La impresión fue tanta que se levantó de su lugar tan rápido que tumbó el cuerpo de la joven que yacía sobre de él, por lo cual esta dio un quejido por el golpe que se dio, más Ezarel no le prestó atención y se puso a inspeccionar como loco el lugar donde había estado situada aquella Eir falsa. La verdadera niña, que recién había despertado, se acercó al lugar y haló del pantalón del elfo llamando su atención.
—acompáñame —la valquiria comenzó a caminar hacia la puerta que daba al patio trasero.
Al principio el alquimista dudó en seguirla, pues tenía más interés en investigar sobre aquella aparición, pero como si de una corazonada se tratase siguió a aquella menor de cabellera rubia. Erika se levantó confundida, tratando de asimilar porque estaba en la sala tirada en el suelo, recordando la noche anterior y su encuentro con el duende. Notó como Ez salía con Eir por delante, así que decidió seguirlos ya que quería explicaciones por la manera en que había amanecido.
Afuera la pequeña llegó al par de columpios y señaló el suelo justo en medio de ellos.
—yo enterré algo ahí, lo olvidé, pero me lo recordaron hoy en sueños—Ezarel miró a la infante rubia la cual también le regresó la mirada quedándose así unos segundos. Entendiendo por fin el líder empezó a esculcarse las ropas, ya que como la mayoría de los miembros de CG solía cargar una daga con él todo el tiempo, pero como eran prendas prestadas no llevaba nada consigo.
—¡dame tu daga! —le ordenó a Erika que recién iba llegando a lo que ella lo miró confusa.
—¿Cómo?
Al ver la respuesta lenta de su compañera humana, este rechistó la lengua y sin pedir permiso, la empezó a esculcar por todas partes buscando el arma. Al ser tomada por sorpresa ella se sonrojó y reclamó la acción de su jefe, pero este la ignoró ya que había encontrado lo que quería.
Sin perder tiempo se puso a cavar donde la menor le había indicado, despertando la curiosidad de la humana por lo que esta dejó sus reclamos. Tanto ella como Eir esperaron por un lapso de tiempo hasta que al parecer Ez se topó con algo al excavar.
Sacó un pequeño cofre de la tierra de aquel patio que puso a la vista de la valquiria, esta al tomarlo entre sus diminutas manos recitó un conjuro, el cual hizo abrir el objeto mostrando dentro una libreta.
—ella me dijo que es para ti, que a mí ya no me sirve
Ezarel abrió grande los ojos, ¿a quién se refería con ella? Aunque algo en su interior ya sabía de quién se trataba. Tomó la libreta de forro de piel color negro con una insignia alada, propia y común del pueblo de las valquirias. Sin saber porque, volteó a ver a Erika la cual con la mirada le gritaba que abriera la libreta para saber de qué se trataba, él no esperó e hizo caso a su subordinada, lo que lo llevó a darse una gran sorpresa al leer en la primera pagina "Diario de Eir" con fechas de más de 50 años atrás.
Eir le había entregado su olvidado pasado por escrito.
—0—
—así que ella le entregó el diario de una de sus víctimas...que interesante
Aquel rubio, que se decía un lorialet entre la guardia, sonrió complacido, acompañado de aquel sujeto de máscara de aspecto dragónica que lo miraba recargado de una columna del cuartel.
—¿cuánto tiempo tardarán en llegar? —Leiftan jugueteó con uno de sus mechones trenzados.
—yo creo que hoy al anochecer estarán aquí.
—será agradable echarle un vistazo a esa libreta
—yo podía haberla robado ahí mismo si me lo hubieras dicho
—no, será más divertido si veo en persona la reacción de desesperación de todos.
Una pequeña, pero audible carcajada se escuchó de entre la máscara oscura, mientras Leiftan caminaba dejándolo atrás, pues ahora tomaba dirección a la sala del cristal.
—0—
Después de aquello los integrantes de la guardia no se quedaron más tiempo en el pueblo de las valquirias. Ezarel había regresado a la normalidad, aunque esa aparición le confirmaba que no podía cantar victoria, pero aquella niña, que sufrió lo mismo que él, le entregó algo que le daba esperanza, pensaba que dentro de esa libreta podría encontrar alguna pista de cómo librarse por completo de aquel ente que al parecer no se podía quitar de encima.
En el camino el elfo explicó lo sucedido a los dos integrantes ausentes que se habían perdido de las nuevas, pues una estaba durmiendo y el otro había estado haciendo guardia a los alrededores de la casa, evidentemente Ez omitió la parte donde el ente había hablado sobre la humana.