¿Alguna vez han sentido como si su mundo se desmorona en pedazos? Es lo que me está sucediendo en este momento, no he podido moverme de donde estoy parado, desde que Mia se fue estoy mirando la puerta cerrada, sin dar crédito a todo lo que ha sucedido.
No sé cómo deje que todo se saliera de control, pero definitivamente tenía que actuar, me prometí al menos intentarlo, y no me arrepiento de nada.
Aunque suena masoquista de mi parte, el rechazo era algo que me esperaba, después de todo por más profundos y fuerte que sean los sentimientos de una persona hacia otra, si no son correspondidos no llegan a ningún lado, me quise hacer una idea de que quizás mi princesa recapacitaría y se daría cuenta de que me amaba igual que yo a ella, y estaríamos juntos, viviendo felices, creo que todas las películas y novelas que Mia me había hecho ver y leer me hicieron crear falsas ilusiones, después de todo esas cosas no pasan en la vida real, y no era posible que me sucedieran a mí, había tentado a la suerte, apostando todo, para quedarme sin nada.
Veo los dos tragos intactos que Mia dejo sobre la mesilla, y los tomo, mientras me dirijo al bar para servirme algo incluso más fuerte, me dejo caer sobre la pared con lo que es una segunda botella de vodka a medio camino. Las cosas se hacen confusas después de terminarme esa bebida.
Despierto con fuertes ruidos, Bili está frente a mi muy inquieto, quiero que lo saque fuera, pero no logro hacer que las cosas dejen de moverse, hasta el piso tiembla, o eso me parece a mí. Como puedo me incorporo para sentarme, me duele todo el cuerpo y tenía una venda improvisada con sangre en mi mano, me punzaba horriblemente y mi cuello estaba quejándose por la mala posición en la que me encontraba inconsciente en el piso.
Vuelve a sonar el timbre haciendo que mi cabeza estalle en mil pedazos, logro enfocar la vista, y me sobresalto al ver que he roto varias copas y botellas, estoy tirado en medio de un caos y alguien está siendo muy insistente.
Veo la hora y me asombro muchísimo, son las 12 del mediodía. Voy a atender la puerta y despachar a la persona que está jodiendo mi día desde el inicio, no estoy con ánimos para nada y mi estado es deplorable.
Al abrir, casi me ahogo con mi propia saliva, Ben y Maik están observándome seriamente, con preocupación, me escanean rápidamente y entran sacándome no muy amablemente del camino.
-Oigan no estoy en muy buenas condiciones para lo que sea que estén pensando.
Les digo mientras maldigo al incrustarme un cristal en mi pie.
-Lo sabemos, eres un idiota, pero eres nuestro amigo. Dijo Ben, mientras que Maik agregaba.
-Mia nos contó todo, no respondías las llamadas ni mensajes, y al ver el estado en el que ella llego anoche, imaginamos que tú estabas diez veces peor…pero veo que nos equivocamos.
Dijo mientras miraba a Ben y este hablaba.
-No estas diez veces peor, estas hecho una verdadera mierda hermano.
Maik saco de su bolsillo un ibuprofeno y se fue a la cocina para regresar con un vaso de agua y me ofreció las dos cosas.
-Oh son mis malditos salvadores, no soy bueno con la bebida, saben que odio tomar, de verdad no sé qué me paso.
-No te preocupes, sabemos que se siente, el dolor es tanto que la desesperación porque desaparezca aunque sea por un rato nos hace cometer estupideces, como emborracharnos hasta quedar inconscientes.
Dijo Maik con una sonrisa en sus labios, pero sus ojos llenos de tristeza.
Se quitaron sus abrigos, y comenzaron a juntar todo mientras me enviaban a darme un refrescante baño.
Mi día no podía ir tan mal, la suerte definitivamente no me estaba acompañando, ya que después de un rato charlando con los chicos sobre lo ocurrido volvió a sonar la puerta, me emocione quizás podía ser Mia, así que abrí sin mirar quien era.
Frente a mi estaban mis padres, ya para la frutilla del postre estaba Samanta detrás de ellos.
Debía de estar bajo los efectos del alcohol todavía, porque no podía ser cierto lo que mis ojos veían.
-¿No invitas a pasar a tus padres y compañía hijo? ¿Dónde han quedado los modales que te he enseñado?
-Lo siento padres, es que no llegan en un buen momento, debieron avisarme que venían hacia aquí.
-Queríamos darte una pequeña sorpresa, ¿es que acaso no estas feliz de verme?
Dijo Samanta acercándose para besarlo coquetamente en la comisura de los labios.
Ben y Maik se acercaron a su amigo, habían visto como su cuerpo completo se tensó en el momento en que abrió la puerta, esa reacción instantánea en él solo la podían lograr sus padres, por eso corrieron a su auxilio.
-Oh por favor pero que bella estas Margaret.
Dijo un Ben muy animado, mientras saludaba a la madre de su amigo para luego dirigir su atención al padre.
-Tomas ¿Cómo has estado? No he podido ir a jugar al golf últimamente, pero supongo que sigues siendo el mejor de todo el lugar ¿no es así?
Dijo con una sonrisa haciendo que una amena charla surgiera entre ellos, al notar a Samanta, interrogaron con la mirada a su amigo, para que este la presentara.
-Oh disculpen no les eh presentado a Samanta Winter, hija de uno de los empresarios más importantes en Europa.