Mi pícaro Mate.

Capítulo 17.

Capítulo 17.

Miro el atardecer por la gran ventana de la sala de estar de mi casa, mi madre me ha quitado el movil, no he podido llamar a Jared, tampoco he podido hablar con alguien.

En cuanto mi madre se entero que Hildalia me comento lo de la fiesta se puso como loca, segun ella queria que fuera un sorpresa, y vaya que sorpresa la que me iba a llevar.

El sonido de unos tacos me hace voltear y lo primero que veo es a mi madre con un vestido azul ajustado, en sus manos lleva mi celular.

—Te lo voy a entregar con la condición que subas a tu cuarto, te pongas el lindo vestido que está en tu cama y te pongas más bella de lo que eres, de lo contrario seguirás encerrada en esta casa.

Rio, enserio me había olvidado de lo perra que era mi madre, sin lugar a duda estar en la manada de Jared me sirvió para librarme de esta mujer tan tóxica.

—Está bien —murmuró, le quitó mi celular de sus manos y subo a mi cuarto.

Lo primero que veo al entrar es un vestido rojo de hombros descubiertos, en las piernas es corto adelante y largo atras. Es lindo, pero no tengo ganas de lucirlo.

Miro mi celular y trato de desbloquearlo para llamar a Jared, pero este se encuentra apagado, busco mi cargador y lo pongo a cargar.

Me ducho y seco mi cabello sin ánimo, mi móvil se está demorando más de la cuenta en prender y eso me pone los nervios de punta.

El sonido de una llamada me hace botar el secador al suelo y correr hacia mi móvil, sonrío y vuelvo a respirar con normalidad al ver el nombre de Jared en la pantalla, pero el sonido de golpes en mi puerta. Creo que a mi madre es a una de las pocas personas a las que realmente les tengo miedo, si bien es cierto que la mayoría del tiempo me es indiferente, le desobedezco y tengo una relación completamente diferente con ella a la que tengo con mi padre, conozco muy bien de lo que mi madre es capas.

—Adelante —Mi madre entra a mi habitación y me observa con una ceja alzada y los brazos cruzados, señal de que está molesta—. ¿Qué?

—Pensé que ya estarías lista.

Niego con la cabeza y observo mi bata color crema ¿Cuanto más puedo aplazar el llegar a esa puta fiesta? Mi madre puede ser una perra, pero me conoce mejor que nadie.

—Ya ves que no —Con cuidado de que no lo note, dejo mi móvil bajo la cabecera y camino hacia el pequeño espejo que tengo colgado en la pared, no tengo un tocador, mas bien es un escritorio con cosas personales y un pequeño espejo sobre este, todo sobrepuesto.

—Esta bien —Marge, mi madre se acerca a mi y comienza a peinar mi cabello con delicadeza—. Te esperare y ayudare a arreglarte, quiero que sin lugar a dudas demuestres tu belleza y el mundo sepa como es la hija de un beta y una híbrida —Mi madre comienza a reír y su risa me provoca escalofríos, me sobran ganas de empujarla y salir corriendo—.Muchos alfas querrán tu mano.

Miro mi rostro y comienzo a aplicarme crema de una manera muy lenta.

—¿Como lo haces? —preguntó mirándola por el espejo sin dejar de aplicarme crema—. Apenas he llegado ayer y ya haz podido convencer a alfas y betas y quien sabe que otra clase de ser sobrenatural de venir a una fiesta, una fiesta que ni siquiera es importante.

—Jadelyn, eres muy importante en esta manada —Mi madre comienza a separar mi cabello y aplicar crema—. Soy una bruja muy persuasiva y eso lo sabes, muchos lobos quieren la mano de la pobre Jadelyn, alguien a quien la diosa luna a dejado de lado y entregado un lobo despiadado, el cual la ha torturado y sumido en dolor y desgracias siendo completamente sumisa.

—¿Qué? —Me alejo de Marge y la miró fijamente—. Estas loca, no puedes andar mintiendo por ahí, no tienes idea de donde yo estaba, no tienes idea de lo que ha pasado, no tienes ni puta idea de nada Marge Black.

Mi madre me sonríe de lado y acaricia mi mejilla para después tomarme de los hombros y obligarme a sentar nuevamente. Acaricia mi cabello.

—Maquillate —ordena y de mala gana le "obedezco"

Aplico base, rubor, sombras y me delineo lo más lento posible consciente de la impaciencia y al mismo tiempo mirada fría de Marge. Lo que más agradezco es haber sacado más rasgos de mi padre y no de ella.

Me miro en el espejo y hago una mueca, quizás pude haber producido mucho más y así demorar el doble.

—Perfecta, ahora el vestido.

Marge se pone de pie y me tiende el vestido rojo, me cambio frente de ella sin pudor.

—¡tada! —Extiendo mis brazos sin animos y mi madre comienza a aplaudir y gritar como loca, solo me limito a rodar los ojos y volver a sentarme frente al escritorio para comenzar a peinar, pero Marge me quita el peine y vuelve a mi cabello.

—Van a venir muchos alfas rechazados, he llamado a todas las manadas de la costa este y son muy pocos los alfas sin mates que no podrán venir, en su mayoría son rechazados y debes comportarte sumisa, no quiero... —Marge deja de hablar y mantiene la mirada fija en mi cabello, como pensara algo—. ¿Cuando paso?

—¿Que cosa? —Preguntó mirándola por el espejo, sus labios los tiene fruncidos.

—¿Cuando te marco? —Abro mis boca para responderle pero rápido la cierro, me pongo de mi pie y me alejo de ella tomando mi cabello y tratando de cubrir mi cuello, como si así la marca fuera a desaparecer, aunque no es lo que quiero, pero como lo dije antes, mi madre me asusta.

Marge Black es una mujer muy ambiciosa, los problemas con mi padre comenzaron a surgir cuando dejó el puesto de alfa, desde ese dia la odio, o eso intento. Cuando algo no resulta como ella quiere, arde troya, arde todo a su alrededor y se vuelve despreciable, se vuelve Marge.

Mi madre inhala y exhala muchas veces, eso hace cuando trata de tranquilizarse, cuando algo no resulta como ella quiere.

—Esta bien, no hay problema, todo tiene solución —Camina hacia mí y quita mi cabello del cuello, exponiendo la marca, marca de la cual me había olvidado y me hace recordar que no he hablado de ese tema con Jared—. ESto noe s nada que la magia no pueda solucionar.




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