—Tengo hambre —Es lo primero que le digo a Matías después de diez minutos.
Hemos estado hablando, pero no mucho. Cosas muy random, como los arboles, el tiempo de llegada y el cambio de temperatura qué hay en ciertas partes del bosque.
—Claro que tienes hambre —Empieza a reír como si fuera lo más normal.
En eso mi estómago ruge, me da demasiada pena que me tapo la cara. La risa de Matías podría escucharse hasta donde está el profesor de matemáticas fácilmente y vaya a saber uno a cuántos kilómetros de nosotros se encuentre.
Retiro mis manos cuando la risa de Matías se empieza a apaciguar. Pero ahora entiendo porque se detuvo.
Enfrente de mi tengo una bolsa de papas fritas. Abro mucho los ojos ante la sorpresa.
—Tu cara cambio por completo —Escucho la voz de Matías pero no puedo verlo debido a que la bolsa de papas nubla todo lo demás que tengo enfrente—. Al igual que tú sonrisa inconsciente, toma la bolsa lindura.
Tomo la bolsa al instante, y me arrepiento un poco de haberla tomado tan rápido ya que parecí estar realmente desesperada por querer comer. Pero ni modo, creo que me ha visto desesperada por la comida.
—Deja de llamarme así —Le digo mientras abro la bolsa y tomo una papa, no lo pienso dos veces—. No me gusta que lo hagas.
—¿Por que? ¿Te molesta? —Parece estar divirtiéndose.
A Matías le gustaba molestarme, como si yo fuera fácil de hacerlo y no hubiera problema con ello.
Pero lo cierto es que no me molestaba en su totalidad que me llamara de esa manera, era solo que...
—Me incomoda —Pero iba mas allá de solo eso—. Pero no porque me lo estés diciendo tú, es por el hecho de que no estoy acostumbrada que me lo digan. Porque no estoy acostumbrada a creer que un chico pueda ver que soy linda. A qué un chico esté tan seguro de eso.
—Alison yo... —Lo detengo colocándole una papa en la boca y mientras mastica hablo yo.
—Y se lo que sientes por mi, no se como paso. Pero a pesar de eso no estoy acostumbrada a eso —Suspiro—. Estoy un poco cansada de escucharlo, no me malinterpretes estoy conmovida para ser honesta y no he sabido manejar la situación debido a que siempre jugaban conmigo o les dejaba de interesar muy rápido, así que pensé que pasaría lo mismo contigo. Pero...
Ambos caminamos en silencio, lo único que se escucha en casi todo el bosque es el ruido de los pájaros cantando y mi boca haciendo ruido al momento de masticar las papas.
─¿Sucede algo Alison?
Se acerca mucho a mi y provoca que trague saliva ante lo nerviosa que estoy.
─¿Suceder algo? ─Le pregunto dudando─, algo como, ¿Que?
─Te noto un poco diferente ─Se que he tratado de evitarlo, pero no creo que sea tan raro ya que se supone que no me agrada mucho, he dicho se supone porque sabemos bien que me agrada y más de lo que hubiera deseado─. Un tanto distante en cierto modo y a la vez mas amable, eso me crean un conflicto. Aparte de que no terminaste la oración de hace un instante, como si tuvieras miedo de continuar.
Continuo caminando no puedo dejar que Matias me intimide... aunque él no lo sepa que lo esta haciendo.
—Me he portado amable solo porque tú lo eras conmigo ¿Que clase de ser humano se porta agresivo ante alguien de buena fe? —Mi compañero suelta una risotada de nuevo.
—Tú al inicio —Continúa riendo—. ¿Entonces que cambió de un día a otro?
Río un poco ante eso, recordando algunas semanas atrás, la forma de odio que le traía y ahora que está en mi mente en todo momento.
Bueno no lo odiaba, pero no me agradaba lo que intentaba hacer. Y lo cierto es que no me agradaba porque no quería aceptar, y ahora que lo he hecho en parte no dejo de odiarme.
—No se lo que cambió —Si lo sabía, pero bien no se lo podía decir—. Matías...
—Dime —Su tono tan despreocupado que ha tenido en los últimos días me pone tranquila.
—Quiero preguntarte algo de tu apellido —Me armo de valor—. Soy mala recordando muchas cosas, pero hay algo en particular que me crea mucho conflicto, y eso es tu apellido.
Mi vecino sonríe de lado, tratándome de decir qué hay algo tras su apellido. Como si realmente tuviera razón en parte, y no era una idea loca generada en mi cabeza.
Había algo que no podía recordar y se encontraba la verdad ante la respuesta de su apellido.
—¿Te resulta familiar no? —Asiento con la cabeza, él se detiene dos pasos después lo hago yo y me volteo a observarlo—. Supongo que fue hace bastante tiempo para que lo recuerdes, aparte de que eres muy despistada... Ni si quiera lo recordarías por tu primo.
¿Primo?
Matías acorta los dos pasos que nos separan, levantó mi cabeza para poder verlo bien cara a cara.
Primo... ¿Qué tiene que ver Eliot en todo esto? "Ni si quiera lo recordarías por tu primo", el apellido no tenia nada que ver con esto. Observó a detalle a Matías, ahora que lo pienso tiene un Aura familiar.
Muy familiar pero que me cuesta recordarlo.
Pond. Mi primo Eliot. Pond.
Abro muchos mis ojos. Pond.
Leire Pond es la prometida de Eliot.
Conocí a Leire cuando era niña, salía con Eliot bastante antes de que se fuera de un lugar a otro con Leire. A ella la conocí en la biblioteca, era la cuentacuentos de aquella temporada... Me agradaba mucho ir cuando era una niña. Son recuerdos muy vagos.
Entonces sin más lo recuerdo por completo.
Levantó una mano para tomar la cara de Matías recordando quien era él. En cuanto lo tocó doy un paso para atrás.
Dios mío, ¿Cómo pude estar tan ciega todo este tiempo? Con razón había algo en él que no soportaba, porque siempre fue así.
Doy otro paso para atrás, necesito respirar y no lo puedo hacer estando tan cerca de él, empiezo a toser mientras empiezo a correr dejándolo atrás.
─¡Alison! ─Los gritos por parte de mi vecino que solo dicen una y otra vez mi nombre para que deje de correr es lo que me motiva a correr mas─. ¡Detente!