Al pasar el tiempo en que regresaban a la casa los dos, en medio del camino la lluvia volvió a caer repentinamente. Nohemí y Nebu, comenzando a correr al ver sus casas a unas pocas cuadras, sólo podían pensar en que no era bueno este clima. Pero, desde el fondo del corazón sentían algo nuevo que no habían experimentado antes y que era algo nuevo.
Al entrar cada uno en su casa, Nebu vio su paraguas mientras se decía a sí mismo – ¿por qué no lo abrí? Me habría evitado mojar. Pero lo olvide por alguna cosa – con una expresión de calma, pero a la vez boba con un poco de inexpresividad. En el caso de Nohemí, que estaba jadeando por haber corrido, sentía que su corazón estaba a punto de salírsele y no era debido a la corrida. Nohemí, agachada, dijo – tonto – luego se paró firmemente, inhalo y exhaló para tranquilizarse – más te vale estar preparado para lo que pueda venir. Yo no me haré responsable de nada de lo que suceda desde ahora. Así que prepárate para lo peor – y entro hasta dirigirse a su habitación.
Al día siguiente, como era de costumbre, se volvieron a ver durante el camino a la escuela. Nebu, al mirarla, quiso decir algo, pero, conteniendo sus palabras, sólo la miro desde atrás como ella avanzaba como si nada hubiese pasado. Pero, a pesar de ser que ya muy pronto se acercaba la feria y el desfile en septiembre, esa sería su oportunidad para que todo regresara al fin a la normalidad. Nebu tenía en mente que tal vez ella estaba muy concentrada en lo que estaban haciendo en la escuela y por ello es que no mostraba nada.
Sin embargo, Nohemí, que se había dado cuenta de que él lo seguía desde atrás sin acercarse a ella, lo miro sin tener que voltear y, de la misma manera, fingió que no se había dado cuenta de ello hasta llegar a la escuela. Entrando los dos a su salón, se dirigieron a sus asientos sin decirse ni una sola palabra. No podían dejar que el otro se diera cuenta de lo que en realidad estaban pensando, pero esto tampoco les hacía sentir muy bien.
Entre los arreglos que se estaban dando para poder desfilar, todos los de la clase estaban con sus respectivos grupos y hablando sobre lo que tendrían que hacer y como lograr conseguir el material para ello. A pesar de que aún se encontraban en primaria, no podían dejar de trabajar muy arduamente por conseguir ser el centro de atención durante el mismo. El desfile por la independencia patria, que ya lo veían llegar en una semana más, llegaba a ser muy animado y con varias bandas que tocaban durante la caminata. Todos ellos, que en esta ocasión algunos irían disfrazados de animalitos, estaban esperando poder hacer su mejor actuación.
Nebu, que estaba con sus amigos viendo algunos de los adornos que harían en la clase, se decía a sí mismo – no, en este momento no puedo quedarme pensando en lo que sucedió, debo de apresurarme y prestar atención a lo que estamos haciendo. Así es, ya muy pronto hemos de desfilar y queremos que esto sea divertido, no dejaré que nada me haga pasar mal – y trato de olvidarse de lo que sucedía y le preocupaba.
Al lograr despejar su mente por fin, Nebu logró dar lo mejor de sí sin que nada le afectase. Nohemí, que lo miraba desde la lejanía, no dejaba de siempre verlo desde esa esquina en la que se encontraba con sus amigas hasta que llegaba la hora de irse y así separar su mirada de Nebu. Pero, en este momento, había lago que le inquietaba demasiado y no le dejaba quedarse tranquila al ver que él no le prestaba atención en lo que estaba pasando.
Nohemí, conforme iba pasando el tiempo, aunque todavía se sonrojaba un poco en los pequeños momentos en que sus miradas se llegaban a cruzar, le estaba dando un dolor de cabeza. Es por ello que trataba de olvidarse de todo sin nada más que una simple distracción de una plática, algún juego o cualquier cosa que le sirviera para mantenerse entretenida y la hiciera olvidarse de como el tiempo0 pasaba.
Pero, estando ya a punto de que todo estuviera listo y el día del desfile estaba a unos tres días por ser. Sin siquiera dejar de lado la forma en que todo se había desarrollado durante todo este tiempo, a Nebu y Nohemí se encontraban en un punto en el cual todo se había vuelto un poco incómodo. Pero, aunque no pudieran enfrentarlo de forma directa, también sabían que no era posible continuar de esta forma y debían de romper con este ciclo. Al regresar a sus casas, los dos vieron el almanaque para luego pensar en terminar todo esto el día del desfile de una vez por todas.
Al llegar el día del desfile, todos estaban en fila y preparados para poder comenzar la mancha hasta la escuela, al ser que ellos no participaban en el desfile general donde participaban varias escuelas a nivel nacional por el día de la independencia.
La banda que estaba frente al desfile empezó a tocar sus canciones y con ello dio inicio al desfile. A pesar de que era un pequeño desfile, en comparación de los demás que se estaban llevando a cabo por esta época, había varias personas viéndolos durante todo el camino al igual que puestos de comida y algunos juegos hasta donde ellos iban a terminar el desfile.
Las botanistas, que se movían con gran maestría y algunos bailarines que estaban a compas con la música que sonaba, los desgastadores que mantenían un paso firme mientras su comandante los dirigía con los diferentes movimientos que habían practicado por mucho tiempo para este día, mantenían el ánimo altivo de las personas. La bandera del país era llevado por los estudiantes más sobresaliente de la escuela al igual que la bandera de Quetzaltenango era portado por los que le seguían y por ultimo venían los demás estudiantes que eran los que les seguían como si se tratase de sus escoltas. Por supuesto que todos llevaban una mirada sería y, aunque de vez en cuando miraban a los alrededores para saludar a las personas que los estaban viendo o para poder dejar que les tomaran unas fotos, iban transcurriendo el camino trazado hasta llegar a la meta.