Mi pequeño sortilegio (ezarel x Erika)(eldarya)

14: Sinceridad

Eweleïn salió a atender el llamado de la puerta de la enfermería, encontrándose a Ezarel con semblante retraído.

—¿qué pasa? —preguntó, pero el líder no contestó manteniendo la vista agachada.

Ella lo hizo pasar pues lo conocía de tiempo y sabía que algo no andaba bien, dentro, lo examinó para ver si se encontraba mal de salud, pero todo parecía estar en perfecto estado.

—Ezarel, ¿me vas a decir que pasa? Son las cinco de la mañana, pensé que íbamos a leer el diario al empezar la jornada de trabajo.

Ese día Ewe se había levantado temprano para adelantar parte de sus tareas pendientes y así después ir con el elfo a leer el diario de la valquiria, mas no se esperaba que el chico la buscara tan temprano. Pensó que a lo mejor estaba ansioso y ya quería iniciar la lectura en ese momento, pero el contrario negó con la cabeza cuando ella se lo preguntó.

Después de unos segundos en los que Eweleïn no hizo mas que mirarlo intrigada, este tomó aire y vio a la joven a los ojos con semblante decidido.

—Ewe te vengo a avisar que voy a leer el diario con Erika, así que no necesitas trabajar tan temprano.

—pero... ¿Por qué? ...no te preocupes por mi y mi trabajo, yo quiero ayudarte—ella puso su mano sobre la suya y entrelazó sus dedos con los de él.

Ez permaneció en silencio mirándola con cierto pesar, notando la insistencia desesperada que la joven mostraba por estar a su lado.

—Eweleïn ¿aun estas enamorada de mí? —dijo apretando el agarre de sus manos

—tú sabes que sí, eso no ha sido un secreto.

El elfo frunció el ceño para después mirar el piso como si analizara algo. Ella esperó pendiente notando que el líder la había soltado de la mano, a continuación, vio que su compañero la tomó del rostro besándola de manera sorpresiva.

—0—

Dentro de su habitación cierta guardiana aún dormía plácidamente. En el silencio de la tranquila mañana se escuchaban los ronquidos de su familiar, un bonito ciralak de tres cabezas de aspecto muy manso. Como si de instinto animal se tratase, Cira, que era el nombre de esa fantástica bestia, despertó mirando a su ama aun sumergida en sus sueños y como buen compañero decidió darle el beso de los buenos días, así que ella entre saliva y tres lenguas rasposas, abrió los ojos sonriéndole a su mejor amigo.

—Buen día—acarició una de las cabezas del felino.

La sonrisa que tenía por el cariñoso despertar, se borró en el acto al darse cuenta que eran las seis en punto gracias a un pequeño reloj de arena que tenía a un lado de ella.

—¡Cielos! ¡Se me hizo tarde! ¡Ezarel me va a matar!

Rápido se levantó y fue directo a ducharse, al cabo de unos minutos ya estaba dándole el beso de despedida a Cira, este la miró con tristeza cuando esta salía de la habitación.

Llegó sin aliento al laboratorio de alquimia gracias a que corrió como si su vida dependiese de ello, no veía por ningún lado al chico de cabellera azul, así que fue directo a sentarse en una de las mesas de trabajo para recuperar fuerzas, pensando con alivio que a lo mejor el elfo también se había retrasado.

—llegas media hora tarde ¡tonta! —un llamado de atención la sobresaltó, pero lo que más le desubicó era que se suponía que esa voz no tendría por qué volverla a escuchar, así que lentamente bajó su vista hacia donde la llamaban.

—¡E-EZAREL!

A un lado de ella estaba su jefe, pero de nuevo aquella apariencia infantil había secuestrado su cuerpo. Rápidamente la faelinne se levantó de su asiento y lo empezó a tocar para ver si no estaba alucinando, pensó que como se acababa de levantar podría aun estar dormida, pero aquel pequeño era tan real que no podía creer lo que veía. El líder de la absenta no decía nada, puesto que comprendía la reacción de la castaña, pero cuando su paciencia llegó a un límite protestó contra ella, dándole un manotazo para que lo dejara en paz.

—¡pero no entiendo! ¿Qué pasó Ezarel? ¿porque volviste a ser niño de nuevo?

—eres escandalosa

Acalló a su subordinada mientras se subía al asiento de la mesa de trabajo donde anteriormente había estado ella, quedando sentado justo de frente.

—descubrí que haber regresado a la normalidad solo fue momentáneo, hasta que de verdad rompa el hechizo, es posible que esté cambiando de forma dependiendo las circunstancias.

El pequeño sacó el diario que le había sido entregado y lo puso sobre la mesa, ella miró la cubierta mientras pensaba que decir.

—entiendo... ¿y cómo fue que descubriste eso? acaso lo decía en las memorias de Eir.

—no

—entonces ¿sucedió algo?

Ezarel solo desvió la mirada quedándose pensativo, recordando lo sucedido unas horas antes en la enfermería al lado de Eweleïn



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En el texto hay: bruja, elfos, eldarya

Editado: 13.10.2019

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