Mi Perdida De Tiempo

POR JEREMY:

Llegamos a casa después de una tediosa tarde de compras, Samanta se había esforzado muchísimo por la fiesta de mañana, quería que todo estuviera en perfectas condiciones y estaba algo nerviosa por todo esto.

Yo sinceramente trataba de mostrarme interesado, aunque no fuese de mi agrado nada de lo que estaba pasando, había sido totalmente sincero con ella, le expliqué a que se debía mi decisión repentina de contraer matrimonio, a pesar de que no di el nombre de la mujer dueña de mi corazón ella no se mostró interesada en que ondeara en el tema, así que después de aclararlo todo no volvimos a mencionar nada concerniente a Mia y a mis sentimientos.

Samanta parloteaba de lo que usaría al día siguiente, pero no quería seguir escuchándola, el sentimiento de que estaba cometiendo un grave error me asechaba continuamente, me sentía mal por querer forzar una situación así, pero ya estábamos en el baile, y no quedaba de otra que bailar.

Sin querer sonar brusco y deseando que se retirara hacia su casa, le dije que necesitaba darme un baño y que estaba muy cansado, ella sonriendo se lanzó sobre mí para darme un apasionado beso, en eso sonó el timbre, yo no esperaba a nadie, pero al momento en que me dirigía a la puerta Samanta se ofreció a ir ella a atender pidiéndome que fuera a ducharme mientras ella veía de quien se trataba.

No muy convencido camine por el pasillo a mi dormitorio para buscar algo de ropa, pero la voz que sentí me hizo girar bruscamente y retomar mi camino hacia la puerta de entrada.

Samanta se encontraba parada bloqueando el paso. Nunca la había escuchado siendo tan hostil con alguien como lo fue con mí visitante.

-Disculpa pero estas no son horas de visitas, Jeremy se encuentra muy cansado y necesitamos relajarnos, quizás puedes venir mañana y hablar con él en la fiesta.

Dijo mientras trataba de cerrar la puerta.

-No sé quién eres tú, pero nada te da el derecho de prohibirme la entrada a su casa, y si él no quiere recibirme que sea él mismo quien me lo diga.

Dijo muy molesta Mia.

-Yo soy su prometida y su futura esposa, así que tengo todo el derecho de negarte la entrada a mi casa.

En ese momento reaccioné y me vi en la obligación de intervenir, no sé cómo Samanta supo de quien se trataba, quizás no hay que ser muy listo para darse cuenta de que esa morocha deslumbrante es la causante de mi desvelo y la dueña de mi corazón.

-Samanta.

Dije en un tono frio y con algo de molestia.

Ella se tensó en el instante en el que sintió mi voz, se giró con sus ojos llenos de súplica y malestar, sabía que estaba pidiéndome que le diera su lugar y que no tomara una decisión equivocada.

Pero nada me importaba más que ver nuevamente a Mia, quizás por última vez, no desaprovecharía esta oportunidad, llámenme egoísta, porque lo era en gran manera con todo lo que tenía que ver con mi princesa.

Pude ver a Mia con sus ojos rojos esperando aún afuera, aguardando mi reacción.

-Creo que debes irte.

El dolor reflejado en el rostro de Mía fue tanto que me apresuré a aclarar el malentendido.

-Necesito hablar con Mia a solas, y ya es tarde necesitas irte a descansar Samanta.

Dije sin mirar su rostro, no quería ver el sufrimiento reflejado en él, producto de mis palabras, pero nunca estuvo en duda mi lealtad y amor hacia mi pequeña, no podía ignorarla por nadie en este mundo.

-Ella no merece que la escuches, no se merece tu amor, te va a hacer sufrir más de lo que ya lo ha hecho..piensalo bien Jeremy, si soy yo quien se va esta noche, creo que debemos replantearnos el compromiso que celebraremos mañana.

Dijo en un susurro mientras se acercaba a mí.

-Creí ser lo suficientemente claro con toda esta situación, y sobre mis sentimientos hacia ti y hacia Mia, nunca elegiría entre ninguna, pues la única que siempre ha existido y existirá es ella.

Sabía que estaba siendo cruel, no quería lastimarla, pero necesitaba que entendiera que eso estaba fuera de discusión.

-Deseaba que en este tiempo juntos lograras quererte un poco más, y te dieras cuenta de que mereces a alguien que te ame de verdad, pero veo que siempre estará ella de por medio.

Dijo con tristeza mientras depositaba un beso en mis labios, para luego retirarse con su frente en alto mirando con enojo a Mia, quien veía el piso sin moverse de donde estaba.

-Pasa Mia, pescaras un resfriado, la noche esta algo fresca.

Me miró a los ojos con tristeza, mientras asentía y pasaba dentro cerrando la puerta detrás de sí.

-Disculpa si llego en un mal momento, es que necesitaba verte, hablar contigo.

Su voz sonaba cargada de angustia, eso oprimía mi corazón, mi instinto de protegerla y consolarla me hizo actuar impulsivamente, me acerque a ella y la abrace fuertemente, estaba muy tensa pero no opuso resistencia, hasta que me envolvió fuertemente entre sus brazos.

-Que sucede princesa, porque estas así, dime si debo salir a asesinar a alguien, no dudare ni un segundo en hacerlo.

Algo confusa se apartó de mi lado, mientras algunas lágrimas caían por sus mejillas.




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