Ya con todo el equipaje nos dirigimos al auto, Ben mantenía una conversación con Maik sobre cómo estaban las cosas desde que se había ido, poniéndolo al día sobre los chismes más recientes, es gracioso ver cómo pueden llegar a ser peores que Amalia y yo. Hablaron trivialidades, mientras que Megg se dormía en el regazo de su padre, no venía preparada para llevar a una niña, así que no traía en el coche la silla adecuada, pero llegamos a casa sin ningún contratiempo.
Ben baja rápidamente del lado del copiloto para poder ayudar a Maik con la pequeña, mientras que yo trato de abrir la puerta de entrada para dejarles pasar a una de las habitaciones de invitados que siempre teníamos lista por si a caso.
Le dije a Maik que me siguiera para indicarle donde podía acostar a Megg mientras que Ben sacaba el equipaje del auto para llevarlo dentro.
Pude sentir como su penetrante mirada recorría todo mi cuerpo mientras nos dirigíamos hacia el cuarto. Me contorneé disimuladamente para que pueda deleitarse un poco más, es tan extraño, él siempre había sido tan indiferente hacia mí, es un hombre extremadamente guapo, de esos a los que vez y se te olvida hasta como respirar, tiene un cuerpo de infarto y una personalidad seria acompañada de un aura misteriosa que te cautiva inmediatamente.
Pero se había comprometido muy joven con la persona que creía que iba a estar a su lado siempre, aunque nadie creyó en que Rebeca fuese la mujer adecuada para él, eran tan distintos como el agua y el aceite, pero esto no les importo, luego llego el matrimonio y la pequeña Meggan, era una persona exitosa con una bella familia, pero nunca lo pude ver verdaderamente feliz, con esa chispa de emoción que se ve en los ojos de alguien que disfruta de la vida, era irónico, teniéndolo todo era imposible que no se sintiera completo , pero amargamente eso era lo que transmitían sus profundos ojos en las pocas veces que me pude permitir perderme en ellos.
No es que no coincidiésemos mucho, esos dos junto con Jeremy eran inseparables, los tres mosqueteros como les gustaba llamarse, por ende yo siempre estaba con ellos, a donde Ben iba me llevaba consigo nunca le molesto ni me vio como una carga, yo disfrutaba de su compañía, no nos sentíamos tan solos, pero Maik siempre guardo sus distancias, no era una persona abierta, para nada, pero era incluso más cerrado conmigo, todo lo contrario a lo Jeremy era.
Abrí la puerta con una pequeña sonrisa triunfal por mi pequeño logro y deje que pasara con la niña, se dirigió sin decir nada hasta la cama, la cual me atreví a abrir bajo su intensa mirada para que depositara a la bella durmiente.
-El viaje la debe de haber dejado muy exhausta.
Dije tratando de alejarme un poco de su cuerpo que me atraía como un imán, mí mirada recorrido su ancha espalda y sus fuertes brazos que con ese suéter ceñido se podían apreciar perfectamente bien, era como una invitación a pecar.
Se dio la vuelta quedando a unos pocos centímetros de mí, mi cuerpo quería acercarse más mientras que mi mente me pedía dar un paso atrás.
-Si nos ha cansado a todos, voy a ayudar a Ben con el equipaje y luego si no es molestia quisiera darme una ducha.
Hablaba muy bajo, para no despertar a Megg.
Mi mente viajo en cualquier dirección, quise gritarle que no era ninguna molestia que incluso podía ayudarlo con su tarea demostrando lo servicial y buena que era.
Pero logré mantenerme en mis cabales y tener a raya los impulsos que me dominaban con él a esta poca distancia de mi cuerpo.
-Claro, no es molestia tienen que sentirse cómodos, después de todo sabes que esta también es tu casa.
Trate de sonar amigable y condescendiente, sus labios se curvaron en una sonrisa que no llego a sus ojos.
-Gracias Mia, hace mucho que no logro sentirme como en casa en ningún sitio, pero creo que aquí podre estar más cerca de ese sentimiento.
Oh mi dios mi nombre entre sus labios sonaba increíblemente sensual, no pude darle sentido a lo que dijo luego. Dejando de lado el cosquilleo que sentía todo mi cuerpo, me dirigí hacia mi habitación, después de todo iba a necesitar yo también otro baño.
Después de revisar a Megg desde el pasillo y saber que se encontraba aun dormida, puse toda mi atención en preparar un rico almuerzo, ninguno había comido nada así que supuse que estarían hambrientos y yo amaba cocinar, hacía mucho que no me esmeraba tanto en que todo estuviera perfecto, coloqué la mesa mientras que Ben descansaba en su cuarto.
Sentí mi teléfono sonar y corrí para atenderlo.
-Princesa ¿cómo estas?
-Jeremy!! no tan bien, te extraño mucho.
Conteste haciendo un puchero de manera infantil.
-Oh no me hagas esto mas difícil pequeña, mañana mismo estaré ahí contigo, me estoy volviendo loco lejos de ti.
Dijo con sinceridad en su voz, se me había hecho difícil poder acostumbrarme a no tenerlo alrededor, era uno de los viajes mas largos que había hecho, por ende la mayor cantidad de tiempo que hemos estado separados.
-No tenias que haber aceptado esa absurda idea de tus padres, no pueden querer que te cases en contra de tu voluntad.