Capitulo 12

El tiempo pasa volando, estamos en diciembre el mes más frio de todos los meses, desde la muerte de Lalo Arthur y yo hemos intentado estar con Olivia en todo momento, es doloroso ver como las primeras semanas ella iba a su tumba y susurraba “no me dejes sola”, en estos momentos ya está mejor, ya está sanando.

Arthur y yo intentamos no dejarla sola, siempre la llevábamos por un helado o a caminar, cuando yo no podía Arthur se encargaba, ya sea que jugaran videojuegos o la llevara a la biblioteca he de admitir que tiene una afición por los libros de terror, cuando Arthur no podía yo iba a su casa y le leía, no me gusta el género de terror, pero por ella lo leería las veces que sea necesaria.

Hablé con los papás de Arthur y con la madre abril para poder hacer un tipo campamento, hay un pequeño bosque cerca de mi casa, así que obtuve su permiso e hicimos un desastroso campamento en el que Arthur tuvo que ir a rescatarnos.

—Se ve hermoso el cielo — habla Olivia, desde que la traje no ha dejado de mirar el cielo estrellado.

—Está más estrellado que de costumbre — comento mirándola a ella.

Traje un poco de comida, la saco y ambos empezamos a comer mientras contamos anécdotas de la infancia, toda va bien o eso era hasta que aparecen unos perros, omití la parte en la que hablaba sobre mi terror a los perros.

—Mira que lindos perros — dice entusiasta, no había notado la arruga que se le forma en sus ojos cuando sonríe, parece abuelita.

Ese gesto me parece tierno que empiezo sonreír o eso era hasta que entendí la palabra perros, PERROS ellos han sido mis enemigos por años, cuando era niño me agarraban entre cinco y me quitaban los bolillos, siempre regresaba llorando y mamá lo único que decía era que no pasa nada, giro la cabeza como el exorcista, no sabía que era rápido, elástico y escalador, lo supe cuando me di cuenta que estaba arriba de un árbol.

—Cris, baja es un perro cariñoso — me grita olí.

—No lo creas, esos perros son del demonio — me aferro al árbol como si mi vida dependiera de eso.

—Es un chihuahua, te aseguro que de una patada los mandas a otro planeta — por un momento mira al demonio que tiene a lado — además este es uno cruzado, es tranquilo.

—Prefiero morir aquí, que bajar y esa bestia me ataque — Olivia suspira frustrada, la veo sentarse junto al perro malvado.

Los veo mirar las estrellas juntos, oliva le susurra unas cosas, nunca creí vivir la traición en carne propia, decido pararme en la rama y voltearme, antes de seguir viendo como me traicionan, después de un rato diviso a Arthur que viene tranquilo, me saluda, llega hasta Olivia que le dice no sé qué cosa.

—Cristian bájate de ahí ahora mismo — se pone las manos en la cintura para parecer más autoritario.

—Creí que mi madre estaba en casa — es lo único que digo antes de darles la espalda.

Después de un rato en el que Arthur me aventó piedras y tierra bajé, creí que el perro era bueno como dijo Olivia, en cuanto puse un pie en la tierra, el perro se me fue tuve que subirme en la espalda de Arthur quien me llevo hasta mi casa así, mientras Olivia se nos burlaba.

Los días también se pasaron entre actividades de la escuela, por primera vez vi un amanecer junto a Olivia, fue algo hermoso, en estos días el cielo ha estado hermosa tanto el día como la noche, el mes de noviembre paso y junto con él, las burlas de Arthur y Olivia hacia mi persona, este mes veré la primera nevada, espero poder estamparle la cara a Arthur en la nieve.

Miro por la ventana que me proporciona la vista de los demás estudiantes, antes era un chico solitario, odiaba que las personas se me acercaran, en la escuela era serio y callado y en mi casa me encerraba a escuchar música o juagar algún videojuego, hace unos cuatro meses vi a una chica correr como naruto, a un pelirrojo engraparse el dedo y ahora son mis amigos con los cuales siempre andamos haciendo cosas raras y graciosas, creo que podría acostumbrarme.