voz

—Estabas gritando—Murmuró él, me atreví a mirarlo, se veía bastante agitado—Has tenido una pesadilla, no es así?

—Una parálisis del sueño junto con eso, sí—Asumo moviendo levemente mi cuerpo, apenas lo sentía—Ha sido horrible

—Lo imagino—Suspiró y se sentó a mi lado, me acerqué a él para abrazarlo—Tranquila, estoy aquí...

—¿No hay noticias?—Indagó jugando con mis manos, la ansiedad de no saber nada me estaba comiendo viva

—Estaba hablando con el capitán hace un rato, pero, no me haz dado chance de terminar—Mencionó rascando su nuca, bajé la mirada con vergüenza

—Cuanto lo siento, de verdad

—Tranquila, sólo me ha dicho que han revisado las cámaras de seguridad de la calle y el cuidado infantil ese, pudieron ver el auto que se lo llevó. No llevaba placa, camioneta color negro sin ningún detalle con el que diferenciarla—Apretó los puños un poco—No lo han forzado a irse—Agregó en un susurro

—¿Disculpa?

—Que no se lo han llevado a la fuerza, Amelie, él entró al auto

—¡Oliver no se iría con algún desconocido así cómo así!—Espeté espantada alejándome de él

—Quizá lo han engañado, no lo sé, tal vez le mencionaron el nombre de alguno de los dos—Apretó los labios—No lo sé..

—¿Y qué hay del auto, qué ha pasado con el?



#1055 en Novela romántica
#415 en Chick lit
#359 en Otros
#153 en Humor

En el texto hay: misterio, romance, bebes celos ex engaño peleas

Editado: 03.06.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.