Autora: M. Esparza
libro 1 Trilogia curvas Impredecibles
FINAL
***POV CONNOR***
De acuerdo, no me siento nada bien, estas inmensas ganas de vomitar y lo mareado que me encuentro me tienen fuera del traje negro que está en mi cama. Ha pasado un mes desde que decidí proponerle matrimonio a Annie y hoy es el día parece que mi cuerpo está en alerta y las arcadas no me dejan en paz.
-Oh vamos amigo – dijo Álvaro afuera del baño con gracia en su voz – llevas ahí una hora, no es para tanto – ignore su intento de animarme y baje la palanca del retrete.
¿Exagero? Tal parce que sí, pero es que no es que no quiera casarme, es más que obvio que quiero sentar cabeza con esa dulce mujer, pero me siento peor que la primera vez que tuve resaca en la preparatoria.
- ¿Creo que me voy a desmayar? – Salí del baño sintiéndome sudado por el esfuerzo de vomitar, si creo que estoy exagerando.
-Hijo – por la puerta de mi habitación aprecio mi padre - ¿Podemos hablar? – pregunto viendo a Álvaro el cual parecía divertirle mi comportamiento.
-Los dejare solos, trata de estar entero – dijo mientras se iba riéndose, si claro como él no se iba a casar con la mujer de sus sueños.
- ¿Así fue cómo se siente saber que te vas a casar? – pregunte mientras mi padre se acercaba hasta estar sentado frente a mí.
- Bueno digamos que sí, yo tuve salir corriendo una hora antes de la boda no porque no amara a tu madre, pero es un paso muy grande, ¿Cómo te sientes? – sonrió de lado, creo que hablar con mi padre me calmara.
- Jodidamente nervioso – toque mi cabello demasiado nervioso, sentía una ansiedad y eso me tenía demasiado intranquilo – amo a Annie más que a nada en el mundo, podría poner mi cuerpo frente a una bala, aunque ella ya la ha recibido, papá, es demasiado perfecta es solo que …
-No creías encontrar una felicidad exuberante – si mierda, justo eso - te entiendo, son nervios de la boda hijo, yo también me sentía así cuando estaba por casarme con tu madre, pero ¿Sabes? No me arrepiento de hacerlo es la mejor cosa que pudo haber pasado aparte de darme una familia – su sonrisa me calmo.
-Gracias papá, necesitaba hablar con alguien – le abrace tan fuerte como cuando tenía cinco años y me sentía inseguro de jugar con los demás, como cuando tenía dieciséis y me estaba enseñando a conducir.
Aun así, después de todos estos años, ha sabido ser un padre y esposo ejemplar, no negare que como todo padre se ha decepcionado de mí, se alegrado de mis logros, pero creo que estoy listo para formar mi propia familia dejándole saber que su trabajo ha terminado y puede sentirse orgulloso por lo que logro con su primogénito.
-Ahora, vete a duchar que te casa en una hora y no queremos que llegues tarde el día de tu boda – palmeo mi hombro derecho mientras salía de la habitación.
Suspire con anhelo, me casaba, mierda, esto parece ser un sueño loco pero la verdad es que no era un sueño, estaba a nada de casarme y formar una larga vida a lado de la mujer siempre estuvo en mis sueños pero que había tardado demasiado en llegar, estaba a punto de casarme con esa pequeña mujer de ojos azul, ese azul como el mar, sé que muchas veces hice que sus ojos derramaran lágrimas, destilaran coraje y enojo hacia mí, sé que nuestra relación al principio fue extraña y caótica pero ella más que nadie, ella me ha enseñado que nada importa si solo al final de todo nos vemos a los ojos, ella hace que mi pecho sienta estallarse a una velocidad increíble cuando la veo, que mi estómago se retuerza cuando la escucho reírse fuertemente, esa chiquilla derrumbo mis esquemas, mis paredes, el protocolo a seguir, entro como las olas del mar lo hacen al tocar la arena, llenar de cabo a rabo mi vida con su inocencia, llenar de sonrisas mi vida monótona, destructora de estereotipos, culpable de hacerme sentir el hombre más ridículamente cursi, un jodido enamorado de ella.
Aun así, sigo siendo un complemente egocéntrico con ella, porque me es tan sencillo quererlo todo de ella, querer lo que no sabe que puede darme incluso lo que puede, porque solo quiero este camino con ella, quiero que ella elija todo conmigo de su mano, nadie más, no otro, solo conmigo. Los hombres somos egoístas con lo que nos hace sentir seguros y satisfechos, Annie, hace más que eso, por eso quiero seguir este camino lleno de aventuras por descubrir junto a ella.
Seguí serenando mi mente, tranquilizando mis nervios debajo de la regadera, centrando las ideas nuevas que comenzaban junto a ella, terminé de ducharme para salir y mirar nuestra habitación por última vez, si, había comprado una casa con un enorme patio, el jardín contenía suficiente espacio para que Boky y Mikael jugaran, Annie pudiera cultivar esas flores que tanto se había empeñado en plantar en el balcón, una nueva casa, un nuevo lugar para construir nuestros recuerdos. Seguí vistiéndome, traje era impecable estaba terminando de poner la loción que tanto le gustaba a Annie cuando mi madre entro por la habitación con un hermoso vestido largo Dorado.
-Madre, estás preciosa – dije a lo que ella se sonrojo y camino hasta estar frente a mí.
-Oh vamos, deberías de ver a la novia creo que esa mujer te va a dejar desmayado - ¿Tan hermosa se vería? Creo que noto mi cara ya que rio.
-Deja que te ayude – tomo la pajarita que yacía en la mesita de noche, termine de ponerme los gemelos - ¿Sabes? Sé que estas nervioso tu padre me lo dijo, pero haces lo correcto y eso me tiene demasiado orgullosa de ti – no pase por alto el nudo que se formaba en su garganta mientras me acomodaba la pajarita.
-Vamos madre, no llores que yo también lo hare – no te hace menos hombre llorar por algo que te hace bien, mi madre siempre me dijo que de lo único que debería estar avergonzado y sentirme menos hombre es cuando haga que una mujer se sentía decepcionado de mí.