Mi pequeño secreto

Capítulo 5. ¿Mamá?

 

Bianca.

Estoy perdida si Alex llega a decir algo sobre que me conoce, mis padres no saben quien es el papá de Darien. Siempre lo mantuve oculto porque tenía pánico de cual iba a ser su reacción, estoy aterrada sin saber como actuar frente a él. En menos de dos minutos tengo que entrar a la sala de reuniones y claramente ahí estará el idiota ese que fue muy hombre para pegarme un hijo pero no para hacerse responsable de él. Por supuesto que mi bebé y yo jamas lo necesitamos y espero no hacerlo nunca, el infeliz nunca sabrá sobre mi hijo.

—Hija, esta todo bien por aquí.

—Sí, mamá. Todo está bien, no te preocupes que ya mismo estoy con ustedes. —mi madre sonríe como la dulce mujer que es, mi padre debe estar muy orgulloso de tener una mujer tan maravillosa a su lado.

Salgo de la oficina de ellos para dirigirme a la sala de reuniones, la mirada feroz de Alex recae sobre mí, posteriormente tomo asiento en un lugar que me asegure no estar tan cerca de él, por suerte hay más personas en la sala pero eso no quiere decir que sea menos incómodo. Alex tiene la apariencia de hombre temible, no lo recordaba de esta manera, con sus hombros tan anchos y esa mirada perversa y sería.

No sé dónde meter la cara, me estoy cayendo a pedazos y por lo que veo el tampoco me soporta así que estamos a mano, aunque es plenamente incómodo tener sus ojos sobre mi como si fuera un pastel atractivo. La cohibición entra en mi sistema con facilidad para quedarse ahí. Aparta su mirar de mi cuando mis padres y las demás personas restantes entran un minuto antes de que la reunión empiece. Mi padre toma asiento en su respectivo lugar y el idiota lo hace a mi costado.

—Alex, no te recuerdas de mi hija —argumenta papá.

—¿Quién? Señor Smirnov.

—Bianca, mi hija. Estará a tu lado todo el tiempo, obviamente no la recuerdas porque estabas muy pequeño cuando la conociste. Binca Smirnova, mi orgullo.

 Soy la única persona que logra ver como la vena de su frente se hace notable y sus puños se convierten en evidente enojo.

—Un gusto, señorita Smirnova—dice entre dientes.

No contesto, papá  me mira misterioso. Mamá toca su hombro para que aparte su mirada de mí y podamos empezar nuestra reunión.

—Bueno, ya que estamos todos aquí, Bianca tu vas a hacerte cargo de enseñarle todo lo relacionado con la empresa al señor Alex, no hay nadie mejor capacitado que tu para este trabajo.

Casi me ahogo con mi propia saliva.

—No puedo, papá, recuerda que tengo más tareas pendiente por hacer, estoy segura que Julieta lo hara muy bien —mi padre me hace una señal de que me cortara la cabeza. Julieta es una mujer que se enamora de todos los hombres que entran a esta empresa y cuando conozca a Alex se desmayara.

—No, dije que lo harás tú.

—Papá…

—Es una orden, por favor pasemos al siguiente tema.

Salgo enfurecida de la reunión después de que esta finaliza, Alex sale detrás de mi obviamente con todas las intenciones de hablar conmigo cosa que no quiero, es que no puedo verlo ni en pintura. Es desagradable en todo el sentido de la palabra.

—¿Por qué nunca me dijiste de quien eras hija? —me agarra del codo para detenerme.

—No me vuelva a poner una mano encima, señor Alex, yo a usted no lo conozco y no tengo ninguna intención con hacerlo ahora, me está confundiendo de persona.

—No te confundiría nunca, Bianca, se perfectamente quien eres, no pienso discutir algo que sabes perfectamente. Ahora dime por qué no me dijiste de quien eras hija —insiste como si eso pudiera solucionar todo. Su mirar me dice que no se irá sin una respuesta.

—No tengo por qué darle explicaciones a un ser tan ruin como usted, ahora déjeme en paz porque ya le dije que no tengo idea quien es. 

—Así que no recuerdas quien soy, eh. No recuerdas como nos conocimos, como te hice mía solo tres días después, como eras conmigo en toda la semana que la pasamos juntos hace solo cinco años . —mierda, esta poniendo el dedo justo en la yaga, no he olvidado en ningún instante lo que pasó entre nosotros aunque lo he intentado cada día de mi vida.

—Me mentiste, Alex —me hago la fuerte para no llorar. Es complicado porque recuerdo todo lo que pasó durante mi embarazo, todas las noche me dormía con el celular en la mano esperando una llamada suya pero el tiempo transcurría y mi bebe nació, luego de eso deje de tener fe en que volvería y me enfoque en criar solo a mi bebé. —¿Sabes cuanto tiempo creí en ti?

Se queda callado porque sabe que no tiene nada que decir, me mintio me engaño haciéndome creer que iría por mi y yo fui más ingenua al creer que lo haría. Una persona como Alex solo piensa en sí mismo, es un narcisista pero es una pena no haberme dado cuenta antes de eso.

—No lo quiero cerca de mí, señor.

—Bianca.

Me alejo con el corazón hecho un mamacho, mis ojos están brillos pero ya hace años le llore mucho y quede rota pero esta vez ya no, no dejare que me siga afectando. Entro a mi oficina, veo hacia la de él a través de la cortina.

Tengo que contarle a Clau quien está aquí.

Marco su número y le digo si nos podemos ver en diez minutos en la cafetería de la empresa que fue una excepcional idea de mi madre. Salgo del ascensor y entro al sitio, mi amiga ya esta esperándome.

—Joder, Bi. Cuéntame todo ya.

—Esta aquí, ese desgraciado mentiroso esta aquí, no se que voy a hacer para que no se entere sobre mi hijo.

—Pero como carajos llega a la misma empresa que tu. No me lo explico pero creo mucho en las cartas del destino y recuerdas aquella vez que la tarot te dijo que alguien del pasado regresaría a tu vida.

—Te dije que no creo en esas cosas, y no creo que estuviera hablando de él.

—Yo creo que sí. 

Antes de que pueda decir más, veo a dos hombres entrar a la cafetería, mi padre y Alex.

—Oh, mierda ahí viene.

Alex me mira fijamente sin importarle mucho de estar con mi padre.




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