Seguimos hablando un poco más con Yeyo y luego decide traerme devuelta a casa, como ya era tarde trato de no hacer mucho ruido para no despertar a mi familia, subo hasta mi habitación, me quite los zapatos y así me tire en la cama, no tuve tiempo ni de pensar ya que el sueño pudo más que yo y caí rendida en los brazos de morfeo.
-¡Niños papá esta en casa!-escucho gritar a mi madre.
-¡Papá esta en casa!-grita Matt dejando su cochesito de juguete en la arena y va corriendo.
-Vamos Roxi-Alex me toma de la mano y dejo caer mi muñeca en el pasto cerca de la amaca. Cuando íbamos llegando a la entrada veo a mi papá coger a Matt en su brazo y depositar un pequeño beso en la frente de mi mamá, no puedo divisar su rostro, el sol del mediodía me daba de lleno en la cara dificultando mi visión.
-Papá quienes son ellos?-pregunta Alex señalando a tres hombres vestidos de negro, mi papá deja a Matt al suelo y saca algo de su borsillo pero no le dio tiempo a nada, uno de los hombres le da un puñetazo en el rostro y mi mamá grita, toma a Matt del brazo, y luego a mí-¡Alex corre!-grita desesperada-¡Corre Amor! ¡Corre!-sus gritos ahogados me retumban en la cabeza, volteo hacia mi padre y lo veo luchar contra aquel que le doblegan en estatura, estábamos a punto de entrar en lo que parecia ser la sala, otro hombre coge a mi mamá del cabello, comienzo a llorar al igual que Matt, veo que de un golpe la desploma, cae al suelo, y caigo junto a ella, no me suelta, ni a Matt, escucho a mi papá gritar seguido de un disparo que golpeó mi oído, llore más fuerte, miro a mi mamá y un hilo de sangre brota de sus labios-¡Mamita! ¡Mamita!-grito desesperadamente, siento que su mano me suele y otro hombre me toma en su brazos de mala manera, y con el otro coge a Matt que seguía llorando-¡Papá! ¡Papá!-grito en busca de ayuda-¡Papi! ¡Mami!.
-¡MIS HIJOS NO!-los gritos desesperado de mi padre retumban fuertemente en mi oído.
-Emi-alguien me llama por mi nombre adoptivo a los lejos, pero no distingo su voz, cada vez me iba alejando más de aquella casa y la desesperación aumentaba.
-¡Mamá!-volví a gritar, las lágrimas...