Mi perdición, Mi salvación y Mi locura

Cap. 4

Autora: M. Esparza 

libro 1 Trilogia curvas Impredecibles

***POV ANNIE***

Esta mañana tuvimos que despertarnos muy temprano ya que Diana quería llevarse todo el armario, estaba feliz de volver a ver a toda la familia según Víctor todos irían, así que es momento de que Amely conozca a toda la familia Harrison.

En una semana Victoria cumpliría sus 13 años, un gran paso en su vida, cada año es una aventura más en las que estás dispuesto arriesgar todo como ganarlo, aún recuerdo cuando era solo un bebe y yo solo tenía 5 años, sus ojos tan hermosos como la misma luna grandes y de un azul eléctrico y enigmático que te lleva a miles de años luz en viaje hacia el universo, apenas un bebe fue el primer aliento robado en toda mi vida. Desperté de mi ensoñación, seguí subiendo las cosas al auto, con ayuda de Víctor por parte de las chicas hicieron una pequeña canasta de picnic por si nos da hambre en el camino.

- ¿Chicas están listas? - alzo la voz a la vez que cerraba la puerta de la cajuela.

-Sí, vamos – respondió Diana con las llaves en la mano mientras detrás de ella venia Amely con una manta y su bolso en la otra.

-Cariño, ¿Para qué quieres una manta? Hace mucho calor – dijo extrañado mientras todos subíamos a su auto.

-No es para mí, es para Annie – dijo mientras me miraba y me la daba.

En verdad es una persona muy amable, ahora entiendo una de las razonas por las que Víctor está loco por ella, los mire y se miraban el uno al otro como si el mundo no existiera como si todo fuera irreal incluso ellos mismo, pero sintiendo cosas que solo el otro puede sentir, Nos pusimos en marcha a la carretera Diana miraba sus redes sociales, Víctor y Amely tomados de las manos hablando y riendo a la vez.

Tome un libro uno de mis favoritos y comencé a leer, pero no estaba del todo concentrada en mi mente aparecía Connor, sus ojos y su típica mezcla entre café y motas verdes, su sonrisa, esta demás decir que aún lo sigo amando, pero dolió su acción, tome mi móvil y reproduje la lista de Jorge Méndez un pianista mexicano conecte los auriculares y los puse en mi vientre.

Letra tras letra parecía no ser procesa por mi mente ¿Por qué no sale simplemente de mis pensamientos? ¿Qué está haciéndome? ¿Por qué quiero estar nuevamente en sus fuertes brazos?

Esto estaba llevándome a la locura, odio saber que está en mi mente y aun causa algo en mi corazón, no había notado que estaba llorando hasta que una frágil y pequeña lagrima cayo entre las hojas color madera caía en ellas, hasta que sentí esas miradas en mi persona, hasta que mis lamentos no eran más que simples miedos de mi alma.

Nadie dijo nada lo cual agradecía, tengo miedo a necesitarlo más de lo que ya lo hago, pero aún más a no hacerlo, ¿A quién quiero negar lo que aún está en llamas dentro de mí? Y la respuesta duele por sé que a mi es a quien quiero engañar, jamás ganare contra los deseos del corazón, pero ¿Cómo olvidar todo? Como olvidar cuando no eras nadie, ver cómo es que tu vida iba en picada y de pronto llega el con su manera de ser tan peculiar y extraña a mis ojos. Tantas cosas que he querido olvidar, pero su recuerdo no me deja, y aun sabiendo que no he podido estoy aquí envuelta en los brazos de nuestro amor, ese fruto a nuestra inmensa pasión y un amor potente... o al menos eso creí.

-Annie...- frente a mi estaban los chicos, me miraban asustados.

- ¿Pasa algo? - pregunte mientas limpiaba los rastros de lágrimas en mi rostro y quitaba suavemente mis auriculares de mi vientre.

-Llegamos a casa... ¿Estás bien? - Víctor me examinaba, buscaba algo en mis ojos, algo que no encontraba.

-Chicos... vayan a dentro yo estaré aquí con ella – los chicos me dieron una última mirada mientras entraban a casa de mis padres –Ahora si dime ¿Qué pasa hermosa? – admiro su preocupación.

-Nada, estoy bien – trate de salir fuera del auto, pero su mano se posó en mi brazo impidiéndolo.

-No te creo nada – no podía engañarla, sabía que no estaba bien pero no quería admitirlo.

Las lágrimas me invadieron una vez más, cada vez que pienso en él es una verdadera tortura, pero simplemente no lo puedo evitar.

-Aun lo amo...- me aferre a sus brazos mientras lloraba cual magdalena.

-Hay cariño, ya lo sabía – me deshice del abrazo mientras la miraba extrañada.

- ¿Cómo? ¿A caso era muy obvia? – no puedo creerlo, bueno al menos yo me creí que lo había olvidado y sacado de mi corazón.

-Annie ... No se trata de que, si eras muy obvia o no, se de primera mano que no puedes olvidar algo que te hace sentir bien contigo misma- sus manos estaban tomando las mías - sé que tú misma intentabas olvidarlo, sacarlo de tu vida y corazón, pero no puedes y menos ver cada día esa pequeña luz de alegría que tiene algo de los dos – señalo mi vientre, creo que es hora de admitirlo ¿Qué puede pasar?

- Lo sé, pero no puedo olvidar el ¿Por qué? ¿Cómo olvidar que prefirió el qué dirán a qué sentiré yo? La verdad no sé si me entiendas cuando simplemente eres y has sido perfecta – juzgar era lo que está haciendo precisamente en este momento cuando yo no soy de esa manera.

-Te entiendo, toda mi vida vivo siendo juzgada por la vida o conducta que llevo, pero ¿Sabes porque no me afecta? – me pregunto a lo que negué dudosa – Porque entendí que al final de todo quien sufrirá las consecuencias de sus actos seré yo y no la gente – esto es más de lo que esperaba ¿Ella sintiéndose así? Bueno nunca hay que juzgar a un libro por su portada.

-Gracias, por todo por escucharme, por estar aquí para mí – la abrace nuevamente, la familia, siempre será el antídoto secreto para todo mal.

-De nada, nena, pero bueno basta de lágrimas –dijo riendo melancólica.

-Creo que mejor vamos dentro, ya sabes cómo es mama – será mejor entrar llevamos más de 10 minutos aquí afuera.



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En el texto hay: boxeo, pasion, gordita

Editado: 26.05.2021

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