Justo después del caos, el silencio.
Ni diálogos, ni pensamientos.
Solo un fondo blanco. Plano. Absoluto.
Hasta que apareció una pantalla flotante, azul clarito, con letras amables:
"Estamos realizando un mantenimiento de emergencia en esta historia. Lamentamos las molestias. Volveremos a la brevedad con una narración más estable, coherente y apta para todos los géneros."
Debajo, una pequeña nota en letra cursiva:
"Si usted es un personaje principal afectado por los recientes eventos de deconstrucción lingüística, mantenga la calma. Se están acomodando los adjetivos".
Y más abajo, en tamaño casi ilegible, una advertencia:
"El protagonista de esta historia ha sido desplazado temporalmente por riesgo de cancelación. Volverá pronto. O no. Dependerá de los comentarios en redes sociales".