Mi Primer Amor

08

NARRADO POR DYLAN

El desprecio de Marina me dejo pensativo, se que la trate mal y no entiendo porque lo hago, es como mi mecanismo de defensa anti mujeres, en mi anterior universidad, las chicas estaban detrás de mí a cada rato, me tocaban sin permiso o me  besaban y hasta donde yo sé, eso ya era acoso y eso no me gustaba, es por ello que me cambie de universidad, quería empezar de nuevo y sorprendentemente aquí las mujeres te comían con la mirada pero nada más eso era, no se me acercaban o algo por el estilo y eso lo agradecía. Al terminar las clases, salí de la Universidad y me encontré con Sandra. Ella corrió a abrazarme. Le correspondí porque a su manera está siendo amable conmigo, pero si reconozco que fui muy idiota al consentir el beso.

—¿porque me besas?, sabes bien que no me gusta estar besándote en público.

—ay, Dylancito querido somos novios somos pareja es de lo más normal, además de que besas demasiado bien y sé que podríamos hacer que la relación funcione mucho mejor, pero si quieres que nos besemos en privado yo normal.

—sabes que ni nos queremos ni nada por el estilo y no sé porque acepte ser pareja si yo no te quiero ni tu a mí.

—ay, Dylan estas tan mal y equivocado, yo si te quiero y mucho, hacemos la pareja perfecta, te imaginas que en un futuro nos casemos, como serian nuestros bebes, yo sé que serían hermosos, los más preciosos del planeta.

—Sandra bájale a tú imaginación 3 rayas, que ni nos casaremos y muchos menos que tendremos hijos, sabes muy bien que tú no quieres a nadie que no seas tu misma y yo no puedo querer a alguien así.

—eres un pesado, pero solo estaba tratando de hacer mejor las cosas y de que esta relación prospere.

—si como digas, ¿Qué quieres ahora? ¿para qué me citaste aquí?

—si bien, a lo que venía, dentro de unos días vendrá mi hermanito, hace mucho que no lo veo y quiero pasar tiempo con él, así que no podremos estar juntos.

—como si pasáramos todo el día juntos

—eres una criatura tan sarcástica— susurro tocando mis mejillas.

—ya suéltame.

—está bien guapo, ya no te molesto mi gruñón, tengo que irme bebe.

—adiós— vi como se marcho y suspire, no se ni porque acepte a salir con ella, me da igual si tengo una relación o no. Me rompieron el corazón de una pésima manera desde entonces no siento cariño o amor hacia otras personas que no sea mi familia.

Después, cuando se fue, decidí esperar a Marina para hablar con ella, quería disculparme por mi manera de actuar con ella, pero pasó lo más rápido que pudo.

No podía dejar las cosas así, otra vez. La cogí del brazo y la traje hacia mí.

—mar ¿que tienes estas bien?— pregunte mirando a sus ojos, esos preciosos ojos con tantas inseguridades reflejadas.

—te dije que soy Marina y lo que me pase no te importa, así que te pido por el amor de Dios que me sueltes— me respondió bastante enojada.

—no lo hare, estas mal— le respondí sincero.

—que te importa como estoy ¡Y YA TE DIJE QUE ME SUELTES! —grito

—no Marina, no voy a dejarte conducir así— le hable muy serio

—bien— le respondí me entrego las llaves y salió lo más rápido que pudo

Fue entonces cuando tuve unas ganas inmensas de golpear cualquier cosa de impotencia. No entendía el porqué. No podía permitir que ella este en ese estado tan indefensa, quería saber más por lo que fui a hablar con Alison para preguntarle donde podría estar ella, pero recordé que ella ni vino así que fui a la biblioteca, la otra vez vi a marina hablar con la encargada y al parecer se llevan, seguro ella me dirá algo.

—buenas tardes, señora.

—hola joven, ¿en qué le puedo ayudar?, desea algún libro de ciencias o números...

—oh no, nada de eso, disculpe hace un momento vi a Marina Alvites un poco mal, salió corriendo y estoy preocupado.

—oh, santo cielo. ¿Qué le habrá pasado?

—¿sabe a dónde podría ir?

—uhmm, no tengo ni idea, es muy reservada en su vida privada, pero aquí está el numero de su amiga, debo irme.

Decidí llamar a Alison.

Llamada telefónica

—¿sí? ¿Quién habla?

—Alison soy Dylan amigo de Marina, llevamos clase juntos.

—si se quién eres, pero lo que si se es que tú no eres su amigo y dime ¿cómo carajos es que tienes mi número? ¿Quién te lo dio?

—no importa el cómo conseguí tu número, marina está mal, temo que podría pasarle algo. Salió corriendo del estacionamiento.

—¿y a ti que más te da cómo se comporta ella?, se cómo la tratas, no debería de importarte ni un rábano lo que le pase.

—maldición Alison salió corriendo con lágrimas de la universidad.

—me va a matar, pero ya me preocupaste, ella va a un parque cerca de su casa, esta algo abandonado, pero a ella le encanta.

—gracias, Alison.

—vete al infierno.

Fin de la llamada.

Sali y me subí al auto de ella, ya después vendría por el mío y conduje lo más rápido que me permitía la ley. Al llegar bajé del auto y me puse a buscarla

—¡Mar!—grité todo lo que podía, pero ella no me escuchaba, la localicé a lo lejos.

Entonces, la veo. Sentí un vacío dentro de mí al verla así. Tan débil tan triste. Parecía muerta en vida.

La abracé, pero ella no reaccionaba.

—marina, cielo mírame, marina—la llamaba y no me hacía caso.

—marina por favor— ella no parecía escucharme.

—cariño por favor.

Me dolía verla así y más no poder ayudarla.

Hice lo que tanto quería desde la primera vez que la vi, y la besé.

Y ese beso fue tan maravilloso, mágico, especial, hermoso, no sabía como describirlo y además me dejo tan confundido. Sentí sensaciones que pensé que ya no volvería a tenerlas.

Oh marina que me estas haciendo ¿qué haces conmigo?




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