Mi Perfecto Caos

CAPITULO 24:  Sorpresas te da la vida 


La fiesta está siendo un éxito total. Lo sabía. Tengo madera de anfitriona. Estas cosas se me dan bien. Conozco a la gente adecuada. He podido contratar al mejor DJ de la ciudad y mi inauguración se está promocionando por todas las redes sociales. Corre como la espuma. Un triunfo dulce para mi nefasta trayectoria de los últimos meses.
Elena lleva toda la semana ayudándome. Se desvive por mí, y yo no sé muy bien por qué. Ni si quiero creo que yo lo hubiera hecho por ella. Nos llevábamos bien, sí, pero no éramos tan intimas. La verdad es que llegué a pensar que ni siquiera le caía bien. Que me toleraba solo por lo que me unía a Laura y ella estaba en medio. 
Pro después de lo que pasó entre nosotras en el bar la otra noche empiezo a tener mis dudas. A lo mejor sí que le caigo un poco bien. La verdad es que no hemos hablado del tema. Se me hace demasiado raro hablar de algo así con ella, y mira que esto jamás me había pasado antes. Yo era una tía clara. Directa. No me amedrentaba ante nadie . No me faltaban las palabras jamás. Y sin embargo aquí estoy. Observándola con disimulo. Creo que he llegado a mirarle el culo. Pero es que esos leggin le quedan genial. Elena tiene un buen cuerpo. Tiene un pecho increíble y un culo de negra que no se puede aguantar. No entiendo como no ha triunfado más con los hombres. Toda su vida con ese tío para después engañarlo antes de la boda. 
Pero es que Elena es demasiado de cumplir las normas. Como Laura. Ahora entiendo más ese rollo de que son como hermanas. 
Laura acaba de hacer acto de presencia. Tarde , como siempre. Las miradas no se han hecho de rogar y en cuanto a atravesado las puertas del local se han centrado todas en ella. Puedo imaginarla creyendo que la miran por cotillear . Que en una ciudad como Manhattan donde se suceden chismes nuevos a cada minuto todavía están hablando de ella y de historia con el becario. No llega a comprender que la miran porque llama la atención. Porque es guapa sin saberlo , y lo que es mejor sin creérselo, y eso le hace brillar por donde va. Y porque el vestido de Valentino, de tres cifras, que lleva puesto, la hace estar aún más buena de lo normal.
 No, esta chica no aprenderá nunca. Siempre con sus dramas que no la llevan a ninguna parte y que la hacen perder oportunidades únicas que hay que vivir en la vida. Como un buen polvo, por ejemplo. 
Viene contoneándose hasta la barra, sonriendo pero de una manera forzada, y bebiéndose una copa de champán que ni si quiera le gusta solo para disimular los nervios que le provocan que la miren. Su melena suelta, lisa, sin mayor arreglo que habérsela secado con él se ardor boca abajo. Como cada mañana. Porque ella es muy de rituales. Ella se levanta, se ducha y se seca el pelo boca abajo. Siempre. Y yo la miro. También siempre. Porque me divierte ver como no cambia ni un segundo de sus mañanas. 
Pero Elena lleva un vestido increíble. Sencillo. Negro y entallado. Extremadamente corto. Creo que se lo ha comprado para la ocasión porque dudo que lo trajera en su maleta desde las Filipinas. ¿O era Tailandia? No puedo pensar con esas vistas y aunque no hemos hablado de lo sucedido puedo ver en su mirada las mismas ganas que las que tengo yo. 
-    ¡Laura, cariño! Ya estás aquí- le digo exagerando un poquito , nerviosa sin saber por qué- Iba a echarte la bronca por llegar tan tarde pero viendo lo fantástica que vienes me callo.
-    Estás guapísima- corrobora Laura con una amplia sonrisa, sincera como siempre- El vestido te queda como un guante.
-    Eso es porque es caro, y lo caro se ajusta bien- interrumpo fijándome más de lo normal.
Preparo unos chupitos de tequila. Los chupitos son mi comodín cuando me pongo nervioso. Laura no para de mirar a su alrededor. Sé lo que está buscando, o mejor dicho a quién. Está buscando a Martin. Es su nueva presa, el chaval es guapo todo hay que decirlo. De hecho , me recuerda mucho a Gabriel. Mucho bastante. Y eso no es bueno. Cualquiera que haga que mi amiga olvide por fin sus fantasmas del pasado será bienvenido pero si es una calcomanía de ese fantasma… Mal empezamos.
Brindamos unas untas veces. Dos , tres, quizás cinco qué se yo. No llevo la cuenta. Procuro no hacerlo. Todo es más fácil así. Dejándose llevar. Sin preocuparse en exceso. Total, qué me trajo eso. Ansiedad, miedo, fracaso, dolor… No, nunca más. Me lo he propuesto. El amor y yo no nos llevamos bien así que he cortado con él. Lo he echado de mi vida.
Y ahí viene Martin. Con su increíble melena ondulada y su chaqueta de cuero. El chaval tiene estilo. Joder, durante unos segundo he creído ver a mi amigo Gabriel entrar por la puerta. No sabría decir cual de los dos está mejor. Pero eso me da igual, no es mi problema. Bebo otro chupito para alejar los malos pensamientos.
