En la tranquilidad en mi oficina me dispongo a realizar la llamada.
Al tercer tono contesta.
-¡Pero si es mi queridísimo amigo, creí que te había tragado la tierra!
Dice un animado Ben del otro lado de la línea.
Me siento culpable al saber que no he hablado con nadie desde hace ya un tiempo, he pasado por muchos problemas últimamente y no quería preocuparlos, sabía que se darían cuenta con tan solo escucharme hablar.
-No corres con esa suerte amigo, sigo aquí, aunque me siento como si la tierra me hubiera tragado y vomitado, así de mal.
Me rio sin gracia alguna.
-Woou no sabía que estuvieran tan mal las cosas. ¿Qué sucede? No te noto bien Maik.
-Es que no lo estoy, me han pasado muchas cosas, pero no quisiera contártelo por teléfono, voy a necesitar un buen abogado y a mi buen amigo, no sé cómo estás de tiempo, si fuese posible quisiera que pudieras venir hasta aquí, de verdad lo necesito.
-Claro hermano, no se habla más, te aviso en que vuelo salgo así puedes esperarme ahí esta misma noche.
Claro que estaría aquí lo antes posible, así era Ben, bueno hasta los huesos, había tenido suerte de coincidir con gente así a lo largo de mi vida.
-No sabes lo que te agradezco, no quería molestarte, pero si no fuera tan importante sabrías que no lo haría.
-Deja de decir tonterías, sabes que no me molestas, veo que te está afectando la situación estás muy tonto, ¡sabes que somos uno para todos y todos para uno!
Dijo algo divertido, nos gustaba llamarnos los 3 mosqueteros, aunque Mia molesta nos hacia saber que debiamos de ser los 4 fantasticos ya que ella era parte del grupo y no le gustaba que la dejaramos fuera.
-Gracias de nuevo listillo, a lo que me recuerdas que debo hablar con Jeremy para ponerlo al tanto de la situación también.
-Te llamo cuando tenga todo listo para el viaje, nos vemos más pronto que tarde, adiós.
-Adiós amigo.
Muchas cosas se desordenaron en mi vida, pero me alegraba tenerlos a ellos para que me ayudaran a reorganizar mi caos, solo no lo podía hacer.
Voy de reunión en reunión tratando de concentrarme en las cosas importantes de la empresa.
Termino totalmente exhausto, esto de no dormir bien desde hace algún tiempo me está pasando factura.
Al llegar al hotel, mi humor de perros empeora, me muero por saber algo de mi niña pero sé que no puedo ni siquiera realizar una llamada, o todo se ira por la borda, necesito que esta agonía llegue a su fin, no sé cuánto tiempo más podré soportarlo.
Llamo a Jeremy y lo cuento las cosas sin entrar en mucho detalle.
Ben me avisa que llega como a las nueve de la noche, lo que me da tiempo de sobra para darme un baño y vestirme cómodamente, trato de dormir un poco para encontrarme más descansado para la noche que me espera.
No logro dormir mucho, al despertarme tomo un café bien cargado para terminar de despabilarme.
Como a las ocho me dirijo al aeropuerto, llegare en unos veinte minutos, pero no quiero seguir estando en el hotel. Sé que mi cara muestra lo mal que la he estado pasando, adelgazé mucho, mi cuerpo se revelo y no quiere pasar bocado, sé que en cuanto Ben me vea me caerá un gran sermón, pero eso no quita que sienta mucha alegría de poder volver a ver a mi hermano, y más sabiendo que él va a saber cómo ayudarme.
Llego con bastante tiempo, así que me siento a esperar, voy a tener que sacar mucho coraje para poder hablarle de todo a Ben. Pero tiene que saber la historia completa para poder ayudarme, no voy a tener más remedio que remover toda esta mierda que me ha caído encima.
Me quedo viendo las fotos de la galería de mi IPhone para matar el tiempo, veo a mi pequeña riéndose sobre mis hombros, otra tirando un beso a la cámara, observo una que me cautiva, en ella esta Megg gritando de alegría, recordaba bien ese día, era su cumpleaños número 7, le hicimos una gran fiesta con todos sus amigos, Rebeca estaba histérica con la organización, quería que todo estuviera perfecto, pero no por mi pequeña, sino para regodearse con sus amigas de la alta sociedad, no le importaba nada más que el qué dirán, lástima que fui un ciego que no pudo, o no quize, darse cuenta antes de las cosas. Ese día le lleve una pequeña sorpresa, en el momento en que llegue y vi su carita de ángel sentí que todo valía la pena, estaba muy feliz, le entregue una caja agujereada con un gran lazo rosa, se emocionó mucho al ver que dentro había un pequeño cachorro de pastor alemán, peludito, demasiado tierno. Saque la foto justo en el momento perfecto, donde su cara estallaba de felicidad.
Esto no duro demasiado, Rebeca arruino el momento gritando como loca, y despotricando contra el pobre animal, no paraba de decir que en su casa no habría una cosa tan horrible antihigiénica y pulgosa como ese apestoso perro.
Mi niña lloro como nunca cuando su madre le quito la caja para sacarla de la casa, obvio que logre interceptarla ante de que lanzara al animal a la calle, mi frustración en ese momento ya era mucha, le quite al perro y se lo devolví a mi niña, tuvimos una fuerte discusión ese día. Las cosas estaban mal desde hacía mucho, al recordar estas cosas es donde me vengo a dar cuenta de lo mal que estábamos y lo ciego que fuí.