Mi preciada flor

Capitulo 11

Empecé el día con el pie izquierdo, desde que me caí de la cama hasta que me golpee el dedo chiquito del pie, hasta que me machuque la mano con la puerta del auto, pero que puedo decir, mis días han sido pacíficos, hoy es el gran día y con gran día me refiero a Halloween, hoy no abra clases si no que será una feria con juegos de mesa de terror y mucho más, quede con Olivia de llevar puesto el disfraz.

Ya voy camino a la escuela, durante el camino vi a algunos de mis compañeros con disfraces comunes y otros muy graciosos, al llegar me encuentro con una piñata Arthur y un tío cosa Olivia, llego hasta ellos y los saludo, Arthur se enoja porque él no comparte disfraz con nosotros, nos vamos al área de comida primero.

—Amo estos churros de chocolate — balbucea Arthur por décima vez.

—Deja de comer o después estarás vomitando — lo regaña Olivia.

—Yo si me doy mis gustos no como tú, tacaña — Olivia voltea los ojos.

Después de obligar a Arthur apartarse del área de comida, ya que en cada puesto que parábamos comía algo, Olivia y yo nos vamos para el área de juegos, donde en cada juego Olivia me humilla.

—No creí que fueras tan malo en los juegos de mesa — se burla Olivia.

—Solo te deje ganar, no me gusta ver perder a las niñas — me excuso y Olivia se ríe.

—No lo conocía tan caballeroso, señor Cristian — chasqueo la lengua y ella me sonríe.

—Búrlate, pero es la ver…

—Amigos — grita Arthur a la distancia tomándose el estómago.

—Este tonto — se cruza de brazos Olivia.

—Quiero vo….

No termina su frase ya que una arcada lo invade, se queda en la esquina de la pequeña lona sacando lo que comió hace unos segundos, me dirijo a él y lo tomo del brazo, lo hago avanzar más lejos de todos.

—Tonto, te dije que no comieras tanto — lo vuelve a regañar y Arthur le responde con una arcada.

Después de que Arthur se recupera y volviera al área de comida, Olivia y yo nos quedamos solos, el sol se está poniendo y el cielo se tiño de un color morado, con rosa y azul, un cielo digno de ver, es la vista más hermosa que he visto, quisiera capturar, pero una foto no le haría justicia, volteo a ver a Olivia quien me hace fruncir el ceño, tiene una expresión que jamás la había visto.

—Yo también quiero ver un cielo así — me interrumpe Natalia.

—Yo también quisiera volver a ver un cielo así — le digo.

—Profe, porque dice que nunca había visto esa expresión en Olivia — me pregunto el mayor de todos los niños.

—Porque ella siempre se mostraba alegre, irradiaba luz, pero ese día…

Tenía una mirada melancólica, miraba el cielo con anhelo, como si fuera un dulce que anhelara, le hable y le pregunte que ocurría, lo único que encontré fue su silencio, fue como si se hubiera desconectado del mundo, después de unos minutos se dejó caer de rodillas y lloro tal cual niña pequeña, la consolé hasta que se tranquilizó, luego recibí la noticia de que Lalo había fallecido hace unas horas.

Ella trato de ser fuerte, trato de no “arruinar” nuestro día, reprimió sus sentimientos a tal punto que sus sentimientos se lo cobraron de otra manera, si tan solo me hubiera enterado de todo lo que reprimió, tal vez ella seguiría brillando.

No volví a ver a Olivia desde la feria, todos los días le marcaba o dejaba mensajes que ella no respondía, pasaron dos semanas, al día siguiente ella estaba frente a la puerta de mi casa, me pidió una disculpa, con lo de Lalo la casa hogar fue todo un descontrol que al parecer ya está todo resuelto, aunque la vi un poco triste me prometí hacerla feliz.

La lleve por su helado favorito chispas de chocolate con menta, la lleve al lago donde están los patos hasta lleve un poco de pan para alimentarlos, le hice chistes de los cuales se rio todos, me pidió ir a la biblioteca, después de que ella buscara un libro y yo me llevara un comic de acción, decidí llevarla a casa, durante el camino hablamos sobre nuestros gustos en la lectura.

—Quien iba a pensar que eras una otaku — me le burlo.

—No soy otaku — se queda callada — tengo cierta afición por los animes y comics, pero hasta ahí.

—Aja.

Peleamos un poco más antes de llegar, justo cuando estamos en la puerta Olivia me abraza.

—Gracias por hacerme olvidar por un rato — me mira, le tomo el rostro y le do un beso en la frente.

—Estaré aquí siempre que lo necesites — ella sonríe y asiente.

—Debo entrar, ve con cuidado — abre la puerta.

—Espero puedas dormir hoy — le digo y ella voltea sorprendida.

—Tu no lo dices, pero tu cuerpo habla por ti — hablo y ella baja la cabeza.

—Solo piensa en mí y veras que hasta dormirás como bebe — trato de aligerar el ambiente.

—Espero funcione — me guiña un ojo antes de meterse.

Me voy, en el camino volteo al cielo y veo la vista que me ofrece, estos días el cielo ha estado muy bonito, no me quejo es bueno ver un cielo así, camino a casa bajo la noche estrellada.




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