Mi Pequeño Ángel

33. Misión Libertad

Vueltas, vueltas, y más vueltas eran las que daba mi cabeza. Tanto por la incertidumbre, como por las direcciones del auto. Si querían despistar hasta a la misma NASA, pues no dudo que lo lograrían, porque yo ya estaba más que mareada

Apartando mis náuseas, también mi subconsciente me estaba moliendo parte por parte

¿Por qué he hecho esto?, ¿Por qué estoy aquí?, ¿Van a matarme?, ¿Será verdad?, ¿Acaso existe otra forma de enfrentar a este hombre?

Intenté mirar por la ventana, pero ni siquiera desde adentro se podía ver hacía afuera, eso aumentó un poco mis nervios, mucho más cuando alcé la mirada y ví que estábamos en una larga y solitaria carretera (quizá fuera de la ciudad)

Suspiré cerrando los ojos, intentando descansar un poco. No tenía caso que intentara adivinar dónde estábamos, nunca tuve el tiempo suficiente para explorar la ciudad, y temía sacar mi celular, sentía que cada vez que el chófer me miraba a través del retrovisor me inspeccionaba hasta el alma... Oh tal vez sólo era un pervertido, quizá las dos

Consideraba que iba medianamente decente, todo este tiempo había llevado una ropa adecuada para salir en cualquier momento si había noticias de Oliver, entonces me sentía bastante segura con mis jeans y camisa gris algo ancha que me cubrían por completo

Cuando menos no esperé, el auto se detuvo y abrí los ojos algo aturdida, ¿cuánto tiempo había pasado? El chófer bajó y luego de unos segundos me abrió la puerta para salir, tomé aire y salí, deslumbrandome por un momento por la hermosa propiedad en la que estaba. Era muchísimo más grande que la de Víctor, como dos casas juntas, de dos plantas, con un extenso jardín, fuente, Dios, no me extrañaría de pronto ver un pavo real caminando por ahí

Era un castillo de cuento de hadas... Lástima que en estos momentos detestara tanto al rey que la poseía

El hombre que me trasladó hasta aquí me guió por el lugar hasta la puerta principal de la casa, donde luego de dar dos toques, fue abierta, por lo que puedo adivinar, por una joven chica del servicio, debido a su uniforme y saludo cortez

—El señor está en su despacho, me ha pedido que la lleve hasta allá. Por favor, sígame—Me indicó aquella voz dulce antes de empezar a caminar. Era una chica de menos de veinticinco años, cabello rubio, cara angelical... Sacada de una revista, en pocas palabras

La casa tenía un contraste de colores blancos, dorados, e incluso pequeños detalles color salmón en algunas partes. Bien, tenía buen gusto en la decoración, sólo eso

Sin darme cuenta, llegamos al el destino final, la chica dió dos toques a la puerta y luego de un "pase" desde la parte de adentro, abrió y de retiró, dejándome parada justo en frente de esta

Aquel hombre estaba detrás de su escritorio, tenía algunos papeles regados en la escritorio que poco a poco empezó acomodar en sus carpetas respectivas. Llevaba unas gafas de pasta algo caídas sobre el puente de su nariz, y apenas levantó la mirada hacía mí, pude apreciarlo mejor

Sus ojos eran de un color azul cielo, y me transportaron inmediatamente a los ojos de cierto pequeño rubio. Tenía una fina capa de barba de unos pocos días, y con algunas canas presentes en ella. Cejas pobladas, nariz respingada, cabello ligeramente alborotado y de un color negro bastante profundo, aunque con los mismos pequeños detalles de cabellos blancos regados por ciertas zonas. Le calculaba unos treinta y nueve... Oh cuarenta y tres, cuando mucho

—Es un placer finalmente conocer a la mujer que me ha dado tantos problemas—Fue el primero en hablar después de el mutuo escaneo, se levantó y alizó las pocas arrugas que se habían formado en su chaqueta de traje y sonrió, acortando la distancia entre ambos con unos pocos pasos

—Quisiera poder decir lo mismo—Murmuré mirándolo, haciendo el esfuerzo de mantener un tono correcto en mi voz, que luchaba por cambiar y decirle unas cuantas cositas no tan agradables

—Oh, querida, relájate un poco. Sé que quizá no fueron las mejores maneras, pero, hey, ya está hecho, no?—Comentó con simpleza encogiéndose de hombros, luego se acercó para cerrar la puerta detrás de mí—Ven, siéntate, por favor—Señaló la silla negra forrada en cuero frente a mí

Estuve apunto de negarme, pero para cuando me di cuenta, ya me había movido con sutileza por los hombros hasta terminar haciendo lo que él quería. Me removí con algo de ansiedad y luego apreté mis puños. Muy bien, estábamos un despacho, era momento de intentar negociar, oh sólo perder tiempo mientras rogaba que Víctor nos encontrara

—¿Deseas tomar algo?—Indagó con curiosidad dándome una mirada de reojo mientras se servía un trago en un vaso de Kristal de una botella sobre una repisa. Por el fuerte olor, supe que era licor

—Aunque sí deseo otra cosa—Me atreví a decirle, alzó una ceja retomando su puesto—Quiero ver a Oliver

—Oh, por su puesto que lo verás, pero todo a su tiempo—Habló bebiendo un trago y posando el vaso sobre el escritorio—Sabes, de hecho yo quería felicitarte—Sonrió, y miré de reojo como empezó a jugar con el anillo en su dedo índice, dándole vueltas con la otra mano

—¿Ah, sí?, ¿Por qué?

—Bueno, ha sido admirable como asumiste la responsabilidad de un día a otro de cuidar a una criatura que no te pertenecía—Comentó sin apartar la mirada de mí—Es decir, dejaste toda tu vida de lado simplemente para entregarte en cuerpo y alma a Oliver. Y después de todo, también lo protegiste cuando mis hombres te atacaron, y destrozaron tu casa—Relamió sus labios, y volvió a sonreír—Eres una mujer impresionante

—Es lo que cualquiera hubiera hecho—Mencioné frunciendo el ceño levemente, ¿Cómo podía mencionar sucesos tan horribles de manera tan tranquila?—Si eres medianamente fuerte, buscas proteger al más débil, es ley de la vida, no?

—No, querida. Esto es diferente. Dime tú, ¿Qué mujer se entrega sin oposición a esta trampa mortal por un niño que ni siquiera es suyo, teniendo toda una vida por vivir.. y una persona con quién hacerlo?—Tragué saliva, me mantuve callada por ese momento, ¿Me estaba llamando loca de manera indirecta?—Por eso, pienso ofrecerte un trato de... Ganar y ganar, para ambas partes. Si no te parece puedes irte—Se levantó de pronto, hice lo mismo, mirándole con curiosidad



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En el texto hay: misterio, romance, bebes celos ex engaño peleas

Editado: 03.06.2025

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