Sentí un dolor muy fuerte en mi hombro y todo se volvió oscuro, no sé cuánto tiempo paso pero cuando volví a la normalidad estaba acostado en una sala diferente a la mía, las paredes eran de un color gris claro, había mucha iluminación, fotografías de paisajes colgadas de una forma muy cuidadosa en las paredes, entonces caí en la cuenta de que no estaba en mi casa, me incorporé lentamente ya que tenía un dolor de cabeza horrible, no se que hora es pero puedo deducir que ya está por ser de noche, de apoco fui recordando lo que pasó, la llegada de Valentina, mi descontrol y él dolor horrible en mi hombro-Al fin despiertas-la voz de John a mis espaldas me sobresalto-toma esto-dice extendiéndome un vaso con agua y una píldora blanca-es para el dolor de cabeza. -¿Por qué estoy aquí? ¿Cómo llegué? ¿Qué pasó? -Muchas preguntas en una misma, pero fui a tu casa para hablar del tema de Mauricio pero te encontré descontrolado, trate de tranquilizarte pero no había forma por eso no tuve otra opción que dormirte. -¿Pero por qué estoy aquí? -tú casa está hecho un caos... tuve que traerte aquí para que Miguel pueda ordenar la casa-quede callado mirando en un punto fijo, hasta que lo escuche hablar de nuevo-Joel necesito que me ayudes-dijo mirándome-necesito que me cuentes que recuerdas de aquel día, tengo muchos cabos sueltos y necesito que me ayudes... Joel confía en mí.-le mire y en sus ojos podía darme cuenta que estaba diciendo la verdad, que sí podía confiar en él, siendo sincero éste hombre nunca me ha caído bien, siempre le vi como alguien que sólo quiere dinero con informaciones falsas, pero estos días pude darme cuenta que estaba equivocado, es el único que no se ha rendido con el caso de Israel y también lo que hizo hoy para ayudarme no tiene precio, porque si mi padre me veía en ese estado, lo más probable es que me encierre en mi habitación hasta que se me pase la locura...