Mi perdición, Mi salvación y Mi locura

capitulo 2

Autora: M. Esparza

Libro 1 Trilogia Curvas Impredecibles 

POV CONNOR

Esta mañana había despertado temprano, era lunes y como todo hombre tenía que trabajar, a mis 25 años había llevado al éxito la empresa de mi padre, Georgia-Pacific Tower.

Muchos dirán que estoy muy joven para dirigir una empresa de ese tamaño, pero desde siempre he sabido manejar muy bien mi vida, necesito tener todo en un control constante por lo tanto parezco un maníaco del control, y por ende es que vivo solo en mi departamento después de haber terminado la universidad en la que estudie 3 años de economía industrial y comercio, suena tedioso y difícil pero no lo es tanto ya que tengo una habilidad para aprender con solo ver.

- Señor, su desayuno - dijo María la cocinera, una señora de 45 años de edad era como una segunda madre.

- Gracias María - dije y tomé mi taza de café con unas tostadas y mermelada.

Después de terminar mi desayuno fui por unos papeles que necesitaba y mi móvil, salí fuera del hotel en el que me hospedaba The Ritz Carlton para encontrarme con Hugo mi chófer.

-Señor - saludó con un asentimiento de cabeza - Su madre llamo esta mañana y quiere que vaya a visitarla - me informó mientras conducía por la avenida Peachtree St. Nw.

- Esta bien Hugo, gracias por avisarme - dije mirándolo por el retrovisor.

- De nada señor - dijo para mirar por la avenida, era la más transitada ya que en el área se encontraban todas las empresas.

Solo podía asegurar que mi madre llamaba para saber cómo estoy, y no me molesta pero debe entender que ya soy un hombre y como tal tengo responsabilidades, pero bueno así son las madres, seguí mirando por la ventana hoy hacia un día agradable no soy del tipo que disfrute mucho estar tranquilo por lo general siempre estoy en constante movimiento ya que estoy siempre trabajando en la oficina o en el gimnasio boxeando, sí, mi hobby es ser boxeador y soy bastante bueno o al menos eso dice la audiencia.

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Me encontraba en la oficina y en unos 15 minutos tenía una junta para hablar sobre la transportación del material de revestimiento para un nuevo edificio con Nueva York, hoy fue un día agotador por lo tanto había olvidado llamar a mi madre, así que fui hasta mi escritorio y me senté en la silla negra que se encontraba detrás del escritorio de cristal y marqué el número de mi antigua casa. Un tono, dos, al tercer tono se escuchó la voz melodiosa de mi madre.

- Vaya hasta que te dignas a tomar el teléfono y llamar a tu madre - contestó al otro lado del teléfono.

- Hola madre ¿Cómo estás? yo estoy bien - dije haciendo que se enojara por como hablé la conozco diría que ahorita mismo rodó los ojos.

- Ay no seas dramático Alejandro - dijo llamándome por mi segundo nombre no es que no me gustará, pero tampoco me decían mucho por él.

- ¡Ya! ¿Hablaste esta mañana? me dijo Hugo que hablaste, pero no tuve tiempo esta mañana, apenas llegué a la oficina y tuve que solucionar unos asuntos - dije frustrado, a veces necesitaba un descanso no soy una máquina del trabajo soy un humano.

- Mi vida ¿Por qué no vienes a comer a casa?, quiero verte me has abandonado, para eso llamaba ... así que sin excusas quiero verte en la casa cuando termines y no acepto un no por respuesta - dijo sentenciándome, pero no creía que fuera lo más conveniente.

- Pero es que yo ... - dije, pero fui interrumpido.

- Nada de peros, si no mandare a tu padre y que si ninguno de los dos se presenta se las verán conmigo- dijo con un tono de voz enfadado, lo mejor era hacerle caso a Rose Petyyfer de Maxwell es un demonio enojada.

- Esta bien mamá, te veré en la cena - dije despidiéndome.

- Te quiero mi cielo, te espero - dijo y con eso colgué la llamada.

Alguien toco la puerta de mi oficina llamando mi atención así que sin mirar quien era le dije que entrara, frente a mí se encontraba Roxan mi secretaria, una señora muy amable y carismática, aún conservaba la belleza que alguna vez tuvo, su cabello ya hacía en un recogido sencillo y discreto, un atuendo formal y a su medida y siempre con su sonrisa habitual, a veces me sorprendía tanta felicidad que transmitía la señora.

- ¿Que se pasa Roxan? - pregunte mientras me acomodaba en mi asiento y abría unas carpetas con unos contratos que me faltaba por firmar.

-Señor Maxwell, solo venía a informarle que los inversionistas del nuevo proyecto para Nueva York, ya se encuentran aquí - dijo con una autosuficiencia extraordinaria.



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En el texto hay: boxeo, pasion, gordita

Editado: 26.05.2021

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