➡Maratón 5/5⬅
-Miren esto!-interrumpió Hanna-Una carta de Joelo pero aun esta cerrado...
-Si quieres tiralo-dije sin importancia. No me había animado a leerla y no lo haría ahora.
-¿Por qué? Yo quiero la leer-dijo Hanna ya rompiendo el sobre.
-Leelo en voz alta-sugirió Ale. -Querida Emily-comenzo, mi corazón dio un brinco, no estaba preparada para escuchar lo que diría pero ésta es la desventaja de tener amigas tan curiosas.
-Se que mientras esté leyendo ésta carta yo ya no estaré contigo, quizás habrá pasado minutos, días o quizás años y recién te hayas resignado a leer esto pero no importa ya que me odiaras de la misma manera... Sólo quiero que sepas la razón que me impulsó a tomar la decisión de dejarte, y aunque me repitan mil veces que yo no tuve nada que ver con lo que te pasó de alguna manera siento la necesidad de pagar por ello... Me duele... Me duele muchísimo... Pero la culpa no me deja, siento que voy a morir, no se si huyendo voy a alejar todo esto de mi pero creo que aliviare un poco... Toda tu vida se destruyó por la culpa de mi padre, y aquí va la parte que tú no sabias, ya que lo demás lo viviste lo experimentaste hace poco...
Pasó hace quince año atrás existía una familia, un padre con sus tres hijos y su esposa, un día llego a sus vidas un criminal que mando a asesinar a su mujer y secuestro a sus dos hijos menores, a él le golpearon hasta dejarlo medio muerto para luego encerrarlo en la cárcel... ¿Sabes la familia de quien fue? La tuya Emily-en ese momento le quite la carta a Hanna y busque hasta donde había leído, mi corazón palpitaba a mil por horas como si fuera a saltar de mi pecho, mis ojos se detuvieron a la mitad de la carta-El hombre era Mauricio, sí, tu verdadero padre, la mujer era tú madre, los niños que secuestraron fuiste tú y Matt Emily, y ¡el criminal ERA MI PADRE!-la respiración me dificultaba, no podía creer lo que estaba leyendo, mis ojos se humedecieron, mire a mis amigas y todas estaban en shok, hasta Zabdiel, volví mis ojos a la carta y seguí leyendo- mi padre asesino a tu verdadera madre, ¡MI PADRE Y RICARDO! No pienses que lo sabía porque te juro que no, el señor Mauricio me contó toda la verdad la noche.