Mi Perfecto Caos

CAPITULO 19:  Enredos del corazón.


Cuando naces en una familia como la mía lo haces con toda tú vida planificada.  Todavía no has aprendido a andar cuando ya saben en qué colegio estudiaras durante toda tu infancia , y parte de la adolescencia, y hasta en qué universidad te graduarás después. 
Saben que tocarás el piano tres veces en semana y que practicas algún deporte. Nada agresivo como el rugby sino más bien algo como e waterpolo o lacrosse.

Hay quién me considera afortunado por haber nacido bajo este apellido pero yo me considero más bien un esclavo. Ese fue el principal motivo por el que me marche, aunque el motivo secundario fue que si no me marchaba yo me echaría mi padre. Para él era una deshorna que su hijo se graduara en comunicación y no en económicas , o arquitectura a lo sumo, para hacerse cargo del negocio familiar.  

Fui un cobarde con el tema, lo admito, no le planté cara sino que hice las maletas y desaparecí. Les mandé una carta, desde la universidad , para tranquilizarles y poco más. La respuesta de padre fue cortar mi teléfono móvil y todas mis tarjetas.

Si no hubiera sido porque una madre es una madre hoy no estaría graduado. Ella siguió dándome dinero a espaldas de mi progenitor. Más por evitar una pelea que por tener que rendirle cuentas ya que mi madre es totalmente solvente y maneja su propio dinero. 

Supongo que por eso, porque me salvó y porque fue mi ángel de la guarda en las sombras, le estoy permitiendo mangonear esta boda sin rechistar.  No hay día en que Lexy no se queje por algo pero acabo convenciéndola con la excusa de que verme casado es más que u sueño para mi madre y que está muy ilusionada con el tema. Eso parece convencerla durante algunos días pero ello tema de que Laura organizase la boda fue otro nivel.

-    No puedo creer que tú madre haya sido capa de contratar a tu ex para organizar nuestra boda- me increpó con toda la razón del mundo.
-    Técnicamente no es mi ex…
Cuando Lexy me miraba con su ceja derecha arqueada y su labio fruncido prefería guardar silencio. Es una chica muy temperamental, lo que significa que cualquier objeto podría acabar volando hacía mi cabeza. Aunque a mi me llega a parecer hasta tierno las rabietas que se pilla. Incluso llego a provocarlas en alguna ocasión para sacarla de quicio. Excepto cuando me hace daño, entones dejo de verle la gracia.

-    Sabes lo que pienso de Laura, Gabriel,  ni si quiera creo tenerlo superado.
Lexi está de espaldas mirando por los enormes ventanales del salón. Desde allí puede verse casi todo Manhattan. Sin lugar a dudas es uno de los tesoros que hacen de este apartamento un lugar tan especial. Y tan terriblemente caro.

Entonces la recuerdo. Laura. Ha entrado por primera vez en mi casa y alucina con las ventanas casi tanto como con la biblioteca. 
-    Son increíbles. Puedo verlo todo.- dice con su habitual tono infantil.
-    ¿Te gustan?
-    Son increíbles. Todo el parlamento lo es , en realidad.
-    Pues no es lo mejor de la casa.

-    GABRIEL. ¿Me escuchas?

Lexi se ha acercado a mi. En realidad la tengo a escasos centímetros de mi cara y su expresión no es mejor que antes.
-    Ni si quiera me estabas escuchando- protesta- Estoy hablándote de algo súper importante y tu pensando en… en… ¿En qué estabas pensando?
-    En nada Lexi. Discúlpame. – intento agarrarla por la cintura para ablandarla- Estoy muy nervioso con todo esto de la boda. Solo es eso. Y por supuesto que me agobio con mi madre pero , ya sabes, tiene tanta ilusión …
Lexi chasquea su lengua y se cruza d brazos. Sigue con su pose defensiva pero me deja agarrarla y hundir mi nariz en su cuello. Eso es una buena señal. Está aflojando.
-    Gabriel quiero que todo esto salga bien.
-    Lo sé cariño, lo sé.
-    Gabriel,  ¿tú me quieres?
Casi me atraganto con mi propia saliva. No me esperaba para nada una pregunta así después de todo. Ella me mira a los ojos . Los suyos vidriosos. Su respiración acelerada y la mía inexistente. Quiero decir que si pero no entiendo por qué estoy tardando tanto.
Gabriel habla ya , estás en el límite, parecerá que te lo estás pensando. Pero mi cerebro ha entrado entrado en rebeldía y no obedece ni una de las ordenes que le doy.
-    OH , DIOS MÍO…
-    No, no , no . No seas tonta.
Ella forcejea para irse. Yo forcejeo para que se quede. Intento disculparme. Quiero disculparme. En realidad tengo clarísimo que la quiero. Y que de no ser por ella, el ultimo año hubiera sido mucho más jodido.
Fue un Payo incondicional en mis peores momentos. Cuando Laura desapareció sin más. Cuando se marcho de la revista sin ni si quiera hablar conmigo. Aceptar su puesto fue muy duro para mi.  Pero era la moneda que me ofrecía mi padre a cambio de nuestra reconciliación. De mi vuelta. Y en ese momento, en el que me sentía solo y perdido, volver a casa era una luz en el camino.
-    Lexi sabes que te quiero. Sabes que te debo muchísimo. – le dije intentando que me mirara a los ojos- Por el amor De Dios, si vamos a casarnos.
-    A veces creo que te casas conmigo por pena. 
-    ¿ Por pena?
-    O porque quieres convencerte de que la has olvidado a ella, ¿qué sé yo?
-    No puedo creer que me estés diciendo eso a estas alturas.

Suspira. Y lo hace tan hondo, tan profundo, que siento que se ha desprendido de una coraza que le impedía desahogarse antes. Se avecina tormenta.
-    Será porque me siento tremendamente insegura Gabriel. Será que soy incapaz de creerme que me prefieras a mi frente a ella. Frente a la chica que te robo el juicio. Por no decir el corazón.
Lexi mira hacía el suelo mientras unas lagrimas comienzan a resbalar por sus mejillas. No me gusta verla llorar. Me prometí a mi mismo que jamás volvería a hacerla llorar. Soy tan inútil que no puedo cumplir ni una de las promesas que me hago.
-    Lexi, cariño, ven aquí- He vuelto a agarrarla por la cintura mientras me pegó a su espalda. Me gusta sentir su calor cuando quiero ponerme profundo- Te quiero. Y quiero casarme contigo. No quiero que dudes de mi ni un momento. Sé que me equivoqué, y lo siento, pero ya es pasado, ella es pasado, y tú… Tú eres mi futuro.
Lexi se da la vuelta lentamente para mirarme, por fin, con todo el rímel esparcido por su cara. Sé ve muy vulnerable y eso me enternece más aún. Deja escapar una media sonrisa y se abalanza sobre mi cuello recuperando la ilusión de nuevo. 
Pero ahora soy yo el que , por alguna razón, se siente tremendamente inseguro.
 



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En el texto hay: rencor, celos, amor

Editado: 11.10.2021

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