Dos rayas.
Dos rayas rojas
Me quedo inmóvil sosteniendo entre mis manos el test de embarazo que no hace más que mostrarme esas dos finas rayas rojas. Siento como me quitan de la mano el test y no hago el intento de reprochar, ya que en estos momentos mi cabeza está maquinando en un dos por tres.
—A veces estos test fallan —habla mi mejor amiga, pero no la miro —y debemos de asegurarnos de que estas benditas pruebas sean 100% seguras.
—Salió positivo, Julieta.
—Tenemos que asegurarnos con una prueba de sangre —asiento—. Me contactaré con mi ginecóloga, ya que la tuya se encuentra en Panamá.
—Por favor —pido.
Me siento en la cama dejando caer mi rostro entre mis manos y soltar un pequeño grito que hace sobresaltar a Julieta que me observa asustada «Créeme que yo también estoy asustada» Maldita seas las ganas de follar toda esa bendita noche y hacerlo el último sin protección.
Se supone que la píldora anticonceptiva tendría que haberme hecho efecto si no pasaron menos de dos días de habérmelo tomado ¡Juro que me pondré el implante! Intento calmar mis nervios y pensar que todo esto es una falsa alarma.
—Listo, tenemos una cita el día de mañana con mi ginecóloga. Solo pensemos que esa prueba no es del todo seguro y ya mañana saldremos de esto.
—Que voy a hacer, Julieta, ¿si de verdad estoy embarazada? —debe ver mi miedo, ya que se acerca tomándome de las manos sentándose a mi lado.
—Aquí estoy yo para apoyarte, Aina, al igual que está toda tu familia.
Editado: 01.07.2024