Mi pequeño secreto

CAPÍTULO 2

Axel

Escucho al vicepresidente, quien es nada más y nada menos que mi mejor amigo Cristian Williams, hablar y explicar sobre los próximos equipos tecnológicos que vamos a sacar al nivel mundial y ser vendidos y exportados al otro lado del mundo. Somos unas de las primeras empresas de la industria tecnológicas y seguridad que tienen a los mejores trabajadores capacitados para la venta y creación e innovadores de productos tecnológicos. Así como también a los mejores miembros tanto hombres como mujeres sobre la tecnología de las operaciones (la ciberseguridad) como; director de seguridad de la información, Hacker ético, Arquitecto de red/seguridad, Ingeniero de Ventas de Ciberseguridad, entre otros más miembros.

Hoy en día soy el magnate más catalogado e influyentes y reconocido en New York, siendo el primer hombre más joven de llevar en alto el nombre de la empresa "Davies Connection". A mis casi veintisiete años me lo he pasado trabajando y sacar en alto el apellido Davies, como lo ha hecho mi padre, siendo unos de los hombres que he respetado, pero hoy en día ese respeto se fue cuando ocho años atrás hizo de mi vida una porquería y acepte casarme por contrato con Tamara Morrison hija del conocido y empresario Bruno Morrison.

Prácticamente, nos casamos bajo un contrato para la mejoría de su empresa que se estaba yendo a la quiebra y buscaron la ayuda de mi padre para dar una mejora a su empresa. Pensaron que con el tiempo mi matrimonio iba a hacer más que un arreglo, pero no, hasta el día de hoy me sigue hastiando de estar cerca de ella.

Salgo de mis pensamientos cuando el grupo de hombres aplauden y Cristian dejo de hablar.

—Señor Davies, para mí sería nuevamente un honor el poder seguir invirtiendo y traer a mis mejores trabajadores en su empresa —dice Miller, unos de los empresarios de la red informática.

—Como no Miller, siempre hemos estado ante mano con usted.

—Siempre hemos trabajado y no hemos tenido problema hasta el día de hoy con su empresa Jorge Miller. —habla Cristian, vicepresidente y unos de mis mejores hombres hacker y de la red de ciberseguridad.

—Por supuesto que no —estrecha su mano conmigo y la de mi mejor amigo para despedirse —. Nos vemos la próxima semana que sería en un viaje a Barcelona. Permiso.

—Propio —dijimos al unísono.

Me despido de los demás miembros del equipo, de otros empresarios, rodeo la mesa grande y me siento en mi respectiva silla masajeándome la sien.

—¿Iras a Barcelona? —pregunta sentándose en la parte derecha del mesón —Pregunto por qué no vaya a hacer que vayas con Tamara y esté jodiendo a cada que vamos.

—Esta vez iré solo, no pienso soportar más con sus berrinches.

—Que harás para que no se te interponga en pleno aeropuerto —dice haciéndome recordar que dos años atrás me siguió hasta el aeropuerto colgándose de mi brazo para subir juntos a mi jet. —. Esa mujer está a tú atrás desde que regresaste de ese viaje a Barcelona.

—Ni me lo recuerdes que después que llegara de ese viaje se portó normal —prosigo —. Solo que después, prácticamente luego de tres meses, se comportó extraña y desde ahí me sigue por todos lados.

—En fin, solo haz que Morrison no se te cruce en plena subida al jet —sigue —. Lo bueno de este viaje que estaré una semana con mi familia.

Los padres de Cristian viven en Barcelona, que también tienen unas de las mejores empresas de diseño y publicidad, que está a cargo de Alejandro Williams y su esposa Catalina de Williams. Solo que mi mejor amigo siguió con la carrera que le gusta, ciberseguridad.

La familia Williams siempre han llevado su vida privada sin nada de escándalos y apoyaron la carrera de su hijo, solo que en esa familia existe otro miembro más; su hija menor, que prácticamente nunca la he conocido, ya que cada viaje que he ido a España por negocios, siempre me iba a visitar a la familia de Cristian, pero nunca y hasta el día de hoy conocí a la hija de los Williams.

—Después de dos años como máximo iré a ver a tu familia —hablo poniéndome de pie hasta la barra donde se encontraba las bebidas, poniendo hielos en un vaso —. Necesito pasar a visitarlos.

—¿Cómo? —pregunta nervioso mientras volteo a verlo dando un sorbo al vaso de whisky —Es decir... Iras a visitarlos... ¿Pero no estarás ocupado con todo esto de las ventas y productos?

—Sí, cualquiera quien te escuchara pensara que no quieres que vaya a ver a tus padres.

—Que va hombre solo decía —me quita el vaso de whisky y se lo toma en una sola —Además ya era hora que te dieras un tiempo, ya que estas todo el día traba....

Se calla de golpe cuando la puerta de la sala de reunión se abre bruscamente, entrando en ella Tamara con el rostro molesto.

Que novedad.

—Retírate —se dirigió hacia Cristian, quien le observa con desprecio.

—Estás en mi empresa y no voy a permitir que entres cómo sé te da regalada gana y botes a unos de mi vicepresidente —dije de manera autoritaria. —. Así que bájala tres rayas a tu enojo y respeta.

—Quien te crees que eres par...

—El dueño de todo esto que ves —señalo el lugar —. O le bajas a tu capricho de niña consentida o llamo a los de seguridad para que te saquen.




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