Mi primer amor

Capítulo 11. Has ganado la loteria

—¿Pero que demonios? —Fue mi única expresión que realice ante la propuesta de Aranza.

En estos momentos preferiría estar de compras que aceptar la propuesta de mi amiga. ¿Se había vuelto loca de remate?

Por como veía sus expresiones, si mi amiga se había vuelto loca y yo pensaba que la que estaba desquiciada era yo, olvídelo amigos, esto se iba a salir de control.

Negué con la cabeza una y otra vez, claro que no iba a aceptar algo como aquello, ¿Que demonios le pasaba?

Bueno y para que sepan de que estoy hablando, aquí vamos.

—Por favor Alison —Sus pucheros no me convencían, me seguía por toda la cocina.

—¿Por que no le pides ayuda a Angy o a Alexa? —Cuando menos estaba soportando a Aranza es cuando más se me encimaba.

—Porque tú eres su vecina —Y si técnicamente me venía a pedir un favor relacionado con Matías. 

Simplemente no podía dejar de pensar en un "No ahora por favor" y muchas caritas tristes volteadas.

—¡Y eso no me da el derecho de espiarlo! —Contraataque.

Porque su genial plan sería espiarlo un rato y ver qué tipo de cosas le gustaba hacer o que le gustaba en menos palabras, para así ella pudiera actuar y lanzarse a la caza.

—Sigo diciendo que eso estaría mal —Continúe, alguien de las dos tenía que tener la voz de la lógica—. Vamos Aranza tú no eres así.

—Si, lo se —Sin más se desplomó en una de las sillas de la cocina, si continuábamos así podría conseguir que se le quitara de la cabeza ir a acosar al vecino y ella regresara a casa—. No se que me está pasando, es un chico lo sé, pero yo...

—No actúas de esa manera —Rodee un poco los ojos porque si lo hacia pero ella siempre decía que no, aunque con Matías tenía una pequeña más grande obsesión—. Aparte... recuerda lo que te dije, podría tener a alguien y por eso no liga con ninguna chica.

La verdad es que no me interesaba mucho la vida de Matías, pero Aranza no dejaba de darle vueltas al asunto que hasta he llegado a formular algunas preguntas sobre él. Aunque lo cierto es que no tenían mucha importancia.

Nada tenía mucha importancia ya, estaba cansada de que Aranza siguiera rogando por una cosa de niños.

—Es lindo —Sus dedos jugaban sobre la mesa—. Y no lo digo como un capricho, no como cuando un niño quiere un helado y llora hasta que se lo dan. No... Simplemente he convivido un poco con Matías y creo que es un chico... Distinto... Distingo a lo que he conocido, ¿Sabes no?

Trate de asentir, porque no sabía muy bien a qué se refería, ya que ella sonaba como una chica enamorada y no es que supiera mucho sobre el amor, pero si me había dedicado buena parte de mi tiempo leyendo novelas románticas por lo que cuando el personaje principal se iba enamorando yo me enganchaba junto con él y conocía a lo que se refería Aranza. O bueno eso trataba de comprender, porque no te enamoras de alguien con simplemente haber convivido con alguien muy poco tiempo, porque en efecto como había dicho Matías era amable pero a la vez reservado y tenía muy entendido que no platicaba con Aranza como para poder asegurar los sentimientos de mi amiga.

Sabía muy bien que tenía, era un capricho, era el capricho mayor. Y sabíamos bien porque, porque Amber lo quería, porque todo mundo le prestaba atención y porque era bastante guapo y misterioso por así llamarlo. Era el clásico chico nuevo que puedes leer en algún libro, donde es manipulado por la popular y la chica que lo ve por primera vez lo desea y sabe que lo quiere para ella. Aranza se encontraba en el clásico cliché, donde yo quedaba de por medio debido a que era su vecina. 
Y tal vez Aranza obtendría lo que quería, porque era una niña caprichosa y ese tipo de chicas suelen salirse con la suya.

Y odiaba que eso pasara, ¿Yo que obtenía a cambio? Lo cierto es que no me importa hacer favores para obtener algo a cambio, pero con Aranza era distinto, era cansado sus tipos de favores y cuando le pedías alguno a ella, era como si jamás le hubieras ayudado algo en su vida.

Y sin más me di cuenta de algo. 
¿Por que demonios seguía siendo amiga de alguien como ella? Al inicio era muy amable pero como pasaban los años se hacía más rara y parecía a veces una perra. Y caí en la cuenta que no sabía realmente como no me había dado cuenta de ello antes. A veces uno se acostumbra a las actitudes de las personas y lo que han hecho por ti a lo largo de tu vida, que no nos damos cuenta cuando esa persona se vuelve un tanto tóxica.

Y sin más lo supe, Aranza se había vuelto tóxica en nuestro círculo de amistad. Y como solo vivíamos a ignorarla cuando se ponía en ese plan, no nos dábamos cuenta de que nos molestaba y nos afectaban sus actitudes.

Y tal vez fuera muy despistada, fuera un tanto torpe, y llegara a tardar en darme cuenta, pero ya no quería continuar con esto.

Así que haría algo último, es cierto que sabía que cuando Aranza quería algo, solía conseguirlo. Y esta vez no lo conseguiría. Yo lo impediría. Tenlo por seguro.

Así que sonreí. 
Y suspiré con un tono de "convencimiento".

—Está bien —Sonreí de lado en mi tono de que la iba a ayudar—. Te ayudaré.

Me encogí de hombros. Sus ojos brillaron como si le hubiera dicho "Has ganado la lotería". Pero por el contrario, iba a hacer que la perdiera. Porque era momento de que alguien la bajara de sus nubes.

—Perfecto —Aplaudió como una niña pequeña complacida ante tu capricho—, esta noche lo haremos entonces.

Simplemente sonreí.

Oh mi querida Aranza, ya era momento de que alguien te pusiera un alto ante tu intento de "superioridad".

 




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