Sali con rapidez de la biblioteca ya faltaban solo 5 minutos para empezar las clases así que fui directo al salón donde tocaba mi primera clase de este precioso día.
Al entrar, me aseguré de que faltaba algunos minutos y con calma ingresé. Y me encontré a Dylan sentado ignorando a todos y pensando en la nada cómo si el no estuviera ahí. Por cortesía le dediqué una sonrisa como saludo también, pero a lo cual él me miró y sólo me dedicó una mirada nada amigable, de esas que te hacen querer pensar en que algo hiciste mal, sentí una punzada de dolor y me entro el coraje
¿Y a este que le pasaba? O mejor dicho quien se creía el para tratarme así.
Tan solo ayer me repetía a cada segundo gracias por haberlo ayudado y ahora esto...
Sólo decidí ignorarlo. No debía perder el tiempo en cosas de chicos y menos en él ya que no vale la pena y lo que debo hacer es concentrarme en mis estudios
Luego, entró el profesor y empezó la clase.
Fue una mañana larga me sentía agotaba mentalmente. Los maestros nos exigían mucho y ya me dolía la cabeza y así paso hasta que tocó el timbre de receso y tenía que encontrarme con Alison en la cafetería.
—¡Mar! —gritó, mi mejor amiga.
—¡Ali! —corrí hacia ella y la abracé.
—Mar, querida ¿estás bien? — dijo devolviendo el abrazo.
—¿Qué no puedo abrazar a mi amiga? —respondí con otra pregunta, no me gustaba hacer eso, pero no tenía ganas de hablar, me sentía agotada mentalmente.
—Marina te conozco bien. No sueles abrazara nadie salvo que te sientas mal. Ahora si dime ¿qué tienes? — habló mientras nos dirigíamos a las bancas.
—Nada... —odiaba ser tan transparente con mis emociones— sólo me duele la cabeza— dije sin importancia.
—aja claro, y yo ya tengo novio y me voy a casar— respondió con ironía.
—si de verdad me duele la cabeza.
—no, a ti cuando te duele la cabeza te pones como un ogro.
—no seas exagerada, soy peor pero ya olvidemos eso, traje fresas— le dije cambiando de tema rápidamente.
—¿Con Nutella?
—sí, ya sabes siempre fresas con Nutella son vida.
Y así nos pasamos en el receso comiendo, es nuestro pasatiempo favorito y hacía que nuestra amistad se fortalezca. Luego volvíamos a clases.
Y así fueron pasando los días, el estrés por la trabajos, las exposiciones y ya ha pasado más de un mes y Dylan ni sus luces.
No me habla
No me mira
Me evita.
En filosofía pidió a otro tutor estudiantil al cual no me negué. Hace como si yo no existiera o si me odiara y eso es muy confuso y para ser sincera yo no voy a estar rogándole ni a él ni a nadie.
En el receso estaba con Ali.
—cómo te decía ayer hice pizza de pepperoni y me salió muy exquisita todos quisieron comer más— me contaba Ali.
—no te creo deberías de haberme traído un poco para probar tus artes en la cocina…
—¡Mi amor! —gritó Sandra entrando a la cafetería e interrumpió la conversación de todos.
—ay por Dios ¿a quién engancho ahora? — dijo Ali riendo.
Solo negué con la cabeza
—seguro a un nuevo bad boy, ya sabes, le gustan los musculosos con cara de malotes y que le doblé el tamaño— Dije riendo.
Todos los de la cafetería volteamos a ver a quién le decía. Sandra al ser famosa pensarían que se acuesta con cualquiera, pero ese no es su caso, pocas veces tenía una relación y por lo demás se hacía respetar, mi sorpresa fue saber que nada más, ni nada menos que Dylan y es entonces, que siento unas ganas inmensas de llorar y entendí todo, por ella, él me estaba ignorando. Todo por ella, todo sucedía alrededor de ella siempre.
—Mi amor, vamos por unas bebidas— habló Sandra mientras que lo abrazaba y besaba.
—Claro, Sandra—dijo Dylan devolviéndole el beso.
Sentí asco y por la cara de Ali también le pasó lo mismo.
—sus salivas vivirán dentro de uno y el otro— susurro.
—qué asco— respondí con repulsión.
Por cosas del destino pasan delante mío y de Alison.
—Pero, miren a quien tenemos por aquí— dijo señalándome —Si es la más ilusa de la Universidad junto con la ilusa menor ¿ya andas enseñándole las movidas?
—cierra la boca Sandra o te vas a arrepentir.
—no le hagas caso es solo que el burro hablando de orejas— contestó Alison defendiéndome.
Sandra la miró con desagrado.
—No estoy hablando contigo, querida, estoy hablando con Marinita ella ya sabe a lo que me refiero— respondió de lo más tranquila o al menos intento hacerlo. Lo que me molesto es la forma en como me llamo.
—Mira, Sandra— le dije poniéndome de pie captando la atención de la mayoría dentro de la cafetería—No estoy de humor para hablar contigo—dije un poco alterada.
—Escúchame tu a mi—respondió acercándose—Yo decido si hablo o no contigo—.
No tuve tiempo de reaccionar y sentí un golpe en mi rostro. No me dolió mucho, había golpes que dolían más, como heridas que nunca puedan cicatrizar
—Eso es para que se te quite lo ilusa y aprendas tu lugar en este lugar y sobre todo a respetarme—dijo Sandra después de golpearme.
Me armé de valor y le pegué en el rostro mucho más fuerte que el golpe que me dio ella. Lo cual hizo que ella retrocediera un poco. Todos los presentes se quedaron boquiabiertos porque yo no era de pelear y de andar golpeando a los demás.
—Te lo advertí, Sandra— dije mientras me retiraba y le daba un "accidental empujón" a Dylan.
Él solo me miro entre curioso y sorprendido y yo no paraba de preguntarme ¿por qué con ella?
¿Por qué siempre es ella?
Le mandé un mensaje de texto a Alison indicándole que estaba cansada de todo y que me dolía demasiado la cabeza, así que preferí ya no ir a clases.
Ella como siempre me comprendió y así salí de la universidad para buscar mi calma.