Cuando ingresé con Dylan a mi casa, que me resulto bastante difícil, pesa mucho, lo senté en el mueble y traje el botiquín de primeros auxilios y regresé a curar sus heridas.
Sentí su mirada todo el tiempo y eso me ponía nerviosa, aunque trato de simular.
—Gracias, Mar— dijo mirándome a los ojos —En serio, gracias.
—no es nada, pero ¿qué hacías a estas horas por aquí? — me fijé en el reloj y eran eso de las 10 PM.
—vine a buscar a un amigo y me perdí— dijo un poco avergonzado.
—eres nuevo en este lugar no puedes estar andando por ahí como si lo conocieras.
Me miró algo apenado.
— en fin, anda siempre con cuidado y dile a tu amigo que sea tu guía— dije mirándolo a los ojos y que hermosos ojos.
“deja de mirarlos o se te caerá la baba” dijo mi conciencia.
—gracias, Marina— me dijo
—No es nada, deja de agradecer. Bien como ya es tarde deberías considero que debes de quedarte aquí.
—no yo creo que no es correcto.
—lo harás, no saldrás así todo golpeado y menos a esta hora.
—no lo sé.
—bien veamos, te parece si marcamos el número de algún familiar o algo así, para que te vengan a llevar.
—este… vivo solo. Vine aquí porque estoy independizándome y quería ir donde mi amigo para que me indique bien como son las cosas aquí.
—y así te quieres ir, pues no mi cielo, así que te vas a quedar aquí, además tu amigo deber ser consciente que eres nuevo, así que espérame ya regreso.
Fui a buscar las cosas.
—descansa—respondí entregándole una almohada y una cobija.
—Gracias, de nuevo— dijo acomodándose en el sofá.
—oh lo olvidaba, debes comer algo.
El me miró confundido.
Regrese con un pedazo de pizza
—come y luego pasa al cuarto del fondo, es la habitación de invitados, esta todo nuevo y puedes darte un baño y vas a descansar lo más que puedas, buenas noches.
—buenas noches, gracias por todo.
Cuando ingresé a mi habitación cerré con seguro no puedo confiarme, apenas recién lo conozco, me puse el pijama hermoso de ositos que me regalo mi nana y la llamé y me aseguro de que todo está bien, que me mandaban saludos sus hijos y me pregunto por mis clases la cual gustosamente le conté omitiendo algunos detalles y luego se despidió.
// Al día siguiente //
Me levanté, sentí mucha pereza, me duché y con mucha fuerza de voluntad fui a ver a Dylan, pero no lo encontré.
¿dónde se habrá metido?
—¿Dylan? —no obtuve respuesta.
Fui al baño
—¿Dylan? — al no obtener respuestas
Supe que se había ido.
—este muchacho se maneja como Pedro en casa— Dije al aire
Luego de unos minutos preparé el desayuno, me gusta comer, tome mis cosas y agarre las llaves del auto y voy directo a la Universidad con la esperanza de encontrarlo ahí.
Me dejó muy preocupada por su estado.
Antes de eso fui a ver si había fresas y efectivamente si hay.
Preparé dos recipientes una para Ali y el otro para mí y en un recipiente más pequeño coloqué Nutella, nos encanta la Nutella.
Es nuestra perdición.
“acabarás engordando” replicó mi conciencia.
Calla conciencia.
Lo aliste, tome mi mochila y Salí como alma que escapa del purgatorio, nah estoy exagerando.
Acomode todo en mi lindo auto y arranque debes en cuando veía a familias caminar a padres con sus bebés, me fue inevitable pensar en el que hubiera pasado si...
—¿Por qué no te fijas? — me grito un extraño.
—¡Lo siento! — grité de igual forma.
Cada vez que pienso en el "que hubiera sido si" me distraigo mucho, olvidó que estoy aquí no en la luna y eso me trae ciertos problemas.
Sin darme cuenta ya había llegado estacione como siempre y saludé a todos siempre los saludo, ellos hacen mucho por la universidad una sonrisa no le hace daño a nadie además todos son buenos conmigo.
Suspiré y fui en busca de algo a la biblioteca para un trabajo.
—buenos días, señora Cleo.
—Marinita cariño ¿Como estas? ¿pareciera un año sin verte? Todo bien supongo.
—si así es todo bien, fueron unas buenas vacaciones y ¿usted como esta?
—con los achaques de la edad, ya sabes ya no soy joven ¿Qué buscas hija? ¿Qué necesitas?
—un libro que hable de muchos filósofos y eso. Es para filosofía.
—tengo el indicado, ahora vuelvo.
Y así salió a buscar el dichoso libro.
Revise algunos libros de la mesa central varios ya los había leído, pero algunos me llamaron la atención, tendría que darme una vuelta por la biblioteca en esta semana.
—aquí está, este es el atlas de la filosofía.
No exagero con decir el atlas era un libro muy grueso.
—muchas gracias, señora Cleo lo regreso después de clases.
—tomate tu tiempo, eres la consentida del director tus excelentes calificaciones te hacen merecedora de muchos beneficios, solo permíteme anotarlo.
—oh muchas gracias, lo regresaré en cuanto pueda.
—descuida, oh, cielo santo la hora.