Autora: M. Esparza
Libro 1 Trilogia Curvas Impredecibles
- Víctor.... – susurre sorprendida al ver su auto.
Estaba casi 100% segura de que algo no encajaba en todo esto, el que estuviera aquí el auto de Víctor ... mi primo no me daba buena espina, su presencia era para buenas o malas noticias, algo dentro de mi me decía que esta vez no era para algo bueno.
-¿Quien es Víctor? – no me había dado cuenta de que todavía estaba en el auto de Connor, no sabía si decirle pero de igual forma es familia y nos apoyamos entre nosotros y ocultarle sobre mi relación con Connor no es algo que quiera hacer.
- Es... mi primo, pero él no vive aquí – dije reaccionando para tomar la manija del auto y abrirla.
- Annie, ¿está todo en orden?- pregunto tomando mi otra mano para que no saliera aun, mire su mano en mi brazo... aun recordaba el por qué estaba aquí pero, creo que lo mejor es pensar las cosas y cuando esté preparada regresar a su casa o solucionar los malos entendidos.
- Si... no lo sé, creo que necesito pensar bien las cosas, averiguar qué es lo que está haciendo aquí Víctor... - dije mirando hacia sus ojos, justo en este momento quería volver a sentir sus labios, pero me sentiría como una total perra.
- De acuerdo... solo por esta vez te dejare ir Annie, pero bien sabes que no es la solución para todo esto – dijo apretando su mandíbula.
Cuando creía que podía irme se acerco a mi cara y me miro tan profundo a los ojos como solo el sabia hacerlo, sus labios te invitaban a que jugaras con ellos hasta que no pudieras respirar mas pero no en su defecto beso suavemente mi mejilla, con el rubor encandecen te en mis mejillas.
Salí de su auto, camine hasta la entrada de la casa, escuche a su auto alejarse sentí un vacio pero creo que tome una decisión correcta, me acerque a la puerta y la abrí.
Al menos la sala esta tan normal como siempre con cada cosa en su lugar, cerré la puerta con cuidado, pero creo que mi técnica de ser discreta no funciono ya que la puerta rechino como nunca antes lo había hecho haciendo que de la cocina saliera, mi hermano con ropa casual pero había algo diferente en su mirada, algo a lo cual no estaba acostumbrada ver en sus ojos , Tristeza,.
Detrás de el salió un apuesto chico de 20 años, todo tatuado, músculos en los lugares correctos pero no era tan guapo como lo era Connor pero, moreno, Víctor, mí adorado primo hace tanto que no lo veía, solo lo veía en vacaciones de verano o cuando mi familia salía de viaje a México o Brasil, el es se podría decir que latino ya que su mama mi tía Vanessa era brasileña de ahí que el tiene una sensualidad para atraer mujeres pero ninguna ha podido atraer su corazón de hierro, pero bueno eso no es lo que saber.
-¡Víctor! – grite y corrí hasta el para subirme a su cintura mientras besaba su cara, el solo me apretaba tan fuerte como siempre lo hacía cuando algo estaba mal.
- Annie, te he extrañado tanto mi niña – dijo acariciando mi largo cabello – como has crecido, mírate estas tan bella, ni que decir de los chicos que tendré que patearles el culo – dijo con su voz gruesa, lo adoraba porque él y mi hermano son unos celosos de primera conmigo, pero ahora sumándole Connor esto será un total caos.
-No es para tanto Víctor, pero ¿A qué se debe tu visita? – pregunte curiosa mientras me bajaba de él, lo miraba curiosa ya que él se tenso y su mirada viajo hasta mi hermano.
- Yo... tienes que prometer que lo tomaras con calma mi niña – dijo mientras tomaba mi mano y me conducía hacia el living, mi hermano se sentó en un sillón individual pero Víctor me sentó en sus piernas como cuando éramos más niños.
- Me están asustando podrían decirme ¿Qué es lo que está pasando? – dije exaltada por qué no decían nada, ambos tomaron aire y Víctor comenzó a hablar.
- La abuela, ella lleva casi un año enferma ... un día en la casa sufrió un desmayo pensábamos que era normal ya que a su edad ya no es conveniente que trabaje tanto, la llevamos al doctor por suerte yo estaba en esos días en casa ya que papa estaba trabajando, la doctora que la reviso dijo que tenía sus defensas bajas, le hicieron unos exámenes y salió que ella tenía Cáncer, nadie podía creerlo ya que se veía tan fuerte como cuando éramos niños, no les dijimos a tus padres y por supuesto mi padre y yo nos encargamos de sus medicamentos, todo parecía ir tan bien pero , de un momento a otro su estado empeoro hasta que fue a dar al hospital, nos dijo la doctora que le quedaban a lo mucho unas 2 semanas de vida fue ahí donde decidimos hablar con tus padres – dijo con un nudo en la garganta apenas podía creer lo que me estaba diciendo.
- Yo... esto, dime que ella está bien ¿Verdad? – pregunte mientras hacía con mis manos puños en su camisa.
- Mi niña, ella... mi abuela murió esta mañana – dijo lo último en un susurro, sentía que el aire me faltaba.
Mi abuela era lo más hermoso que una nieta pudiera tener, ella estuvo ahí cuando aprendí a caminar, cuando dije mis primera palabras, cuando aprendí andar en bicicleta, estuvo ahí cuando tenía pesadillas en las noches, cuando los niños me decían gorda o me insultaban, era la que me decía que algún día iba a encontrar a mi príncipe azul, era una mujer tan buena que no se merecía todo lo que había pasado, me duele el hecho de que nunca pude verla antes de morir, ni siquiera me despedí de ella.
No me había dado cuenta de que mis sollozos eran tan fuertes y dolorosos, que mis lágrimas salían incontroladamente de mis ojos, gritaba como si pudiera redimir el pasado, me dolía tanto no poder haber hecho algo por ella, sumándole a todos y cada una de las cosas que había pasado y soportado, me sentía sin fuerzas, necesitaba con todas mis fuerzas el poder verla aun que sea en su lecho de muerte, unos brazos fuertes me cargaron no me preocupe en ese momento por saber de quién se trababa, me llevo hasta mi habitación, sus brazos no me dejaron en todo momento, solo quería llorar y desahogarme .