Autora: M. Esparza
libro 1 Trilogia curvas Impredecibles
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***POV ANNIE***
No podía creer, como es que Natasha había matado a Katherine siendo su misma sangre, me duele porque en un momento la llegue a querer, pero de ella solo me lleve desprecio siempre y sin darme cuenta, pero no significaba que la quería ver muerta frente a mis ojos, lo peor de todo que también estaba embarazada, Jeremy lloraba su muerte, de un momento a otro le disparo a esa mujer de la cual está sumamente loca, no entendía su capricho con Connor.
En cuanto Jeremy de descuido aproveche para correr hacia Connor, pero mi visión comenzaba a fallar cada vez más, mi cuerpo no podría aguantar un minuto más.
De un momento a otro hubo disparos, tenía miedo, por mi hijo, quería salir de ese lugar, cuando pensé que iba a lograr estar por fin en los brazos del padre de mi hijo un disparo se escuchó detrás de mí, dolor agonizante en la parte de mi omóplato y sangre bajando en la parte delantera de mi pecho me decía que la bala impacto contra mi cuerpo y logro atravesarlo, mis piernas temblaban y sus ojos me veían con miedo, pánico a perderme.
- ¡NO! –grito lo más que pudo hasta estar frente a mí y tomar mi cuerpo del cual ya no poseía fuerzas.
Le disparo en dos veces, a mi espalda se oían sirenas de la policía y gritos, Trenton corrió hasta estar en mi campo de visión, sus manos llenas de sangre, lo había golpeado hasta matarlo. No sentía mi cuerpo, las marcas viejas apenas sanaban, pero las nuevas hacían melle en mi cuerpo.
- ¡Llamen a una ambulancia! –grito Connor, yo solo me dedicaba a observar su rostro perfecto memorizando sus facciones.
-Ya está en camino, Annie no cierres los ojos – Álvaro llego a nuestro lado y su pánico me decía que nada está bien.
Quería cerrarlos, tenía sueño, pero también tenía miedo por mi hijo no quería cerrar los ojos sin haberlo conocido. El me miraba y hablaba muchas cosas de las cuales ya no escuchaba nada sus manos en mi vientre me daban a entender que tenía que ser fuerte por nuestro hijo, agradezco mucho que jamás hayan tocado mi vientre y que todo lo que sufrí fue porque no dañaran a mi bebe.
Una mujer con uniforme se posó frente a mí y me miraba sonriendo pensé que era un ángel por cómo me sonreía sabía que nada me pasaría. De alguna manera quería confiar en su mirada, quería irme con el afán de que todo estaría bien pero no podía, nadie me lo permitía hasta que mi bebe estuviera a salvo, solo me quedaba esperar un poco más.
-Annie – me llamo y solo pude enfocar mi vista en sus ojos –Me llamo Tyler te vamos a ayudar, pero por favor no cierres tus ojos –comento mientras que con la ayuda de otro hombre me ponían en una camilla.
-Está en shock será mejor que nos apuremos, su presión arterial está muy elevada – comento el hombre del cual no sabía ni su nombre, escuchaba sus voces como si fueran susurros –Hola, soy Trey ¿Sientes dolor? Nosotros vamos a ayudarte por favor no cierres los ojos –comento mientras sus manos me examinaban el vientre.
En realidad, no sé cuánto tiempo paso, pero en un parpadear me encontraba en la camilla viendo todo borroso, una doctora mantenía una pequeña linterna medica en mis ojos tratando de enfocar mi vista, en mi nariz estaba el tanque de oxígeno, todo estaba borroso, me metieron en una sala de quirófano y me desnudaron a estas alturas no podía sentir ya nada y mi mente era la que se encargaba de procesarlo todo, bueno hasta que un dolor surco mi área pélvica y un grito desgarro mi garganta seca.
-Está entrando en labor de parto –comento la doctora mientras las enfermeras me ponían vía intravenosa en la mano – Tendremos que hacer una cesárea, puede perder mucha sangre si tiene el parto natural – comento mientras en su delgada mano alzaba el bisturí.
-DUELE –grite todo lo que pude, en el quirófano entro Zack con un traje azul y cubre bocas.
De un momento a otro todos estaban a mi alrededor, las enfermeras y los dos médicos, mis piernas ya hacían arriba, mientras el dolor seguía, sabía que iba a morir, pero tenía miedo de jamás volver a ver a mi hijo, quería verlo por primera vez, saber que él estaba bien para poder descansar por toda la eternidad, aunque dejara el corazón de Connor roto, el seria su fortaleza.
En cuanto miro que la doctora se acercaba con el bisturí hasta estar a mi altura sus ojos se salieron de orbita.
- ¿Qué diablos haces? – grito en medio de todo el lugar, aun cuando mis gritos no paraban.
-Necesito hacer la cesárea, ella perderá mucha sangre si da a luz por parto natural – comento mientras me seguía viendo con preocupación.
-Él bebe ya está coronando, ella puede hacerlo – comento mientras me miraba.
- ¡POR FAVOR! Haz que nazca – susurre viéndolos a los ojos, no me importaba si yo moría, mientras el viviera todo iba a estar bien.
-Annie, puja por favor –dijo Zack a lo que puje lo más que mi cuerpo me lo permitió – Una vez más – comento mientras la presión entre mis piernas iba desapareciendo.
Su llanto fuerte y sin reparo me devolvió el aliento, mis sollozos se hacían más dolorosos porque por fin él estaba conmigo, no dudaron en ponerlo en mi pecho era tan hermoso sus ojos eran los más hermosos que haya visto un color inigualable, una mezcla de entre los de Connor y los míos.
Lo besé y lloré porque sabía que mi cuerpo ya no podía más, mis brazos no tenían fuerzas para cargarlo y cuando el aire comenzó a faltar en mi pecho supe que era el momento de partir y me permití cerrar los ojos sin importarme nada más que saber que él estaba sano y salvo.
***POV CONNOR***
Mis manos seguían temblando después de haber visto cómo se llevaban a Annie, sentía pánico de todo lo que pasaba a mi alrededor, el maldito bastardo que le había disparado estaba en el piso inconsciente sé que no está muerto por que los paramédicos lo estaban revisando.