El vestido me quedaba bien y me gustaba mucho como se veía en mi. Pero para ser honesta no me importaba mucho si se arrugaba mientras observaba mi techo.
Probablemente el peinado también se estaría arruinando, pero no me importaba. Me sentía ansiosa, feliz, nerviosa, angustiada, preparada, derrotada, lista entre otras cosas; pero sobre todo me sentía segura. Había cometido varios errores en mi corta vida y no me importaba en lo más mínimo haberlos hecho. También había tomado malas decisiones por mis inseguridades que a pesar de que no me siento orgullosa de haberlas tomado, al final de todo es donde me han dirigido a este punto de mi vida.
Soy Alison McNath, tengo diecisiete años robando oxigeno a este mundo, no se lo que quiero hacer en un futuro, soy hija única criada por madre soltera y sobre todo muy tímida a hacer cosas.
Eso es lo que hubiera dicho Alison de hace tres meses atrás. Ya no soy esa Alison.
Soy Alison McNath, tengo diecisiete años tratando de mejorar cada día, mi futuro es muy incierto pero estoy dispuesta a conseguir lo que me proponga, soy hija única criada por una mujer poderosa de la cual estoy orgullosa de ser hija de ella y sobre todo decidida a que nadie me deje pisotear.
Si, esa descripción me agrada más.
Pero creo que le falta algo.
Y sobre todo enamorada.
Si eso era lo que me faltaba.
Volteo de lado y veo el reloj, Alexandra pasará por mi dentro de media hora más.
Regresa mi mirada al techo.
Me encuentro un tanto temerosa porque no se ni como decírselo. Lo he estado ignorando tanto que ni si quiera se como hablarle sin parecer una chica que necesita decirlo todo de una vez.
No se ni por donde empezar.
Ya no puedo empezar por un "Me gustas" porque el ya lo sabe. Y tampoco quería decírselo de aquella manera esa noche. No debí de haberlo hecho. Pero como decía mi abuela, lo hecho hecho esta y lo único que podemos hacer es adaptarnos a la situación. Vaya que extraño a esa señora. Probablemente sería más fácil hablar con ella que con mamá.
Mamá, me gustaría hablar con ella.
Bajo de la cama... Si por caída contra el suelo llamó bajada, si baje a la perfección.
Me levanto a toda prisa y me doy una vista al espejo, mi peinado se alocó un poco; sonrió por ello. No me importa en lo más mínimo.
Bajo en la búsqueda de mi madre. Aunque es de noche debe seguir trabajando, me dirijo a la oficina que acomodó ella hace un par de años atrás para seguir trabajando por las noches.
Me siento enfrente de su escritorio donde tiene una silla cómoda, tardará un par de minutos en notar mi presencia.
La extraño mucho, se que es difícil para ella todo esto. Papá yéndose y dejando varias deudas de la casa, mamá simplemente se ha dedicado en los últimos años a pagar todo, y aunque ya casi lo ha terminado. Es difícil mantener una casa por ella sola.
La extraño y estoy agradecida con ella.
—¿Te arrepientes de haber conocido a papá? —Tal vez no debía de haber sacado aquella pregunta, pero algo en mi sabía que necesitaba hacerla.
Levanta su mirada cansada, la vida es más fácil cuando ambos papás trabajan y hay un equilibrio. O por desgracia a los hombres le pagan mejor y por ende la familia no se va tan de picada. Pero aquella mirada me dice que es demasiado pesado todo, a pesar de que trata de disimularlo la mayoría de las veces.
Suspira mientras cierra los ojos y los masajea con sus dedos.
—Se que lo conociste cuando tenías mi edad, se que fue tu primer amor, ¿Te arrepientes de ellos? —Me muerdo el labio, le he hachado limón a la herida.
Lo siento mamá siempre tuve la curiosidad.
—Mi yo furioso se ha arrepentido tantas veces que no podría ni contarlas —Sonríe de lado—. Mi yo triste no y llega a extrañarlo...
Me sorprende lo último para ser honesta.
—Pensé que ya no lo extrañabas —Pronunció aquella frase tan apenada que no la puedo ver a los ojos.
—Yo también pensaba que no lo hacía, pero lo cierto es que pase bueno momentos con tu padre, fui feliz —La escucho suspirar—. Por varios años fui feliz a su lado Alison, tu padre no era una mala persona. Simplemente fue alguien que no supo cómo poner los pies sobre la tierra y con el primer desvío o no supo cómo actuar y prefirió huir. Eso es lo que no extraño de él, su falta de coraje al afrontar las cosas. Pero lo extraño porque a pesar de todo fue un buen hombre antes de irse.
Trago saliva mientras regreso la mirada en ella, se ve triste pero a la vez seria.
—Mi respuesta es, no me arrepiento de nada Alison —Abro mucho mis ojos—. Ni por un instante me arrepiento de haberlo conocido, si volviera en el pasado haría lo mismo aun conociendo el final de nosotros.
—¿Por que? —Sin duda me falta mucho por saber de la vida.
—Porque es nuestro destino, siempre he creído en el destino, es claro que uno la forja a través de las decisiones. Y acepta las respuestas, pero jamás me arrepentiría de haber tomado ese camino —Me dedica una sonrisa de esas dulces que solo las mamás dan—. Porque lo cierto es que si no lo hubiera conocido, no te tendría a ti. Y tú eres lo más hermoso que me ha pasado.
Mis ojos tienen lagrimas que se encuentran a punto de caer.
—A veces es un intercambio Alison, después de una tormenta viene algo bueno, y tú... tú eres lo más maravilloso en mi mundo —Ella también tiene lágrimas en los ojos—. Y lamento mucho si no siempre estoy para ti es solo que...
Mamá observa por toda la mesa, como si está tuviera respuesta.
—Lo se —Le respondió tranquilamente—, y estoy agradecida por tu esfuerzo de no dejarte caer. Te amo mamá y gracias por todo.
Suspira mientras asiente varias veces.
—Supongo que me preguntas esto porque te has decidió y tienes miedo ¿No? Creo que de tomar alguna mala decisión.
Asiento levemente.
—No te preocupes, no siempre pasa la misma historia, y lo importante es que te diviertas, que seas tu —Sonrió de lado—. Y recuerda que si las cosas no se dan es por algo, pero hay veces que también nos debemos de esforzar por ellas para que no terminen tan rápido.