Diez minutos más tarde el gentío se ha dispersado, pero la mayoría permanece en el jardín. Me divierte que aún nos echen miradas de soslayo sin querer perderse otra posible escena en el show de Electric Blue.
Tampoco quiero hacerlo yo.
Sentada en el césped con las manos apoyadas detrás de mí, miro al muchacho que tanto revuelo a levantado. Acaba de quitarse la ropa mojada, quedándose solo en boxers blancos y en su pálida piel glinean.
Glinea es una isla enorme que está siempre cubierta de nubes, y como consecuencia casi todos sus habitantes suelen ser muy blancos.
—Te vendría bien tomar un poco de sol —le digo, contemplando su delgado cuerpo. También le vendría bien comer más.
Me encanta la forma en la que se estira y sonríe, le importa una mierda que lo miren, que se vean sus defectos y le admiro por eso. Hay algo muy bello en su imperfección, como saber que nunca volverás a conocer a nadie como él. Ni siquiera parecido.
—Yo soy el sol, cariño —alza los brazos a los lados con las palmas hacia arriba—. Y he venido porque os vendría bien por aquí tomar un poco de mí.
Me rio de su afirmación, hasta que veo a Cas por encima de su hombro. Se detiene al verme sentada frente al chico nuevo, que dicho sea de paso está semidesnudo, y su mandíbula casi toca el suelo.
Drake también mira a Electric Blue de arriba abajo con el ceño fruncido.
—Eh...¿qué estáis haciendo? —me pregunta Cas, contemplándolo de soslayo.
—El nuevo está drogado.
—Y mojado —intercede Drake, dando un cauto paso hacia atrás, hasta ponerse junto a su hermana.
—Y mojado —concedo yo —. Ha intentando poner mi mano en su pene...
—Polla —me interrumpe Electric Blue, y me señala serio como si fuera mi institutriz amenazando con castigarme por no decir palabrotas.
—...y Evans le ha lanzado a la piscina.
—¿Con telequi? —pregunta Drake interesado.
Asiento.
—¡Mierda y nos lo hemos perdido! —se lamenta Cas fastidiada.
—No deberías haberme dejado sola en una fiesta —le recrimino.
Me mira demasiado dolida como para estar sobria.
—No te he dejado sola, te he dejado con un chico...y te encuentro con otro, que además está desnudo: Eres una guarra.
Me río. Está definitivamente borracha.
—Esa soy yo —admito con fingido dramatismo—. La que va de cama en cama.
—Oh, estás siendo sarcástica porque sufres —me dice Electric Blue haciendo un puchero. Se abalanza sobre mí y me abraza de lado torpemente. Un segundo después me lame la mejilla.
Cas da un grito al verle entrar en contacto con mi piel.
—Tranqui, es gay —le dice Drake, sorprendiéndonos a todos.
Electric Blue posa sus enormes e intensos ojos en Drake y se queda mirándolo tan fijamente que el muchacho traga saliva incómodo.
—¿Verdad? —cuestiona Drake inseguro y preocupado con haber metido la pata.
Electric Blue no le responde, sino que sale con algo totalmente distinto.
—Tengo hambre, cariño —me dice—. Vamos a comer algo.
Asiento, mientras noto el cosquilleo de su largo flequillo en mi frente. Me siento un tanto incómoda por el contacto. Solo mis padres me tocan y me resulta extraño y a la vez agradable que un chico de mi edad lo haga.
Intento no buscar a Evans mientras cruzamos el abarrotado gimnasio hacia la salida, pero no puedo evitar que mi mirada se pasee. Me imagino que estará en algún rincón aspirándose mutuamente con la escoba con peluca, o quizá ya se hayan ido a un lugar privado donde acabar lo empezado.
No me da envidia.
No me importa morir virgen, ni acabar la noche con un homosexual drogado que me toca por caridad sexual.
Salimos del gimnasio y Drake nos guía hacia Dorios. Es una pizzería cerca de los dormitorios de estudiantes que suele abrir hasta tarde. Me pregunto si la delgaducha que Evans tiene entre las manos comerá pizza, y luego me ordeno parar con eso.
Drake le habla a Electric Blue de los mejores sitios para comer del campus. Van dos pasos por delante de nosotras y me resulta extraño verlos interactuar. Es como si pertenecieran a realidades distintas. Drake es guapo, masculino, atleta, popular y muy normal. Mientras que Electric Blue es...bueno, lo contrario a normal.
—¿Qué ha pasado con el humano? —me susurra Cas, aprovechando que los chicos están inmiscuidos en su propia conversación.
Siento un pinchazo de decepción al recordarlo.
—Evans le ha explicado lo que soy —murmuro, pero noto que Electric tiene la oreja inclinada hacia nosotras.
Cas suelta una risa bufido.
—Está celoso.
—No, está preocupado con que me vuelva loca y convierta a todos los hombres.
—Eso no sería tan malo, cariño —. Electric me dedica una sonrisa por encima de su hombro, mientras Drake reprime un mohín incómodo y mira para otro lado.
Llegamos a la pizzería cuando ya están recogiendo, pero el agradable dueño no nos niega nuestra necesaria cena tardía. Electric Blue, Cas y Drake discuten sobre los ingredientes, y los hermanos se ríen de su acento glinean al decir algunos alimentos.