Volví a la realidad y trate de zafarme del fuerte agarre que tenía sobre mí, sin despertar a Will que así se llamaba el chico con quien me había ido de la discoteca y desperté esta mañana en su casa.
Me deslicé fuera de la cama con sigilo para no hacer ningún ruido. Fue una noche muy divertida, que había dejado secuelas en mí.
No crean que soy una rompecorazones, pero no creo que el amor se haya hecho para mí.
Vivo mi vida como si hoy fuese el último día, creo que las personas viven con miedo a morir, pero muren todos los días sin saber vivir.
He aquí el tema en cuestión, creo que todo el tiempo que se gasta en conquistar y enamorar a una persona, para mantenerla con falsas ilusiones, atada a una relación perfecta que no existe, es tiempo perdido de la manera más tonta e insípida.
Pero no por ello me privo de los placeres de la vida, ni mucho menos, soy de las personas que aprovechan las oportunidades y tratan de sacarle provecho a todas las circunstancias. Así que a lo largo de mis años e adquirido experiencias y momentos gratos que reafirman mis creencias sobre el romance.
No por esto quiero decir que no soy capaz de amar, porque si lo hago y en gran manera, amo inmensamente a mi familia, comenzando por mis padres que por más que no estén con vida, es un amor tan profundo que no entiende de tiempo ni espacio. Amo a Ben, mi otra mitad quien es mi pilar y mi gran roca, con quien me siento inmensamente feliz. Amo a mis amigos, el café, la lluvia, el sol y el mar, estar viva, poder sentirme libre, en paz, y sobre todo me amo a mi misma en gran manera.
Sobra el amor en mi vida, así que nunca necesite que ninguna hombre viniera a hacerme perder el tiempo, con romanticismo absurdo de dos personas que se sienten atraídas físicamente, esa atracción termina, y se enfrascan en querer prolongar algo que ya llego a su fin.
Aunque siendo sinceros, está en la naturaleza del ser humano querer prolongar todo, hasta la vida misma, cuando en realidad cada cosa tiene su propio ciclo.
Busco mi ropa que esta esparcida desde la puerta del dormitorio hasta los pies de la cama, me visto rápidamente, tomo mi cartera y busco mi móvil para ver qué hora es y corroborar las llamadas y mensajes.
Tengo tres mensajes y dos llamadas perdidas de Ben, hoy regresaba de un viaje de negocios que realizó a último momento, no tengo mucho conocimiento del tema, pero debió de ser un cliente muy importante, porque al momento de recibir su llamada salió en el primer vuelo que pudo conseguir sin dar ningún detalle al respecto.
Miro la hora horrorizada, eran las diez de la mañana, y Ben me había informado que estaría cerca de las doce del mediodía, si quería ir hasta casa y darme una ducha para ir presentable a recibirlo, debería de salir corriendo de allí ahora mismo.
Salgo del apartamento no sin antes dejar una nota sobre la mesa de luz, agradeciéndole por la espectacular noche a Will.
Me subo a mi auto, un bonito Mazda rojo brillante, capricho que me concedió mi hermano como obsequio de graduación.
Amaba mi auto y el ronroneo que hacía el motor al girar la llave para encenderlo.
Salgo a una velocidad moderada del aparcamiento del edificio, conduzco hacia mi casa que se encuentra en un hermoso vecindario de edificaciones muy bonitas y acogedoras a una hora de donde estoy actualmente. Paso rapidamente por la casa de Jeremy, para comprobar que todo este bien, y alimentar a Bili nuestro pequeño, los dos extrañabamos de manera absurda al tonto de Jeremy, pero gracias al cielo volveria en estos días.
Al llegar corro a darme un baño y colocarme ropa cómoda, ya que el vestido ceñido al cuerpo que llevé por la noche estaba resultando de lo más incómodo.
Me pongo unos janes rotos, una remera suelta con un bonito estampado y unas zapatillas blancas.
Me reviso frente al espejo, me maquillo un poco y despeino mi larga melena negra. Soy una chica muy guapa, tengo las facciones de mi rostro marcadas delicadamente, unos ojos color miel y gruesos labios carnosos. Soy algo bajita, pero dicen que lo bueno viene en envase pequeño, igual que el veneno también, rio con mis propios pensamientos, sigo mirándo mi reflejo tengo unas piernas y glúteos firmes, soy algo flaca y tengo unas sensuales curvas, me gusta lo que veo.
Cuando quedo conforme con mi imagen, salgo de casa como alma que lleva el diablo, no me gusta estar tarde en ningún lugar y mucho menos dejar esperando a Ben.
Llego sobre la hora al aeropuerto y me encamino a esperar hasta ver a mi querido hermano. No demora mucho en aparecer por una de las puertas y su mirada se posa en mí con una gran sonrisa.
Corro a recibirlo, pero quedo estática en mi lugar al ver a la persona que viene detrás de él, unos bellos ojos negros me inmovilizan, pero los desvía rápidamente, ni siquiera repara un poco en mí, puedo ver que no viene solo ya que se voltea a hablar con alguien a quien lleva de la mano.
Mi mundo cae a mis pies cuando se acercan a donde me encuentro congelada.
Ben me da un fuerte abrazo y me mira preocupado al ver mi estupor.
-¿Mia te encuentras bien?
Se aleja de mí tomándome de los hombros para inspeccionarme, queriendo saber que me sucedía.