Me desperté con un fuerte dolor de cabeza, al abrir mis ojos recorro el lugar con la mirada para saber dónde me encuentro.
Siento un fuerte agarre en mi cintura y veo que estoy desnuda, me están utilizando prácticamente de almohada.
Veo hacia el cuerpo del adonis que tengo al lado, recuerdos de la noche anterior vienen como cascada hacia mi mente.
Estábamos con Jef y Amalia, mis mejores amigos en una discoteca muy popular en París, salimos a divertirnos después de lo que fue una semana bastante estresante en el trabajo.
Los tres trabajamos en una empresa de telecomunicaciones muy importante, mi trabajo consiste en manejar la contabilidad de la misma, Jef es el jefe de Recursos Humanos y Amalia su secretaria.
Recuerdo perfectamente el día de mi entrevista, estaba muy nerviosa ya que era mi primer trabajo, en una empresa tremendamente importante, en pleno crecimiento, algo ilógico que siquiera me tuvieran en cuenta para el puesto, por mis apenas 24 años y por ser recién graduada de la universidad, sin ninguna experiencia laboral, pero gracias a los contactos e influencias de mi otra mitad, mi vida estaba yendo en la dirección correcta.
Me acerqué al edificio de unas setenta plantas, era muy lujoso y extrañamente acogedor, al entrar me sentí como en casa, quería ese puesto e iba a demostrar que estaba a la altura de las circunstancias, no estaba dispuesta a defraudar a quienes habían depositado su confianza en mí.
En la recepción me recibió una chica rubia con una sonrisa despampanante de dientes blancos y perfectos, a simple vista se notaba que la imagen del personal era sumamente importante, las primeras impresiones siempre quedan en el subconsciente de las personas, determinando el rumbo que toman las relaciones entre ellas; por esto mismo, estaba decidida a dar una muy buena primera impresión.
Me vestí con una falda tubo negra que se ajustaba bien a mis caderas, sin llegar a ser vulgar, una blusa blanca que tenía un pequeño escote no muy pronunciado y unos zapatos de tacón alto de unos cuantos centímetros que completaban mi look y me hacían sentir poderosa.
Me anuncié a la recepcionista llamada Angy, ésta me indicó que debía subir al piso veintidós, donde se encuentran las oficinas de recursos humanos y donde mi amiga Amalia estaba trabajando.
Subí nerviosa al ascensor, junto con un grupo de personas que se acomodó rápidamente en el, quedándome así en un rincón, no estaba dispuesta a sentirme intimidada, si algo tenía claro era que para obtener los resultados deseados tenía que dar todo de mí.
Salí tranquilamente con paso decidido en el piso correcto, gracias al cielo no tuve que hacerme lugar entre mucha gente, ya que al llegar al piso de RR.HH. el ascensor había quedado prácticamente vacío.
Era un lugar iluminado por la luz natural de grandes ventanales, detrás de un gran escritorio, se paraba para recibirme con una gran sonrisa una pequeña pelirroja de ojos grandes.
-Ohhh Mia estoy tan feliz por ti.
Se lanzó a abrazarme fuertemente, mientras yo trataba de no ponerme nerviosa.
- ¿Amalia cómo estás? Das por sentado que ya tengo el empleo, pero te recuerdo que debo realizar la entrevista para saber si me lo dan.
Esbozo una gran sonrisa, ella tiene el poder de darme seguridad, siempre fue una persona tan positiva, de esas que nunca tienen un mal día.
- Sabes que la actitud es un 50% de la victoria y el otro 50 % es conocimiento, tú lo tienes todo, así que estoy segura que el puesto es tuyo.
Me dio ánimos mientras me mostraba el camino hacia la oficina de su jefe.
Golpeó suavemente en una gran puerta de madera labrada, le daba un toque rustico al lugar que le proporcionaba una gran calidez.
Entró sin esperar respuesta, mientras yo quedaba detrás de ella sin lograr ver mucho.
-Jef, Mia Loggan ya está aquí.
Dijo con una amplia sonrisa que desbordaba felicidad.
-Bien Amalia, has que pase estoy ansioso por conocerla al fin.
Esto hizo que mi estómago diera un vuelco, se habían generado muchas expectativas sobre mí, todos sabían que mi familia tenía una relación cercana con el dueño de esta compañía, no quería que pensaran que si conseguía el puesto era por nuestra cercanía, sino porque de verdad lo merecía.
Ella volteó y me animó a que entrase y cerró la puerta saliendo de la oficina.
Mi vista recorrió todo el lugar, era amplio y elegante, hasta que me topé con unos hermosos ojos verdes.
Jef me recibió con una gran sonrisa y se paró haciendo un ademan para que tomara asiento frente a él.
Devolví la sonrisa instantáneamente y me sentí incluso más cómoda.
-Por favor toma asiento Mia, soy Jef Connor y es un placer poder conocerte, me han hablado maravillas de ti.
Dijo sin dejar de sonreír y tendiéndome su mano.
Tomé aire antes de estrecharla fuertemente, quería mostrarme segura y confiada.
-El placer es todo mío Jef. Espero estar a la altura de las expectativas, y sin sonar prepotente quisiera que fueras objetivo a la hora de tomar la decisión de si contratarme o no, no quiero saber que obtuve el puesto de mis sueños sin mis propios logros y esfuerzo.