—... Y eso fue lo que sucedió —Arrugo un poco mi ceño al momento de contarle la patética historia de como me lastime.
Alexander se empieza a reír. Claramente evite contarle sobre Matías, él ya sabía de su existencia y no de la mejor manera a decir verdad. Y quería hacerlo cambiar respecto a que él le gustaba, porque si pensaba que por eso él también me gustaba iba a estar perdida. Suspiro, ¿Como iba a estar perdida si a él no le interesaba yo? Porque era lo que yo sabía, era mayor Alexander y yo era torpe. No la clase de combinación que espera un chico de su edad.
—Lo entiendo —Deja de reír por fin—. No tienes por qué preocuparte, a mi me preocuparía mucho más si vienes a trabajar en esa situación.
—Gracias —Se lo digo de buena manera porque se preocupa por mi.
—A todo esto —Su curiosidad no me va a agradar—. ¿Acaso aquella chica realmente está loca?
Imagine que me iba a preguntar el porque lo había hecho Amber, me relajo un poco.
—A parecer —Suelto sin más al igual que mi risa empieza a salir—. Tengo que colgar, pasaré a la enfermería antes.
—Claro, no te preocupes —Estoy apunto de decir algo, pero él agrega—. Ah y Alison, que estes mejor, adiós.
—Adiós.
Realmente sonaba preocupado y por más tonto y niña que suene, me alegro mucho.
Ya no hay nadie en el salon, me dedique a llamarle a Alexander después de detención ya que no podíamos salir ni utilizar el celular.
Olvídenlo si hay alguien en el salón, y es el tonto de Matías caminando hacia conmigo.
—¿Todo bien? —Pregunta al momento que se acerca más al lugar donde estoy sentada—. Ya todo el mundo había salido, hasta tuve buen rato para librarme de Amber.
Río mentalmente, después de todo Amber seguirá siendo Amber, lo más curioso es que se sienta en la butaca junto a la mía.
—Le llame a mi jefe para infórmele sobre la situación —Él tampoco debería saber quien es mi jefe—. Y lo entendió, que la chica está más que loca.
Lo veo reír, trago saliva, si cara cambia por completo cuando ríe... Suena tonto y obvio pero se ve más feliz.
—Hablaré con ella mañana —Y ahora parece serio, puede cambiar de un momento a otro sin ningún problema—. Simplemente no quería dañarla.
—Supongo que lo entiendo —Como dije, amable.
—Pero ella no puede dañarte a ti —Ambos nos observamos fijamente—. Eso no está bien, y no hice nada por evitarlo.
—Estoy muy segura de que estabas en un estado de shock, así como los demás —Escuchaba algunos murmuras mientras Amber estaba arriba de mi—. No es culpa de nadie... Más que de ella que quiere que seas de su propiedad.
Matías chasquea la lengua.
—No soy propiedad de nadie —Por alguna extraña razón eso provoca que sonría—. Pero tampoco me gusta que lastimen lo que me importa.
Los latidos de mi corazón se hicieron lentos.
—¿Realmente te preocupo? —Le preguntó con una ces levantada.
—Puedes llegar a ser muy astuta Alison —De nuevo aquella sonrisa—. Y a la ves muy ingenua. ¿Acaso es tan difícil creer que me interesas?
Quiero responder aquella pregunta, pero en eso me da una punzada de dolor en la parte de mi espalda aproximándose a mi hombro derecho. Hago una mueca de dolor ante eso, y Matías se da cuenta al instante ya que se levanta y se posiciona junto a mi. Ayuda a levantarme.
—Sabía que tenía que llevarte a la enfermería primero —Sin más lo sigo en silencio—. Pero también sabía que te ibas a negar en ir primero a que faltar a detención.
¿Como sabe aquello? Ni si quiera lo preguntó. Pero tiene razón me hubiera rehusado, aquellos que faltan a detención de quedan toda una semana y no gracias. Por eso no quise pasar a la enfermería antes de entrar a detención, más no imaginé que mi dolor fuera así.
Es como si realmente me conociera. Me da un escalofrío ante pensar aquello.
—Gracias —Trago saliva mientras continuamos por el pasillo.
Antes no me ponía nerviosa Matías, pero ahora lo consigue y no comprendo porque.
Entramos a la enfermería, y en cuanto damos un paso adentro Matías informa la situación a la enfermera mientras me sienta en la camilla qué hay. Abro la boca para decir algo, pero se me hace muy ridícula la situación por que pase por lo que prefiero mejor que Matías finalice. Es muy bueno contando historias ha decir verdad.
—¿Podrías quitarte la blusa? —En cuanto me lo pregunta la enfermera me sonrojo un poco mientras volteo a ver a Matías.
Él entiende a la perfección lo que le trato decir con la mirada, por lo que se disculpa y sale de la habitación.
—Una historia un tanto fantasiosa —Comenta la enfermera—. ¿Así que una chica te impulsó tanto al suelo que diste un gran impacto con este?
Simplemente asiento con la cabeza despacio, la escucho reír.
—Tuviste suerte que no fuera la cabeza —La escucho mientras me quito mi blusa quedando en brazier, pero ella solo se dedica a verme la espalda—. Dime donde te duela más.
Empieza a tomar con ambas manos la espalda, pero mi mayor dolor se encuentra cerca de mi hombro derecho por cuando me toca ahí hago un gemido de dolor.
—Si, ya me imaginaba esa zona la tienes un tanto inflada —Confiesa sin más la enfermera —, te saldrá un buen moretee. Aproximadamente de diez centímetros.
Perfecto lo que me faltaba, un bulto feo en mi. Así que el impacto fue tan grande para crear algo tan ridiculo como un moretee supremo.
—Te pondré pomada y te daré unas pastillas desinflamatorias —Susurró un "si" débil, estar sin blusa me pone nerviosa—. ¿Fue por el chico que te trajo? A veces las chicas hacen locuras a lo largo de los años me he topado con tantas cosas que te sorprenderías.
—Algo así —Me sigue dando mucho vergüenza no tener blusa.
—¿Están peleando por ese chico? —Por alguna extraña razón, la señora de la enfermería me da confianza, la transmite.
—Algo así, a ella le interesa él está más que claro, y según esto yo a él.