La cara de Laura se ha iluminado, quizás demasiado. Es obvio que bebes los vientos por ese tío , creo que los únicos que no lo saben son ellos. De repente siento una animadversión contra ese muñeco playero demasiado perfecto para ser real. El alcohol y la frustración juegan su papel y me hacen sentir unas ganas locas de desahogarme. Desahogarme d él única manera que sé. 
Cojo a Elena y la arrastro hasta la trastienda. La tiro en el sofá, que muy conscientemente he colocado ahí, y me coloco sobre ella. Desato toda mi frustración contra su boca. Muerdo su labio, su cuello , aprieto sus pechos y ella hace lo propio conmigo. Bien, vamos bien. Le levanto el vestido mientras busco su entrepierna. Tengo prisa, quiero dejar de sentir lo que sea que siento de una vez por todas. Esta increíblemente húmeda y eso me vuelve loca así que dejo de ser consciente de dónde estoy y de que podrían vernos. Me dejo llevar. He perdido la falta y la blusa está desabrochada dejando mis pechos libres, odio llevar sujetador y no me hace falta, Elena baja hasta mi sexo, me busca con la lengua y yo me vuelvo loca. He perdido la cordura. 
Suerte que para cuando Laura entra en la trastienda como una fiera ya nos hemos vestido. A. Ver, la escena es bastante evidente a mi parecer. Las bocas rojas, el maquillaje corrido, los pelos revueltos… hasta juraría que llevo la falda mal colocada pero Laura está demasiado ocupada con lo que está gritando y que yo no estoy escuchando. Estoy un poco en shock. ¿Y si nos ha visto? ¿Y si ahora mismo nos está gritando que somos unas putas mentirosas o unas putas a secas? No lo sé mi mente no reacciona.
Intento calmarme respiro muy hondo. Como en mis clases de yoga. Una, dos, tres veces hasta que empiezo a entender lo que está diciéndome.
-    ¿Gabriel está ahí fuera?- pregunta Elena .
-    Eso he dicho, veinte veces.- Insiste Laura con el rostro totalmente desencajado.
-    Pero, ¿lo has invitado tú? Gin, dime que no. 
Aunque para desencajada mi cara. No he conseguido recomponerme de lo que cabo de vivir en ese sofá, me cuesta mirar a Laura a la cara pero ella me insiste , espera una respuesta. Elena no me mira de mejor forma. Todo el brillo lascivo que había en su mirada hace unos minutos h sido sustituido por decepción. Tengo muy calada la decepción. 
-    A ver, se lo dije claro. Le hablé de mis planes, del bar, de la inauguración… Le dije que estaba invitado pero porque estaba segura de que no vendría. No me miréis así. Es obvio que Laura estaría aquí así que por qué iba a presentarse… No podía callarme algo así es mi amigo.
-    ¿Tú amigo Ginebra?- pregunta con los brazos cruzados y mirada de pocos amigos – Yo soy tú amiga, maldita sea, si a él ni si quiera le podías ver cuando yo, cuando nosotros…
No sé qué decir, la he cagado una vez más. No entiendo por qué tanto drama si ya deberían estar acostumbradas. 
-    Gin, es una putada para Laura que Gabriel esté aquí.
-    ¿Crees que no lo sé? Iré a hablar con él.
Salgo a buscarlo como un toro. Directa a mi objetivo. Sé que no tendré problema para encontrarlo porque Gabriel resplandece por si mismo, como Laura, tal para cual. Lo que si me sorprende es verlo hablar con Martin. Gesticula en exceso, aunque al otro no puedo verle está de espaldas, y hace aspavientos con las manos. Una conversación que podría calificarse como acalorada. No me importa interrumpirlos así que sigo mi camino hasta colocarme Justo detrás de ellos pero no consigo oír nada están demasiado cerca del DJ.
Cuando Gabriel me ve y cambia la cara. Me sonríe. Una risa forzada de esas que me conozco bien. Martin se da la vuelta y cuando me ve se marcha. Todo muy raro. Muy turbio. Como si vendieran droga vaya. 
-    Gin…
-    Gabriel me has buscado un buen lio. Me he comido una bronca de narices.
-    Ya noté que no le hizo mucha gracia verme. Pero entiéndeme… necesitaba verla… Necesitaba saber si…
No termina la frase. Gabriel es muy cobarde. Aguanto pacientemente. Le3 regalo unos segundos para decidir si va a terminar la frase y cuando veo que no lo hace hablo.
-    Ella no quiere hablar contigo. Ahora podrías marcharte.- No es una pregunta.
Sus ojos azules me miran suplicante pero yo no puedo hacer nada. Yo ya intenté demasiado en su día y no hubo manera. Cuando dos personas se empeñan en joderlo todo no hay nada qué hacer.
No me da tiempo a decir más porque Laura ha aparecido tras de mí tambaleándose con una botella de tequila en la mano. Esto no tiene pinta de terminar nada bien. Tengo mis dudas sobre si dejarlos solos pero Elena tira de mi así que obedezco y les dejo su espacio.



#34026 en Novela romántica
#5597 en Chick lit

En el texto hay: rencor, celos, amor

Editado: 11.10.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.