Y te encuentras en ese punto de la vida, donde te das cuenta que puedes ser feliz sin nada más. Donde todo es tranquilidad y más por el hecho de estar un momento de paz, donde no hay preocupaciones de nada.
Donde Adam te sigue haciendo tus trabajos y eres feliz. Donde los populares siguen haciendo de las suyas. Los nerds siguen sacando buenas calificaciones. Y todos los grupos siguen tal cual. Aquella tranquilidad.
Donde sigo pasando desapercibida y todo marcha bien.
Donde mi nube es mi único lugar preferido y nada afecta ahí.
—¿Alison que me dices del ejercicio número tres? —Oh, aquí vamos de nuevo, carraspeo tratando de aclarar mi mente—. ¿Algo que comentar?
¿Algo que comentar? Pero ni si quiera me dedico a observa el pizarrón, si no a la cara de mi profesor que parece un tanto cansado de que no responda.
—¿Veinticinco? —Se que estamos en clase de matemáticas, ahora no puedo fallar.
El salón se empieza a reír. Oh demonios, olvídenlo sigo marcada de por vida. Volteo a ver al pizarrón... Y ahora lo entiendo. Si estamos en clase de cálculo, pero estamos viendo diferenciales... Sin duda nada que ver con lo que acabo de responder.
—Bueno aprovechando que Alison ha interrumpido la clase por completo —Su mirada de asesino por parte del profesor no me agrada en lo más mínimo—. Como sabrán cada semestre se hace excursiones al bosque que queda una hora para que los alumnos convivan con su clase, normalmente hay anuncios repartidos por todo el instituto pero el último año asistieron nada más que diez personas...
El profesor no parece nada contento en contar esta historia, pero no se porque si no le interesa en lo más mínimo este tipo de eventos que realizan en la preparatoria.
—Por lo que este año los consejeros han decidió que un profesor seleccione uno de sus grupos para que vayan de excursión todos —Definitivamente esto ya no me está agradando nada—. Desafortunadamente he perdido una apuesta, por lo que soy el profesor seleccionado para llevar a cabo la excursión al bosque, y como he notado que el salón no lleva tan buenas calificaciones he tomado la decisión de que por lo menos la mitad del salón va a ir a esa excursión.
Todo el mundo empieza a reclamar y a gritar, hasta yo no hago.
—¡Silencio! —Bien, todo el mundo se queda callado, el profesor continúa—. Ya sabrán quienes irán, por supuesto los de baja calificación. Si alguno que está exento de ir desea acompañarnos es recibido. Las hojas de inscripciones están en mi escritorio, tomen una hoja a quien nombre.
—¿Y de que nos servirá ir? —Un chico que no reconozco grita un tanto fastidiado. Yo también lo estoy.
—Tendrán un punto extra sobre calificación de examen —Por eso los que llevan buenas calificaciones no es necesario que vayan, no necesitan un punto extra—. Bueno empezaré a Nombrar a quien deberá de recoger sus inscripciones.
Y nombra por apellidos ya que así empieza la lista.
Escucho el mío, y el de Aranza. ¿Les conté que la única clase que comparto con mis amigas es e matemáticas y con Aranza? ¿No? Pues ahora lo saben.
Mi amigo Adam no es nombrado, pero se que irá... No perdería por nada un punto extra, tiene perfectas calificaciones pero me respondería con un "Uno nunca sabe en qué se pueda equivocar Alison, más vale prevenir que lamentar". Yo si tuviera su cerebro para matemáticas no iría.
El timbre de salida suena, y todo mundo se levanta y gran parte del salón va a la mesa del profesor a recoger su inscripción.
—Recuerden traerla la próxima clase firmada por su tutor —Todos responden con un si.
Adam toma primero la suya, como lo supuse. Un punto extra es un punto extra.
Lo que me sorprende es ver que Matías toma una, trago saliva. Es bueno en matemáticas y no fue nombrado, pero no se ve la clase de chico que le gusta hacer trabajos por puntos extras, no como Adam.
—¿Vas a ir Matías? —La voz de Aranza suena por todo el salón, ya casi no hay nadie aquí.
En eso mi hoja se cae y sale volando a dirección de Matías, juro que no fue apropósito, voy tras de ella pero choco un poco mi cabeza con el brazo de Matías en cuanto me agacho a recoger mi hoja. Me rio internamente por eso, realmente nada de esto es apropósito.
—Si, iré —Suena más animado cuando me levanto y me encuentro con la cara de Matías—. ¿No crees que será divertido Alison?
Trago saliva, acaso ira... ¿Solo por mi? Ha vuelto a ignorar a Aranza, solo por prestarme atención a mi.
—No se si sea del todo divertido —Confieso—. Pero si creo que ese punto me pueda ayudar a pasar el examen que viene.
Lo escucho reír.
—Si tienes problemas con matemáticas podrías pedirme ayuda, lo haría con mucho gusto —Trago saliva.
Escucho el carraspeo de Aranza, pasar disimuladamente no es lo suyo.
—¿A mi también me podrías ayudar Matías? —Me muerdo el labio.
Necesito actuar. Así que le tomo con mi mano izquierda su hombro derecho.
—Gracias —Le sonrió—. Lo tendré muy en cuenta, vecino.
Le sonrió, y me regresa la sonrisa. Se que ha funcionado y se que Aranza empezará a morir poco a poco ante esto. Lo que más me sorprende es que me guiña el ojo vecino dos.
—Nos vemos en teatro, compañera.
Ya no me ha dicho lindura, no se si sea bueno por el hecho de que no me gusta que me llame así o malo porque Aranza no le ha escuchado que me diga así y este hubiera sido un perfecto momento.
Asiento y me voy junto a mi amigo que se encontraba junto a la puerta parando, lo tomo del brazo y lo entrelazo junto con el mío.
Cuando salimos del salón, volteo hacia atrás unos segundos más y Matías va para la dirección contraria a nosotros. Y veo a una Aranza saliendo un tanto enojada. Río por lo bajo.
—Está funcionado Adam —Se lo digo mientras regreso mi vista al frente.
—Ya lo he notado —Suspira—. Sigo diciendo que esto saldrá mal.