Mi Primer Amor

02

Empecé a caminar rumbo al "salón blanco" porque después del receso me tocaría filosofía, le decía salón blanco por qué todo es blanco desde las carpetas todo, según el director, eso nos ayudaba a concentrarnos mejor y toda esa cosa. A mí solo me abrumaba y considero que deberían darle algo de color.

Cuando estaba por ingresar al laboratorio encontré a Dylan hablando con una de las más populares de toda la Universidad. Este muchacho sí que no pierde tiempo y como lo había predicho este hombre sería todo un popular, y por supuesto Sandra coqueteaba con todo el que se le cruzara siempre y cuando sea guapo.

—Pero, miren quién viene por aquí—comentó Sandra riéndose, siempre me molestaba, al parecer eso me le genera un bien, solíamos ser amigas, pero bueno eso es pasado—De nuevo con la típica ropita, si quieres yo te enseño a vestirte— señaló mi ropa.

—Hola Sandra. En primer lugar, se saluda para eso estás en la universidad y ya llevas estudiando varios años Y dos, prefiero ponerme la misma ropa que enseñar todo con la tuya que parece encogida, además de que yo me visto cómo se me da la gana y eso no te debería importar —Sandra me dedicó una mirada de esas que te hacen pensar que estarías bajo tierra en cualquier momento.

—¡Que te jodan, Marina! —dijo a regañadientes, siempre se molestaba cuando le respondía. Y se dio la vuelta para ir a su clase, por suerte no me tocaba ninguna clase con ella.

Reí, me conocían en la universidad por no quedarme callada, si se metían conmigo era su problema y debían aceptar las consecuencias de sus actos, ya callé por mucho tiempo ya no lo haría ahora, camino al salón, pero escuche unos pasos atrás mío. No quise voltear. Así que, entré y me senté. El profesor estaba arreglando sus cosas.

—Bueno jóvenes, para empezar, les explicare un poco de todo lo que hablaremos en el ciclo y luego formaran parejas para realizar la actividad del día— luego de explicar nos observó a todos

—hum, Marina ¿puedes venir un momento? — hablo el profesor, me trataba de tú a tú, ya me conocía, antes pasaba mucho tiempo en la biblioteca y el profesor conocía mis notas, soy muy aplicada y eso me traía beneficios con los docentes y con algunos cursos de la universidad.

—¿Marina, puedes hacer pareja con el joven Solari? — dijo mirándome —ya sabes es nuevo no conoce a nadie y sé que contigo aprenderá muchas cosas y se adaptará más rápido a la metodología de estudios de la universidad.

—Está bien, si lo entiendo por mi normal—dije sin ánimo y traté de sonreír.

—muchas gracias, Marina, esto te ayudara con unos puntos extras.

Le sonreí a modo de agradecimiento y me pregunté, ¿por qué conmigo?, Oh claro habla la que tiene su historial universitario impecable.

—joven Solari usted trabajará con la señorita Alvitez— dijo señalándome.

—muchas gracias, profesor— respondió serio, Dylan se sentó a mi lado, mientras que yo estaba apuntando.

—Hola, soy Dylan—dijo con una sonrisa muy hermosa que cautiva a cualquier mujer. Pero no a mí, no señor yo no caería a sus encantos, además de que cambio su expresión rápidamente.

—Oh. Hola, soy Marina—contesté sin emoción alguna—Bien, empecemos—dije lo más tranquila del mundo.

—Bien, comencemos.

Y así fue como empezamos el trabajo.

De vez en cuando, le explicaba acerca de la metodología y otras veces me quedaba mirando y me preguntaba:

¿Hay hombre más guapo que él? Y me entraba la duda.

—¿Qué tanto me miras, Marina?

joder, me descubrió.

—Ah... No, nada... Sólo que... Nada, olvídalo—contesté con el rostro tan rojo como el de un tomate.

También intercambiamos algunas ideas, pedimos ayuda al profesor y fue fácil trabajar con él, a pesar de todo.

En eso toca la campana.

Salí lo más rápido posible para ir a la otra clase, no soporto el llegar tarde y eso lo aprendí de mi nana.

Después tocó el timbre de salida.

Mientras me dirigía a mi auto tropecé con alguien.

—Perdón, no me fijé. —levanté la mirada para encontrarme con Dylan.

—No, discúlpame, no me fije—sonríe—Bueno, me tengo que ir. Nos vemos, Mar—hizo un gesto con la mano y se fue.

—Adiós—respondí en un susurro.

Monté mi auto con rumbo a mi casa, con música a todo volumen.

Cuando llegue me di una ducha, cocine algo rápido y ligero, tome un descanso y empecé a revisar, organizar mis apuntes y anoté varias cosas en mi agenda. Me gusta tener todo planificado.

Pasé toda la tarde haciendo los deberes, preparando resúmenes y más técnicas que me sirven para estudiar y ya de noche sin ánimos de cocinar pedí pizza para cenar.

Después de media hora, tocaron la puerta.

—Pizza americana a la orden—dijo un joven muy simpático, pero no como mí Dylan.

¿Qué has dicho, Marina?

¿Tú Dylan?

Respira Marina, no caerás en sus encantos.

—si me das tu número, te dejo la pizza gratis— hablaba coqueto.

—descuida, yo puedo pagar mis gustos— le guiñé un ojo, pagué, el solo me miro avergonzado para después irse y yo empecé a comer tranquila, disfrutando. Amo la pizza, hamburguesas, al helado, son unas delicias. Me dormí un rato

—¡NO!... ¡DÉJENME!... ¡YA NO TENGO NADA! ...—se escucharon gritos ocasionando que me despertara de mi sueño hermoso donde me casaba con Chris Martin.

Salí a ver. No debería por ser peligroso, sin embargo, lo hice.

Había un joven muy golpeado, tirado y ensangrentado. Salí corriendo para ayudarlo.

—¿Estás bien? —que pregunta para más estúpida—¿Me oyes? —

—¿Qué le pasó?, Alguien llame a seguridad— salió una anciana también para ver qué todo esté bien.

—¿Mar?, ¿eres tú? —habló una voz muy conocida.

—¿Dylan? —miré boquiabierta —Santo cielo, ¿qué te paso? —

Dylan no respondía debido al dolor.

—Ven—ayudé a levantarse—Vamos a mi casa. Tenemos que curarte antes que siga saliendo más sangre.




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