Mi pícaro Mate.

Capítulo 20.

Capítulo 20.

Una semana después.

Ruedo los ojos mientras termino de comer una deliciosa manzana verde. Le he comentado a mi padre que Jared vendrá a Olfman a verme. Mi madre como siempre se ha entrometido y ahora no para de hablar de cómo debemos recibirlo, que debe ordenar, planear una cena y demás cosas.

Por mi parte planeo recibir a Jared en pijama, exactamente el mismo que llevo puesto ahora, es Jared, no el rey del mundo.

—¿Tú que piensas, Jade? —Pregunta mi madre.

Alzo la ceja al no tener ni idea de lo que me habla.

—¿Qué?

—¿Cuál es el color preferido de Jared?

Mi mente comienza a trabajar y temo no saberlo, pero recuerdo nuestra primera conversación civilizada que tuvimos; fue cuando Ian discute con Tania y tenía el pie malo, él me consintió toda la tarde.

—Creo que es el negro, ¿Porque? —Observo a mi madre anotarlo en una libreta.

Hoy es el primer dia que le dirijo la palabra después de la fiesta. Esa noche dormí con Jared en la cabaña que está alquilando en el centro de Olfman, no quisimos hablar de nada, solo besarnos y consentirnos, no nos quedaba mucho tiempo juntos y solo teníamos que disfrutar cada uno de el otro. No tuvimos sexo, aunque debo admitir que ganas me sobraron, pero mi mente estaba demasiado agotada esa noche.

Hago una lista mental de los temas que debo tratar con Jared, principalmente el que hará con Jackson cuando se entere que muchos lobos ya saben que los pícaros son una manada, como también debemos hablar sobre cuánto tiempo nos veremos; no quiero volver a estar sensible, peor que cuando me llega la menstruación.

Derek también se fue al otro dia de la fiesta con Jared, no se si lo volveré a ver y eso me apena. Después de todo Derek me trajo a mi casa, a mi hogar.

—Tengo planeado hacer un fiesta con Jared presente, quiero que todo el mundo conozca al compañero de mi hija. —Mi madre deja su libreta sobre la isla y camina hacia mí, tengo la intención de alejarme; ya que aun no la perdono, pero no lo hago. Marge me toma de las mejillas y sonríe— Estoy muy orgullosa de ti, corazon. Haces muy feliz a mami.

Ruedo los ojos y me alejo.

Salgo de la cocina dejando a mis padres solos. Mi madre continuó anotando cosas en su libreta, mientras que mi padre trataba de ignorarla lo mejor que podía.

Subo las escaleras y caminó por el pequeño pasillo. Me detengo afuera de la habitación de Jacob.

—Pase.

La habitación de mi hermano siempre me ha gustado, es una de mis favoritas de la casa. Es casi tan amplia como la de mis padres, posee un pequeño balcón, lo suficientemente amplio para tener una pequeña mesa con dos sillas.

Jacob se encuentra haciendo ejercicio sobre una colchoneta.

—¿Cuántas llevas? —Pregunto refiriéndome a los abdominales que está haciendo.

—Noventa y dos —Susurra cortante.

Su rostro se encuentra rojo y el sudor cae a chorros por su frente.

—¿Nervioso? —Pregunto sentándome en el borde de su cama, mirándolo fijamente.

—Bastante —Jacob hace tres abdominales más y se detiene—. Jamás pensé que el dia de mi transformación estaba tan cerca, mañana cumplio dieciseis.

—Y te vas a transformar.

Sonrio, me agacho y quedo a su altura. Sin ningún asco golpeo con la palma de mi mano su frente llena de sudor, para después limpiarme en la única parte de su sudadera que no está mojada.

—No me golpees —Gruñe, yo solo suelto una carcajada—. Te extrañe mucho, en especial que golpearas mi frente cada vez que podías.

Hago una mueca de pena. La verdad es que me gustaría decir lo mismo, pero no es así. En el tiempo que estuve en la manada de Jared lo que menos hice fue pensar en Jacob. Si pensaba en mi familia como tal, pero mas que nada pensaba en el hecho de estar lejos de Jared y de su manada, mi mayor pensamiento era estar aquí para estar lejos de Jared, no por el hecho de que extrañarse a Jacob, a mamá o a papá.

—Yo tambien, mocoso —Miento y Jacob me regala un hermosa sonrisa. — Jared vendrá hoy, ¿Vas a invitarlo mañana?

—¿Quieres que lo invite? —Pregunto y Jacob asiente.

—Me agrada, logre persuadirlo para que se ponga un traje.

Ruedo los ojos.

—Recuerdame, por favor recuérdame que nunca más te pida ayuda en caso de alguna emergencia.—Niego—. Necesitaba a Jared, y tu lo mandas a ponerse un traje.

Jacob frunce el ceño y negó, pasa su mano derecha por su rostro terminando de sacar las gotas de sudor de este.

—No tenía idea de lo que sucedía, ustedes nunca me cuentan nada. Pero eso se acabo, mañana es mi transformación, seré grande y podré saber muchas cosas.

—¿Quieres decir que podrás saber cosas de grande? —Me pongo de pie y me cruzo de brazos.

—Eso es justo lo que quería decir.

—Esta bien, como seras grande podré contarte cosas de grande... como por ejemplo cómo se hacen los bebes.

Oro, pagaría todo el oro del mundo por volver a ver la cara de asco de Jacob. Mi risa se vuelve cada vez más fuerte, y la cara de asco de Jacob se mantiene, aunque no es la misma que hace unos momento sigue siendo épica.

—No te muevas por favor —Digo entre risa—. Necesito tomarte una fotografía.

—No te burles, Jade. De todos modos ya se como se hacen los bebés, hablaba de otros temas, cosas de la manada. No de reproducción.

Una tos fea corta mi risa. La tos continua y no para, claramente es un ataque de tos y mi rostro se contrae. Siento como mi corazón se encoge.

—Iré a verla. Deberías ducharte, hueles asqueroso.

Salgo del cuarto de Jacob y camino hacia el cuarto de Hildalia. Desde el dia de la fiesta que mi abuela no se ha sentido bien, según mi padre comenzó como una simple tos, pero ahora ya no para. Le cuesta hablar y su cuerpo le arde.

Entro, todo está oscuro, las ventanas están tapadas con las cortinas, solo se ve el bulto del cuerpo de mi abuela sobre la cama. La luz es otra cosa que no aguanta mucho.

Camino hacia el pequeño velador que hay al lado de su cama y prendo la lámpara, regulo rápidamente la luz y la dejó en mínimo.




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