Autora: M. Esparza
libro 1 Trilogia curvas Impredecibles
***POV CONNOR***
La llamada tan repentina de Víctor esta mañana me puso demasiado preocupado y eso hizo que le hablara de esa forma tan altanera a Annie, pero quería saber si ella estaba bien, aunque aun no entiendo ¿Por qué salir de casa sin decirle a nadie? Justo en este momento me dedico a conducir lo más rápido que puedo para llegar a ella, deseaba verla y saber que ellos estaban bien. Tan solo pensar en las palabras que le dije hicieron que comenzara a excitarme, pero quien no lo haría al recordar a su mujer desnuda, mejor me deshice de esos pensamientos y acelere lo más que pude.
Estaba por llegar y como era muy temprano la gente aún no abarrotaba el parque así que me fue muy fácil encontrar un lugar donde estacionar mi auto, tome una profunda respiración ya que aunque lo vea patético ella causa un efecto severo en mi a pesar de que es tan pequeña, baje con tranquilidad del auto y lentamente me fui acercando hasta llegar a la banca donde ella se encontraba tan sumida en sus pensamientos que en ningún momento me prestó atención pero disfrutaba que ella estuviera tan tranquila.
-Hola, extraño – su voz fue música para mis oídos, extrañaba tanto su presencia en mi día.
- Hola, hermosa extraña – respondí con una sonrisa mientras pasaba un brazo detrás de su espalda para darle calor - ¿Y dime que es lo que vemos? – pregunté mirando eso a la nada que ella parecía ver.
-Un agradable amanecer, ¿No lo crees? – su sencillez era tan cálida que podías darte cuenta que de las cosas más sencillas y carentes de valor material son las que más valor tienen en esta vida para hacerte sonreír.
- Eso es tan cierto, todo contigo es inesperado amor – el sol comenzaba a calentar y los pájaros a cantar tal vez parecía que estábamos en una película, pero con ella todo parece ser así lo cual es extraño, pero en el buen sentido.
- Que extraño y cursi sonaste – su risa fue tan contagiosa que me fue imposible no reír con ella, cuando menos te lo esperas dice cosas que hacen que reías por lo más tonto.
- Oh, ¿No me digas que no te gusto así? - Su risa ceso para convertirse en una gélida facción, amaba cuando su rostro se tornaba de esa manera sin estar enojada no sonreía del todo, pero en su rostro se apreciaba la tranquilidad y admiración.
- Me gustas más de lo que yo pueda imaginar, Alex – de todas las veces que hemos estado juntos memorice las veces que decía mi segundo nombre y solo era las veces en que sus palabras eran tan ciertas como ella misma lo era, justo cuando dejaba de un lado su inocencia y daba paso a esa madurez natural.
- Lo sé, Cloe – dije su otro nombre sabiendo que no era muy fan de él viendo como su pequeña nariz se arrugaba.
Ahí nos encontrábamos como una extraña pareja, una niña y un hombre viendo y disfrutando del amanecer amaba con todas mis fuerzas pasar tiempo con ella y es que no siempre es cantidad sino calidad y el que solo estemos aquí sentados y juntos es más de lo que muchos pudieran tener en sus relaciones, sé que muchas veces la jodí como no tenía una maldita idea pero por eso mismo es que me esfuerzo en verla así como en este preciso momento feliz y tranquila me lamente tanto cuando ella se fue y no dejo rastro de nuestro amor porque ella es el amor entre nosotros sin ella no puedo sentir esa necesidad de sonreír, de reír o de amar. Todo hombre cree haber el encontrado el amor, pero la verdad es que jamás lo vas a encontrar si corres contra la marea, todo es mejor si el desastre te lleva con él porque puede llevarte a un lugar mejor, pero ella no lo sé, ella fue simplemente la excepción a todas las reglas puestas por la vida e incluso puestas por mí en ella.
-Bueno, te invito a desayunar ¿Qué dices? – su comentario tan impredecible alimento a mi alma, no se necesita que la obligues a hacer las cosa cuando ella va en contra de estas y le es 100% fiel a sus creencias.
-Me parece bien – guiñe en su dirección ganando un fugaz sonrojo en sus mejillas – Pero con una condición – sabía que las condiciones o más bien sorpresas inesperadas no le gustaban.
-Habla – su mirada perspicaz y llena de misterio me hizo sonreír cual idiota.
-Que sea en casa, nuestra casa – sé que para ella es cansado hablar sobre el tema de vivir juntos y sé que si fuera por ella lo hacía, pero más que nada respeta la palabra de sus padres y por ende yo también tengo que hacerlo.
-Tú y tus condiciones – rio mientras negaba y tomaba su bolso para pararse lentamente – pero acepto, vamos – me tendió la mano como si ella estuviera dispuesta a dirigir nuestro camino.
-Vamos - entrelace nuestras manos, tan fuerte impidiendo que algo se la llevara de mi lado.
Caminamos el corto recorrido hasta llegar a mi auto, la guie hasta la puerta y abrí para ella procurando con todo cuidado que no se llegara a lastimar, le abroché el cinturón de seguridad y tan pronto vi que estaba asegurada me dirigí hacia el otro lado del auto e ingresar en él, una vez dentro del puse en marcha el motor y con todo cuidado avanzamos entre las calles. En el camino hablamos sobre infinidades de cosa una de ellas el cumpleaños de su pequeña hermana, su admiración por ella me declara lo maravillosa como madre seria, podía pasar horas escuchándola hablar y decirme acerca de su día y jamás me cansaría y no es porque este enamorado de ella, sino que tiene esa manera de abrirse ante la gente y escuchare sin tener la más mínima pizca de querer criticar tus decisiones y tu vida.
El tiempo fue demasiado corto que en menos de lo que pensé ya me hallaba frente al hotel donde me hospedo desde hace ya algunos años y últimamente por mi cabeza ronda comprar una casa donde Annie no tenga que subir un elevador estando embarazada o cuando nuestro hijo haya nacido.
Estacione mi auto y nuevamente ayude a Annie a bajar del auto mientras caminábamos al interior del hotel y llegar hasta la recepción, esperamos unos segundos en lo que el elevador estaría disponible para nosotros sonó una campaba avisando que podríamos tomar el ascensor, el camino hasta mi piso fue un completo silencio cómodo no como esos en los que se siente la tensión, en cuanto llegamos el ascensor se abrió dando paso el interior de mi por ahora "Casa".