Mi primer amor.

Capítulo tres.

Intento mantenerme serena ante la presencia de Liam. Le regalo una sonrisa totalmente falsa y supongo que se da cuenta, ya que su sonrisa burlona se agranda mucho más. 

—¿Qué haces aquí, Liam?—le pregunta Anna, comiendo una papa frita nerviosamente. 

Apunta a una mesa que está en una esquina, llena de chicos y chicas bebiendo cerveza y comiendo. Cuando Anna se gira, ya que está a su espalda, los de la mesa elevan su mano saludando desde lejos. Ella les sonríe y también los saluda. 

—¿Quieren unirse?—lo miro con desconfianza. Si Liam no tuviera esa sonrisa en su rostro de "no te esperas lo que pasara" hubiese aceptado con facilidad, pero ahora comenzaba a sentirme incómoda al no saber que decir. 

Anna niega con la cabeza para mi sorpresa. 

—Quiero hablar a solas con Sarah, en otra será. 

Liam la mira como si la quisiera matar en ese preciso momento por negarse y con eso confirmo que no tenía buenas intenciones al invitarnos a ambas, o al menos a mí. Rueda los ojos, y antes de volver a su mesa, me da una última mirada. ¿¡Acaso le caigo tan mal como él a mí!? En serio, siento como si ese chico tuviera en la frente tatuado "problemas", que agobiante. 

—Gracias—la agradezco formando una sonrisa en mi rostro. Me sentía mal por el tener que hacer que ignoré a sus amigos por mí—. Lamento que no puedas ir con ellos. Si quieres, ve, podemos salir en otra. 

Anna frunce el ceño. 

—¡Claro que no!—exclama ofendida—. Dije que me quedaré contigo porque me agradas y necesito una amiga urgentemente, los de allí son solamente gente con la que suelo salir. 

—Tú también me agradas—bebí un trago de la gaseosa.  

Retomamos la conversación como si nada hubiera pasado. Tenía que admitir que la hamburguesa son riquísimas, seguramente vendré más veces a comer aquí. Al terminar de comer, dejando un poco de papas fritas cuales Anna las termina por mi, ella me dice que es hora de que conozca el muelle y la playa. Acepto emocionada. 

—Iremos en bus—informa, sacando su billetera para pagar la comida—. No tengo auto, aún. 

—No te preocupes. 

La misma mesera vuelve a la mesa para recibir la paga, y yo decido darle propina. Me sonríe y vuelve a su puesto de trabajo. Anna se levanta de asiento y yo la imito, antes de salir por la puerta, alguien toma del brazo a Anna. Una chica rubia exactamente. 

—¡Annita!—su voz suena chillona y no parece decirlo como si le agradara verla—. ¿Sigues con la fracasa de tu novia o por fin te diste cuenta que lo mejor son los chicos? 

La observo molesta. ¿Cómo se atreve decirle algo así? 

—Cierra el pico, Benelope—sisea Anna con los dientes apretados. Se suelta de su agarre bruscamente. 

La chica rubia, Benelope, sonríe con descaro y luego se da cuenta de mi precensia. Agradezco que no sea tan alta como Anna, porque si no lloraría de frustración. 

—¿Y tú eres...?

—Sarah Brightman. 

—Benelope Smith—estiró su brazo para que tomara su mano, las cuales tenían unas largas uñas rojas, la tomé solamente por ser educada. Me observó de arriba abajo sin ningún disimulo, miré a Anna sin entender quien era la chica. Ella solamente frunció sus labios. 

—Bueno, nos veremos en otra, Sarah—se despidió, pero antes de irse miró a Anna de manera grosera y se dirigió a la mesa donde supongo que está Liam, moviendo las caderas resaltando su falda negra. 

Antes de poder preguntar quién es, Anna salió rápidamente del local. La seguí. 

—¿Quién es?—consulté tomando delicadamente su brazo para que me mirara. Ella resopló y evadió mi mirada. 

—Vayamos a la estación—dijo ignorando mi pregunta. Comenzó a caminar y seguí sus pasos pero desde atrás, parecía como si intentara huir. 

Me saco la chaqueta ya que el sol está demasiado fuerte, y al caminar, el calor comienza a recorrer mi cuerpo. Nos detenemos en la estación del bus y hay unas cinco personas con nosotras. Dos muejeres, una anciana y dos hombres. 

—¿Ya puedes responder?—insistí. Quizá no tengamos mucha confianza, apenas hoy nos conocimos, pero no podía dejarme con intriga de saber quien es Benelope y por qué la trata de esa forma tan horrible. 

Parece ceder porque está vez, no evade mi mirada. 

—Es mi hermanastra—susurra la respuesta tan bajo que no logro escucharla. Ella parece darse cuenta y lo vuelve a repetir pero con más fuerza y molestia—. Benelope es mi hermanastra. 

La miro con sorpresa, y a la misma vez con lástima. 

—¿Y te trata así?

—Nos conocimos cuando ambas teníamos catorce. Me odia desde que mi padre decidió hacerle un hijo a su madre y desde entonces intenta hacerme la vida imposible. 

—¿Tan mal le resultó que su madre esté con tu padre? 

Hizo una mueca. 

—Sorprendentemente sí, le molestó bastante. Por lo poco que sé, extraña a su padre biológico—se escoge de hombros—. Es insoportable. 

—Parece ser. 

Decidimos dar por finalizada el tema de la conversación hasta ahí, no parece ponerla muy feliz. Le pregunto por su novia y rápidamente cambia su expresión. Que enamorada que está. 

Esperamos pacientemente la llegada del bus, pero al parecer no está planeado que llegué muy pronto. Mis piernas ya comenzaban a doler por el tiempo de estar parada y en la misma posición, así que me muevo sobre el lugar intentando deshacer la incomodidad. Sacó mi móvil del bolsillo del pantalón y me fijo la hora, cuatro y cuarenta. Ignoro algunos mensajes que aparecen en la barra de notificaciones y lo vuelvo a aguardar. 

—Maldita sea—la escuchó murmurar a Anna, quién está observando a mis espaldas. 

Me giro para saber que vió, al hacerlo, visualizo a Liam junto con un grupo de personas doblando justamente por la calle que da donde estamos nosotras. Entre ese grupo, puedo ver a Benelope.



#44684 en Novela romántica

En el texto hay: primeramor

Editado: 29.03.2019

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