Mi primer amor

Capítulo 52. Te maltrataré toda una vida

—No necesitas ayudar en todo —Le susurro a Matías que está cortando unas verduras junto a mi—. Mamá se pondrá nerviosa.

—Es porque estoy presente que se pone nerviosa, no porque alguien la esté ayudando en la cocina —Ruedo los ojos—. Aparte se ve a simple vista que tu mamá me adora.

Para ser honestos mi mamá adora a casi todo el mundo, a Aranza casi no y nunca lo comprendo hasta hace poco. Tampoco le cae tan bien Frederic pero bueno... Frederic Es un tanto raro. 

—No te creas tan importante —Lo hago bajar de sus humos.

Aunque es una mentira decir que podría hacerlo bajar de esa nube de ego que tiene, porque lo cierto es que no podría por más que lo intentara.

—Deja de molestar a Matías y lava bien esos vegetales Alison, no queremos terminar ninguno de los tres enfermos todo debido al mal uso del agua y jabón que empleaste —La voz de mamá me saca de mi barrera.

Lo cierto es que cuando le conté a mamá lo qué pasó en el baile -Omitiendo la parte de un Adam borracho y de la pequeña pelea que tuvo Matías con Alexander-. Comprendió al final te todo que era Matías.

—Al final de todo Matías nunca te dejó de gustar —Me dijo aquella frase unos días antes de esta cena mientras veíamos un capítulo de un Dorama que habíamos empezado a ver juntas. Ella tenía últimamente más tiempo para mi y me daba gusto.

—Al final de todos siempre fue y siempre sería él —Le respondí con una sonrisa. Después de ello continuamos viendo el dorama.

Regresando a este momento, me parece tan perfecto este instante. Ver a mi mamá riendo mientras platica con Matías, y yo siendo feliz porque este es un momento muy feliz.

Cuando mamá pone a asar Fideos blancos con verdura se a la perfección que estará la cena dentro de diez minutos.

Como lo único que falta es dejar que se combinen solo los fideos con la verdura, le hago un gesto con la cabeza a Matías para que salgamos de la cocina. Él parece un tanto indeciso por si salir y dejar a mi mamá a cargo de la cocina.

—No te preocupes, estoy muy segura de que no quemará nada —Le susurro a Matías—. La familia White es muy capaz.

Familia White, es muy curioso decirlo. Es el apellido de mi mamá, pero siempre solemos adoptar primero el del papá y después el de mamá aunque este último casi no tenga importancia. Desde que mi mamá se divorció muchas personas la siguen llamando por el apellido de mi papá, como si realmente ese fuera el de ella. Lo cierto es que le incomoda demasiado pero para no verse que le afecta algo lo deja pasar.

Su apellido es White, mamá tiene dos hermanos, tía Miriam y tío Blake. Tía Miriam es la mayor, es la mamá de Eliot, Eliot Es mayor que yo por como diez años. Después la de en medio es mi mamá que solo me tuvo a mi. Y después es tío Blake, tuvo a gemelos Kate y Ethan. Si me pongo a pensar a Eliot no lo veo desde hace un año. Kate acaba de regresar este semestre y solo la he visto una vez y Ethan siempre me saluda muy feliz en los pasillos. Kate cambio mucho, ya no está gordita. Kate y Ethan son un año mayor que yo.

Al final de todo Eliot adoptó el apellido de su papá. Kate y Ethan el del tío por lo que son los únicos primos con el apellido de White.

Es una lástima, me gustaría que mi primer apellido fuera White y no alguno que me recordara a mi papá.

Matías me siguió hasta la salida de la casa, a la puerta frontal. Pensando tanto en mi familia no recordaba a donde iba.

Pero abro la puerta y el digo que me acompañe a sentarme en las escaleras de la salida. Y eso hace. Sus brazos se recargan en el piso mientras que los míos los mantengo cruzados.

—¿Sabes? Ella prefiere que la llamen más por su apellido White, y no por el de mi padre.

Matías tarda varios segundos en comprender.

—Me ha de odiar tu mamá, todo este tiempo la he llamado señora McNath —Sonrió de lado, por lo mismo se lo dije, pero no para que se sintiera mal solo para que comprendiera—. Lo siento, se me había olvidado que él ya no estaba siempre llamaba a tu mamá de esa manera.

—No te preocupes es algo normal, hasta las personas de años que nos conocen se les llega a olvidar y la siguen llamando con ese apellido a pesar de que ha pasado más de tres años desde que se fue —Me quedo callada varios instantes.

Suspiro. 
Cuando Matías se fue, mi papá seguía aquí. Las cosas no eran tan agradables, pero por lo menos seguía estando en casa. Pensé que eso podía compensar lo demás.

Hasta hace poco me di cuenta que lo único que puede compensar todo es paz que se genera al no tenerlo. Muchas cosas han cambiado en mi hogar desde que el se fue. 
Pase por varias etapas: tristeza, enojo, impotencia, descontrol. Al final me di cuenta, después de mucho tiempo, que es bueno dejarlo ir y no aferrarlo demasiado.

—Hablar de papá es un tema muy delicado para ella, a veces las personas no pueden con ciertas cargas y deciden huir. Así que sin más papá es un cobarde, lo culpe por mucho tiempo; ya no lo hago. Por el contrarío mamá es una guerrera que a pesar de todo ha podido continuar a mi lado, y estoy agradecida con ella —Sonrió mientras observo mis dedos juguetear entre ellos—. Más que nada que la sigan llamando por el apellido de papá hace que si carga sea más pesada, solo quiero aligerar poco a poco eso para ella. De hecho puedes llamarla por su nombre, estaría ella un millón de veces más agradecida contigo.

—Lo entiendo, no imagine que hubieran pasado algunos cambios desde que me fui, fui un desconsiderado.

Niego con la cabeza, me acerco un poco a él.

—No lo sabias, no muchas personas lo saben —Le tomo la mejilla y nos observamos—. Probablemente no me molestaría en decirlo a cualquier persona. Te lo digo porque se que pasarás mucho tiempo por aquí y quiero que sepas este tipo de cosas, para que no sea incómodo para nadie.

Hay un brillo extraño en sus ojos que no puedo describir.




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